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Alimentos ácidos en macrobiótica

Hace unos años, mientras estudiábamos Educación Física, mi hermano se acercó a mí con un libro que había sacado de la biblioteca.

  • Mira Mario, aquí dice que un ácido se combate con un ácido.
  • ¿Cómo? ¿Suena un poco raro no?  ¿Qué libro es?
  • Los remedios de la abuela (o algo así, no recuerdo el título exacto)

Los dos nos mofamos del libro, pues nuestros estudios en fisiología del ejercicio desmentían que un ácido se pudiese combatir con otro ácido.

Desde entonces han pasado varios años y con ellos una nueva comprensión de todo el asunto. Esta entrada es la tercera parte de una serie iniciada con Alimentos acidificantes en macrobiótica y seguida por Alimentos alcalinizantes en macrobiótica, que también podéis ver en este mismo blog.

Con la etiqueta “alimentos ácidos” nos referimos a alimentos que contienen muchos ácidos pero que su efecto en el organismo puede ser acidificante o alcalinizante. ¿De qué depende? De las características del organismo que los consume. Los alimentos ácidos tienen unos ácidos muy débiles, es decir, que al organismo no le cuesta nada convertirlos en bases. En este caso, a nivel práctico es como si hubiésemos tomado alimentos alcalinizantes.  Pero en algunas personas está sencilla transformación (de ácidos a bases) no ocurre, y por tanto provocan un efecto acidificante.

Alimentos ácidos en macrobiótica
Depende de tu organismo el limón estará o no incluido en tu dieta macrobiótica

¿Cómo saber si soy de una clase u otra de personas? Tomando alimentos ácidos y comprobando su efecto. Por ejemplo, ¿sabrías decir si el limón te da ardor o por el contrario hace que no aparezca? Puedes recordar que efecto te producen normalmente los alimentos ácidos o comprobarlo a partir de ahora.

Aquí os presento una lista de alimentos ácidos:

  • Productos lácteos: yogur, cuajada, kéfir, queso fresco
  • Fruta que no este madura
  • Fruta ácida
  • Fruta pequeña como fresas o moras
  • Cítricos: limón, pomelo, mandarina, naranja
  • Fruta dulce: melón, sandía
  • Hortalizas: tomate, ruibarbo, berros
  • Chucrut, pickles, muy recomendados en macrobiótica
  • Miel
  • Vinagre

Algunos apuntes sobre los alimentos ácidos:

  1. Los zumos de fruta son más ácidos que la fruta entera, ya que la mayoría de los minerales alcalinos se encuentran en la pulpa. 
  2. El cocer la fruta no modifica su acidez, de hecho puede que la aumente ya que las vitaminas y minerales son destruidos. Si se le añade azúcar aún serán más ácidas.
  3. Cuanto más maduras estén las frutas menos ácidas serán.
  4. Para las personas que no metabolizan bien los alimentos ácidos es más conveniente que los consuman una vez llegada la tarde. Suelen sentar mejor
  5. Normalmente el organismo responde a partir de cierta cantidad de alimento, no es un “todo o nada”, sino que puede que mientras que una manzana “normal” siente bien, no se pueda con más de 1/4 de manzana ácida.

Para profundizar en este tema recomiendo consultar el libro de Christopher Vasey títulado “La importancia del equilibrio ácido-básico”, de la editorial Edaf. Creo que es importante, pues es uno de los temas centrales en la macrobiótica tradicional pero falto de las comprensiones de la ciencia moderna.

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Un enfoque macrobiótico de la forma y el espacio

equilibrio en macrobiótica
La macrobiótica entendida de forma amplia trata el tema del equilibrio de todos nuestros elementos

Una vida humana sana, equilibrada y fructífera es un baile entre las dos dimensiones que dan origen a la realidad: la forma y el espacio.

Eckhart Tolle

 Como si de un cuadro se tratase nuestra vida está formada de objetos y del espacio donde esos objetos están flotando; podemos decir el lienzo y los objetos pintados en él o las notas musicales y el silencio en el que suenan. ¿Qué tienen que ver todo esto con la macrobiótica? Veamos.

La macrobiótica podemos entenderla desde un punto de vista estrecho como el arte de comer sano, pero también podemos verla de forma amplia como el arte de poner en equilibrio los elementos que forman nuestra vida. En la entrada Macrobiótica para compensar los efectos del ruido vimos cómo utilizar la macrobiótica para reducir los efectos perjudiciales que los ruidos ambientales podían provocar en nosotros. En la entrada de hoy utilizaremos la macrobiótica para poner remdio a una vida con exceso de pensamiento.

¿Cuánto tiempo pasas pensando y cuánto sin pensar? ¿Te has fijado alguna vez?  Si estuviésemos pensando constantemente, y cuando esto ocurre suelen ser pensamientos negativos , el estrés se apoderaría de nosotros, nuestro sistema inmune, digestión, habilidades de aprendizaje y otras capacidades se verían reducidas. Eckhart Tolle comenta en su último libro “Un mundo nuevo ahora” que la mayoría de la gente esta identificada con la dimensión de la forma, con las percepciones sensoriales, los pensamientos y las emociones. Tanto que una parte vital está siendo ignorada en sus vidas. ¿Cuál es esa parte? El espacio. Nuestro cuerpo se segura un tiempo de ese espacio cada noche, cuando dormimos, especialmente en la fase de sueño profundo. ¿Sabías que si se le priva a una rata de sueño profundo muere a los pocos días?

La macrobiótica entendida de forma amplia incluiría también la habilidad para equilibrar forma y espacio, o dicho de otro modo, pensamientos y calma. La vida moderna y lo aprendido desde pequeños da protagonismo a la forma, ¿qué podemos hacer para equilibrar esta dimensión? Ahí van algunas sugerencias para crear espacio en tu vida:

  1. Respira. Simplemente date cuenta de que respiras, ello abrirá un hueco entre pensamientos. En cuanto te des cuenta que perdiste la respiración vuelve a ella. Con sólo unos minutos al día notarás sus efectos.
  2. Escucha el silencio. Incluso en un lugar ruidoso prestale atención al silencio que está sosteniendo todos esos sonidos. Si dispones de algún lugar silencioso entonces escucha al silencio, el simple hecho de hacerlo parece extenderlo.
  3. Observa tus pensamientos. Son una corriente incesante, un río desatendido que nos recorre desde la mañana hasta la noche, provocando a veces reacciones exageradas. Párate y mira, observa lo que dicen y cómo el observarlos crea espacio a su alrededor.
  4. Presta atención a tus sentidos. Lo percibido es forma pero la forma ha de tener lugar sobre algo sin forma. El sonido necesita el silencio, el objeto necesita el espacio vacío. Ver, escuchar, saborear con atención nos lleva más allá de lo percibido.
  5. Muévete con conciencia. El movimiento como un sentido más también necesita de la quietud para ser percicbido. Moverse con conciencia es ser consciente de aquella parte en nosotros que ha estado siempre parada.

John Kozinski, consultor macrobiótico de reconocido prestigio, comentaba en una de sus entrevistas: “No existe una dieta marobiótica, sino un enfoque macrobiótico de la dieta”. Utilizar un “enfoque macrobiótico” nos puede servir para equilibrar muchas dimensiones en nuestra vida, no sólo la alimentación.

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Crema macrobiótica de mijo y semillas para el desayuno

molinillo para facilitar la macrobiótica
El molinillo acerca la macrobiótica a la vida moderna porque reduce los tiempos de cocción y hace más prácticos infinidad de platos

Las recetas macrobióticas no sólo vienen de libros y autores macrobióticos, sino que cualquier plato que a la larga nos reporte equilibrio es para nosotros una receta macrobiótica. Teniendo en cuenta esto, cualquier libro de cocina puede ser una fuente de platos saludables. En la entrada de hoy vamos a ver cómo elaborar una crema de mijo para el desayuno pero que también podemos tomar para la merienda.

La receta está inspirada en un plato que aparece en el libro “Alimentación anticáncer” de la doctora Odile Fernández. Ella la llama “Crema Budwing modificada”, aquí la llamaremos crema de mijo y semillas.

Los ingredientes que necesitaremos son:

  • 3 cucharadas de mijo
  • 2 cucharadas de semillas que pueden ser: de calabaza, de girasol o de sésamo
  • 2 cucharadas de semillas de lino
  • 250ml de bebida vegetal, puede ser de almendras, arroz o avena
  • 1 cucharada de sirope de arroz
  • 1 cucharadita de canela molida

La elaboración es como sigue:

(1) Tritura en un molinillo el mijo y  las semillas; (2) Pon a hervir lo molido con la bebida vegetal, la canela y el sirope de arroz. Cocina durante 15 minutos a fuego lento moviendo frecuentemente

A continuación os muestro una guía fotográfica de la receta macrobiótica de crema de mijo.

crema macrobiótica mijo
Para la crema macrobiótica de mijo lo primero es moler el mijo y las semillas de lino y calabaza. Un molinillo de café será suficiente

 

crema macrobiótica de mijo
Poner en un cazo la bebida vegetal, la canela, el sirope de arroz y lo molido previamente. Cocer a fuego lento 15min moviendo

Las recetas nos muestran métodos o formas de cocinar algo. Recuerdo un momento del documental “Un Día en el Bulli” de Ferran Adriá en el que explica que existen recetas de miles de platos pero que lo más importante es el método. Cuenta que el primer día que se hizo una tortilla a la francesa fue un día extraordinario porque se abría la posibilidad a infinitas recetas expresadas a través del método “batir un huevo y cuajarlo en la sartén”. ¿Por qué no hacer lo mismo en la cocina macrobiótica?  Hoy hemos descubierto el método “muele el cereal y hierve” abriendo la posibilidad a decenas de posibilidades.

Para ver otras posibilidades en el desayuno visitar la entrada Crema macrobiótica en el blog “Comer y callar” y Macrobiótica en casa, un desayuno típico.

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Primeros cambios para probar la macrobiótica

azúcar blanco y macrobiótica
Reducir el consumo de azúcar blanco es uno de los primeros cambios que se recomiendan ¡Atrévete! ¡Hay un montón de alternativas sanas!

Siguiendo con la entrada anterior –La realidad de la macrobiótica– donde apostabamos por probar una alimentación macrobiótica y ver que pasa, me gustaría sugerir una serie de cambios. Realizar los cambios y entonces observar cuales son los mensajes que el cuerpo nos envía. En función de esos mensajes tomamos decisiones.

¿Qué primeros cambios podrían ir bien? Para responder a esta pregunta recurriremos a las enseñanzas de Verne Varona, conocido consultor macrobiótico. Éste afirma que para obtener los mejores resultados posibles hemos de empezar reduciendo los alimentos que provoquen inflamación, bajadas y subidas bruscas de azúcar en sangre, y aquellos alimentos que despierten un apetito intenso por otros alimentos extremos pero del polo opuesto. Esto no significa que tengamos que prescindir de los siguientes alimentos para siempre, pero si durante un período de prueba. Estos alimentos son:

  • Cualquier comida que contenga azúcar blanca o moreno
  • Zumo de frutas
  • Leche y productos lácteos, sobre todo los comerciales
  • Aceites refinados
  • Cafeína
  • Alcohol
  • Medicamentos (a excepción de los prescritos por el médico por alguna dolencia actual)
  • Picantes pesados
  • Harina y arroz blanco
  • Alimentos que contengan químicos: aditivos, colorantes, conservantes, etc.

Estos son sólo unos breves apuntes sobre la dieta que habría que completar con estos otros sobre el estilo de vida:

  • Al menos 30 minutos de ejercicio diario: andar, ir en bicicleta o nadar
  • Reduce la cantidad de comida que tomas en una sola comida e intenta comer más frecuentemente, en vez de 3 veces al día prueba con 4 ó 5
  • No comas, al menos, 2-3 horas antes de irte a dormir. Dormir es para descansar no para digerir
  • Intenta acostarte antes de las 12 de la noche y levántate temprano
  • Cuida el momento de comer, presta atención a la comida, la postura, el masticar. Evita ambientes muy ruidosos
  • Dedica tiempo para estar en un medio natural al menos una vez a la semana. Nos da energía y nos calma. Caminar descalzo por la playa también tiene efectos postivivos

Estos han sido unas cuantas sugerencias para ir empezando con la macrobiótica, que no es más que poner a nuestro favor procesoso naturales que nos ayudan a sentirnos más vitales, felices y realizados, en definitiva, ser Uno con el Todo.

Si quieres más consejos a la hora de empezar con la macrobiótica puedes visitar las siguientes entradas: Guía de macrobiótica en la revista integral, Transición de la antigua dieta a una macrobiótica, Transición hacia la dieta macrobiótica mediterránea.

 

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La realidad de la macrobiótica

¿Cómo saber si la macrobiótica tienen algo que aportarte? El cuerpo está acostumbrado a unas cosas y aunque le introduzcas unas nuevas, en un primer momento lo más probable es que proteste a los cambios. Hay que esperar, dejar unos días o semanas, y ver que pasa. A veces ocurre igual que al aplicar la extinción. Cuando queremos que un niño deje de llorar porque quiere una golosina, lo que hacemos es no comprársela y esperar, así aprende que con llorar no consigue lo que quiere. Nuestro cuerpo también llorará.  Es posible que tras ese tiempo el cuerpo empiece a lanzarnos mensajes de agradecimiento por el cambio realizado. ¿Cuáles podrían ser esos mensajes? Aquí va una lista:

  • Más energía, resistencia y vitalidad
  • Ir al baño con regularidad y sin esfuerzo
  • Un estado de ánimo positivo y regular
  • Menos acidez en el cuerpo lo que puede traducirse por menos inflamación y menos dolores articulares y musculares
  • Mejor digestión
  • Un sueño reparador
  • Más claridad mental y mejor memoria
  • Una pérdida de peso permanente
  • Mejor circulación sanguínea y linfática
  • Tendencia hacia el optimismo

Está lista de síntomas que nuestro organismo nos envía en respuesta a una dieta y estilo de vida más natural puede que no llegue de forma inmediata, por ello digo: “Al principio deja que la macrobiótica sea tu autoridad”. Confía en lo que la macrobiótica te dice. No existen intereses ocultos. No quiere nada a cambio. No tienes que seguir todo lo que se te dice a pie puntillas de aquí al fin de los días, sólo un período de tiempo, como quien deja hablar a alguien con un mensaje importante. Una vez pasado un tiempo y comprobando las diferentes respuestas del organismo a los cambios en dieta y estilo de vida, entonces empieza a tomar decisiones. Todo esto me recuerda a una historia que cuentan sobre Buda. Un hombre agitado, ávido de respuestas llega ante el maestro. “Buda, quiero entenderlo todo, tengo mil preguntas. Me han dicho que eres un hombre sabio, quisiera saber”. Buda impasible le respondió: “De acuerdo, te responderé a todas las preguntas que tengas, pero con una condición: Estarás junto a mi durante un año, en el cual no podrás realizar ninguna pregunta. Tras ese año sí podrás hacerlo”. El hombre al principio se mostró reacio, pero finalmente aceptó la propuesta que Buda le había hecho. Tras el año Buda se acercó al hombre y le comunicó que ya había llegado el momento de las preguntas. Aquel hombre, con lágrimas en los ojos, le respondió que ya no habían preguntas.

Las preguntas van en busca de unas respuestas que pueden llegar en formas que no nos esperamos. Las preguntas son siempre mentales y esperamos que lleguen por esa misma vía, pero en ocasiones las mejores respuestas a las preguntas son las experiencias mismas. A aquel hombre, durante el año con Buda, le llegaron las respuestas a todas las preguntas que tuvo, pero no fue a través de la mente. Aquel hombre experimentó las respuestas a todas sus preguntas, eran tan evidentes y claras que ya no era necesaria una elaboración verbal porque ya había conocido la verdad.

Conoce la realidad de la macrobiótica. No seas impaciente y quieras entenderlo todo en las primeras semanas. Espera la respuesta desde la vastedad que representa lo no verbal.

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