Transcribo la receta que cuento en el vídeo. Añado los ingredientes y las cantidades exactas usadas para facilitar su puesta en práctica.
Ingredientes:
1 taza de alubias blancas. Se ponen a remojo con trocito de alga Kombu durante 12 horas. Se cuecen hasta que estén bien hechas.
1 manojo de cilantro
1 cebolla. En la receta original se utiliza 1 puerro en vez de 1 cebolla. Puedes probar con ambos. También puedes probar con diferentes tipos de cebolla.
1 ó 2 cucharaditas de sal o o bien 1 ó 2 cucharaditas de salsa de soja
1 cucharada de aceite de oliva
La cantidad de líquido a dejar dependerá de los gustos. Recomiendo que quede algo de líquido, ya que el plato quedará más meloso y sabroso.
Del plato dice su autora que es “tonificante de los pulmones y del intestino grueso”. Personalmente creo que es un plato muy sencillo de preparar y muy resultón. Para usarlo en tu menú diario puedes tomar primero una sopa y después las alubias; o bien un cuenco de alubias, otro de verduras y una tostada de pan integral con aceite y un poco de orégano.
NOTAS
[1] Receta original: Restrepo, P. (2020). Macrobiótica. El libro de la gran vida. Valencia: Movimientoalimento, S.L. Pág. 207.
Las recetas macrobióticas no sólo vienen de libros y autores macrobióticos, sino que cualquier plato que a la larga nos reporte equilibrio es para nosotros una receta macrobiótica. Teniendo en cuenta esto, cualquier libro de cocina puede ser una fuente de platos saludables. En la entrada de hoy vamos a ver cómo elaborar una crema de mijo para el desayuno pero que también podemos tomar para la merienda.
La receta está inspirada en un plato que aparece en el libro “Alimentación anticáncer” de la doctora Odile Fernández. Ella la llama “Crema Budwing modificada”, aquí la llamaremos crema de mijo y semillas.
Los ingredientes que necesitaremos son:
3 cucharadas de mijo
2 cucharadas de semillas que pueden ser: de calabaza, de girasol o de sésamo
2 cucharadas de semillas de lino
250ml de bebida vegetal, puede ser de almendras, arroz o avena
1 cucharada de sirope de arroz
1 cucharadita de canela molida
La elaboración es como sigue:
(1) Tritura en un molinillo el mijo y las semillas; (2) Pon a hervir lo molido con la bebida vegetal, la canela y el sirope de arroz. Cocina durante 15 minutos a fuego lento moviendo frecuentemente
A continuación os muestro una guía fotográfica de la receta macrobiótica de crema de mijo.
Las recetas nos muestran métodos o formas de cocinar algo. Recuerdo un momento del documental “Un Día en el Bulli” de Ferran Adriá en el que explica que existen recetas de miles de platos pero que lo más importante es el método. Cuenta que el primer día que se hizo una tortilla a la francesa fue un día extraordinario porque se abría la posibilidad a infinitas recetas expresadas a través del método “batir un huevo y cuajarlo en la sartén”. ¿Por qué no hacer lo mismo en la cocina macrobiótica? Hoy hemos descubierto el método “muele el cereal y hierve” abriendo la posibilidad a decenas de posibilidades.
Para terminar con la serie de entradas dedicadas al libro “La comida de la familia”, de Ferran Adriá, voy a mostraros dos recetas incluidas en el libro. Así ampliamos nuestro repertorio de recetas macrobióticas.
La primera de ellas es una receta para cocinar noodles (tipo de pasta oriental similar a los espagueti). La segunda es una sopa de miso preparada de forma distinta al que habitualmente utilizamos en macrobiótica.
NOODLES
Ingredientes para 2 personas:
Panceta de cerdo 80g [lo sustituimos por seitán 80g]
Cebolla tierna pequeña 1 unidad
Brotes de soja 1 cucharada
Jengibre fresco [en Elche ya se puede encontrar en las verdurerías de barrio]
Noodles 120g [si los encontramos podemos utilizar la pasta que conocemos]
Para la salsa: Aceite de sésamo 1 cucharada, salsa de ostras 3 cdas., vino chino shaoxin 3cdas.
Shoyu o tamari 1 cucharada
Pimienta negra o especias sichimi togarashi
Shitake seco 6 unidades
Aceite de oliva
Sal
Elaboración:
(1) Poner a remojo los shitake. Podéis poner un plato encima para que se sumerjan, ya que flotan; (2) Mezclar en un bol el shoyu, el aceite de sésamo, la salsa de ostras y el vino chino; (3) Cocer los noodles siguiendo las instrucciones del paquete; (4) Cortar el seitán y saltearlo con el aceite de oliva, incorporar la cebolla, el jengibre picado, el shitake cortado a tiras finas. Dorar; (5) Añadir a la sartén los brotes de soja y los noodles ya escurridos. Saltear 5 minutos y al final añadir la salsa. Añadir pimienta al gusto o especias sichimi togarashi
Comentarios sobre a receta:
Los shiitake podéis encontrarlos en tiendas de productos chinos, o bien en herboristerías, pero en estas últimas resultan bastantes caros porque son de muy buena calidad (mejor utilizarlos para remedios terapeúticos). Para la receta intentar encontrarlos en supermercados chinos. Tienen un sabor fuerte y su presencia en el plato es importante.
El aceite de sésamo le da un aroma especial, pero no es imprescindible para la receta. Podemos sustituirlo por aceite de oliva virgen extra.
Los ingredientes para la salsa pueden ser difíciles de encontrar, por ello podemos hacerla únicamente con el shoyu y el aceite de sésamo, también saldrá bueno. Ideal podría ir el aceite de sésamo tostado, muy utilizado en la la macrobiótica que aprendí en Estados Unidos.
SOPA DE MISO CON CHIRLAS
Ingredientes para 2 personas:
Chirlas 30 unidades
Tofu 200g
Dashi en polvo 1/2 cucharadita
Miso rojo 2 cucharadas
Agua 425ml
Elaboración:
(1) Ponemos el agua en la olla con el dashi y el miso rojo, y trituramos con la batidora; (2) Cuando empiece a hervir añadir las chirlas y cuando se abran, apartar la olla del fuego; (3) Cortar el tofu en dados de 2cm y poner la mitad en un bol. Poner encima del tofu las chirlas; (4) Batir el resto de tofu con el caldo y vertirlo por encima de las chirlas y el tofu
Comentarios sobre la receta:
Para evitar la arena de las chirlas Ferran recomienda ponerlas a remojo con agua fría y una concentración de 3% de sal
En macrobiótica tradicional se añade el miso en los últimos instantes de la receta y al añadirlo le bajamos el fuego al mínimo para que no llegue a hervir y “mate” las basterias vivas que contiene. En esta receta se usa como un ingrediente más, sin tener en cuenta que las bacterias que contiene se destruyen al hervirlo.
No sé a que tipo de miso se refiere Ferran con la palabra “miso rojo”. Supongo que será el miso de cebada y soja, al que se le suele llamar mugi miso.
La receta no especifica qué tipo de tofu utilizar; yo recomendaría el tofu fresco tal cual, sin ahumar y sin hierbas aromáticas
El dashi en polvo es una especie de pastilla o sobre con polvos de caldo concentrado, elaborada con alga kombu, que da un toque de sabor a mar. Está hecha de forma natural y no contienen la cantidad de aditivos que aparecen en las pastillas convencionales. Se puede encontrar en algunas herboristerías pero no en todas. Si no lo encontráis podéis hervir un trozo de alga kombu (5cm) con el agua indicada en la receta antes de comenzar con su elaboración
Aquí os muestro los enlaces a las otras dos entradas que componen la revisión del libro:
Si alguien interesado en llevar una alimentación macrobiótica me preguntase “¿Compro el libro?”, yo le diría: “No es necesario. El libro enseña conceptos interesantes que podemos utilizar en macrobiótica, como la elaboración de las recetas base y otros conceptos, y también nos da ideas sobre recetas nuevas, pero es poco específico (es un libro de cocina pero no de cocina macrobiótica) y nos obligaría a estar adaptando continuamente las recetas, ya que se utilizan gran cantidad de alimentos no recomendados, como por ejemplo la carne, los lácteos y el azúcar. Es un buen libro para consultar en la biblioteca u hojear en las librerías”.
Mediante preguntas y respuestas cualquier cuerpo de conocimiento crece. Este es el caso de la gastronomía macrobiótica. Hace unos días una de las integrantes de la red social Macrobiótica: una forma de entender la vida, preguntaba qué podía tomar para desayunar. Varias fueron las respuestas: sopa de miso, cereales con bebida de soja, tostadas con miel, aceite y semillas de sésamo… Una de las respuestas me llamó la atención y quise, de inmediato, ponerme manos a la obra y degustar el resultado.
El plato que me cautivó fue una propuesta de Luzdivina, apasionada de la macrobiótica que realiza una magnífica labor a través de su blog Comer y callar. Os recomiendo visitarlo y probar con algunas de sus recetas macrobióticas.
Vayamos con la receta que he elaborado hoy. Antes de copiarla tened en cuenta lo escrito entre corchetes y los comentarios finales.
Ingredientes para 4 raciones:
1 vaso (capacidad 250ml) de calabaza [En la receta original no se especificaba la cantidad, yo decidí poner un vaso pero tras cocinarla me di cuenta que admitía el doble o el triple, así saldría más dulce]
1/2 vaso de mijo
1/4 de vaso de amaranto [quizás la mitad para no notar tanto sus pieles]
1 litro de agua
1 pizca de sal
Elaboración:
(1) Lava el mijo y el amaranto. Pela y lava la calabaza; (2) Vierte a la olla el agua, los cereales, la calazaba y la pizca de sal. Lleva a ebullición. Cuando empiece a hervir baja el fuego y tapa; (3) Hierve durante 20-30 minutos; (4) Apaga el fuego, deja enfriar unos minutos y tritura con la batidora. En este paso puedes añadir canela y piel de limón. Yo puse una cucharada de lecitina de soja para conseguir una textura más espumosa; (5) Servir
A continuación expongo una guía fotográfica de los pasos que di para convertir la receta en una realidad. Esta crema es una alternativa más para incorporar a nuestra lista de desayunos que, en vez de robarte, te dan energía. Para ver otro ejemplo de desayuno macrobiótico ir a a entrada Macrobiótica en casa, un desayuno típico.
COMENTARIOS
Tras 30 minutos la crema estaba lista. Me aventuré a probarla. Compartí la crema con una amiga y a los dos nos pareció que le faltaba dulzor, por ello recomiendo poner 2-3 vasos de calabaza en vez de 1. El mijo le daba esa sensación de estar comiendo algo realmente nutritivo, que podría tenerte “centrado” toda la mañana o reponerte de un día ajetreado por la noche. Noté que después de triturarlo, se notaban en el paladar algunas pieles que creo eran del amaranto. Para evitarlo pensé modificar la receta, quizás añadir menos amaranto. Dejo a vuestra elección la posibilidad de ajustar la receta a vuestros gustos personales, y una vez hecho esto seguir honrando su origen.
Por último, me gustaría agradecerle a Luzdivina el compartir esta receta macrobiótica con nosotros: “¡Gracias compañera! ¡Seguimos cocinando!”
En el primero de los primeros cursos de macrobiótica que di, el profesor nos explicó la importancia de comenzar el día con una sopa de miso. ¿Por qué? Porque así empezó el mundo -respondió el profesor- con la sopa primitiva, un medio líquido donde empezaron a desarrollarse las primeras estructuras simples de ARN, origen de toda la vida posterior. Una sopa de miso contiene ingredientes muy parecidos: mucha agua, minerales y la materia viva del miso.
Aunque hoy en día no tomo sopa de miso para desayunar, las sopas tienen un lugar especial en mi menú, especialmente ahora en verano, donde la pérdida de líquidos es tan grande. La sopa más sencilla es la de miso ya que explicamos en la entrada anterior dedicada a las sopas: Recetas con sopas macrobióticas (1)
Sopa de miso de forma resumida: Pones agua, algas y una, dos o tres tipos de verdura troceadas. Hierves 5-10 minutos. En un bol aparte añades 1/2 cucharadita de miso por ración de sopa, la disuelves en un poco de agua de la misma sopa y lo viertes al cazo. Cuida que el agua no hierva una vez a añades el miso. Mantienes a fuego muy bajo durante 3 minutos y ya tienes una sopa de miso clásica.
Después de estos breves comentarios sobre la sopa de miso clásica vamos a ver otras más recetas de sopas macrobióticas de la mano de Aveline Kushi:
SOPA DE MISO CON ARROZ Y CEBOLLINO
Ingredientes:
Un trozo del tamaño de un sello de alga wakame
2 vasos de cebolla tierna a medias lunas
1 litro de agua
2 vasos de arroz integral ya cocido (unas sobras pueden ir muy bien)
1 cucharada de miso
1 cebollino cortado para adrezar, también se puede usar perejil o cilantro
Elaboración:
(1) Poner a remojo el alga wakame 5 minutos. Retirarla y partirla a trozos pequeños; (2) En una olla colocar la cebolla tierna, el alga y el agua. Calentar hasta que comience a hervir; (3) Añadir el arroz y hervir durante 10 minutos; (4) Añadir el miso previamente disuelto en un poco de agua. Mantener a fuego lento durante 2-3 minutos. (5) Adrezar con el cebollino o el perejil y servir.
Notas: es una sopa macrobiótica muy sencilla que puede venir bien para cuando necesitamos algo más que una sopa pero no tanto como una comida completa. Se puede utilizar arroz integral u otros cereales que nos hayan sobrado de comidas anteriores. Un poco de leche de soja puede darle un toque blanco que la hace más apetecible.
SOPA DE MISO CON SEMILLAS DE SÉSAMO Y BRÓCOLI
Ingredientes:
1 brócoli pequeño
1 cucharada de aceite de sésamo tostado (también puede ser aceite de oliva)
1 litro de agua
1/2 vaso de semillas de sésamo
1 cucharada de miso
Elaboración:
(1) Cortar el tallo del brócoli. Pelar y partir a palitos finos. Saltear en una olla con el aceite de sésamo; (2) Añadir el agua pero reservar un vaso y medio. Calentar hasta que comience a hervir; (3) En un cazo aparte poner a hervir el resto del agua y escaldar los ramilletes de brócoli unos 30 segundos. Retirar los ramilletes y añadir el agua a la olla y hervir 10 minutos; (4) Mezclar semillas de sésamo tostadas y molidas con el miso. Añadir un poco de agua de la sopa y convertir en puré. Vertir el puré a la sopa y mantener a fuego mínimo 2-3 minutos; (5) Servir la sopa y poner varios ramilletes de brócoli en cada bol.
Notas: el aceite de sésamo tostado y las semillas le dan un aroma especial. El aceite es difícil de conseguir. Podemos utilizar aceite de oliva. Es una sopa ligera. Para enriquecerla podemos añadirle otras verduras o dados de tofu.
Con las dos recetas macrobióticas vistas hoy vamos ampliando nuestro repertorio culinario, y así podemos ir haciendo frente a esta estación tan calurosa. Las sopas nos ayudan a estar bien hidratados.
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