Si queremos llevar a cabo una dieta macrobiótica mediterránea puede resultarnos útil el revisar qué hacen los pueblos del Mediterráneo con mayor número de personas centenarias. Para ello he revisado uno de los libros más conocido sobre el tema: The Blue Zones, de Dan Buettner.
En el libro aparecen 5 blue zones o zonas azules, que es el nombre que le da el autor a aquellos pueblos donde la gente vive más tiempo. Los pueblos están repartidos alrededor del mundo, pero 2 de ellos están en la cuenca del Mar Mediterráneo, un pueblo de Cerdeña, Barbagia, y una isla griega, Icaria.
Por un lado, lo encontrado confirma el punto de vista macrobiótico, pero por otro, sorprende, porque algunas de las costumbres alimenticias contradicen a la macrobiótica tradicional.
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LAS COSTUMBRES DE BARBAGIA
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A uno de los sujetos entrevistados, cuyas costumbres de vida coincidían con las de otros tantos centenarios, le preguntaron:
¿Puede pensar en cosas que hacía todos los días o la mayor parte de los días de su vida?
Giussepe contestó que su dieta consistía principalmente en habas, queso pecorino, pan y la carne que pudiese permitirse, la cual era rara vez en sus primeros años.
Los investigadores creyeron oportuno preguntarle a un “joven” de 75 años, cuya vida se pareciera a los de antaño por sus costumbres y les dijo que cuando era joven su familia era muy pobre y su dieta se componía principalmente de pan, queso y verduras (calabacín, tomates, patatas, berenjena, y sobre todo, habas). La carne era, en el mejor de los casos, tomada 1 vez a la semana. Normalmente vendían sus animales para comprar cereales básicos con los cuales elaborar sus pastas y sus panes tradicionales, como el pistoccu hecho de cebada. La leche de oveja y cabra eran los productos que aportaban la mayor parte de proteína a la dieta. Y vino.
Encuestas de los años 40 revelan que los pastores y campesinos seguían una dieta muy sencilla, extraordinariamente austera incluso para los estándares mediterráneos. El pan era la comida principal. Los campesinos iban a los campos con 1 kilo de pan en sus bolsas… Al medio día su comida consistía en sólo pan, con algo de queso las familias más pudientes, mientras que la mayoría de los trabajadores se satisfacía con una cebolla, un pequeño bulbo de hinojo o un puñado de rabanitos. Por la noche, la familia junta tomaba sopa de verduras (minestrone), a la cual los ricos añadían pasta. La mayoría de las familias comía carne una vez a la semana. Sorprendentemente el pescado no aparece mucho en su dieta. La mayoría de los pastores bebían vino tinto todos los días, por la noche, y más o menos un cuarto de litro.
Se piensa que la leche de cabra y el aceite de mástique o almáciga (resina extraída del arbusto llamado lentisco) influyó positivamente en la longevidad protegiéndolos de la aterosclerosis y el alzheimer. El aceite de mástique se utiliza en vez del aceite de oliva en algunas partes de Cerdeña.
Giussepe Sannai, 103, desayunaba leche de cabra y comía pan carasau, queso pecorino, vino, leche de oveja, y ocasionalmente carne de cordero.
La dieta de los habitantes de Barbagia era austera y basada en vegetales con énfasis en legumbres, panes integrales, verduras de huerta, fruta, queso pecorino elaborado con la leche de ovejas que se alimentaban de pastos. La carne era reservada para los domingos. Todo ello acompañado frecuente de vino tinto Cannonau, uno o dos vasos al día. La leche de cabra y el aceite de mástique, presentes en la dieta hace 30 años, también han podido ser un componente crucial causa de su longevidad.
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LAS COSTUMBRES DE ICARIA
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Al preguntarle a un médico del pueblo, este respondió que la dieta de los habitantes de Icaria era un estilo de dieta Mediterránea, un menú rico en aceite de oliva y verduras, bajo en lácteos y carne, con algún consumo de alcohol diariamente. En Icaria también se incluye gran cantidad de patatas, leche de cabra, legumbres (lentejas, garbanzos) y algunas frutas . También cosechan unas 150 especies de plantas que crecen salvajemente para ensaladas o para cocinar. Té de montaña, preparado con las hierbas del lugar, todos los días, en especial al final del día (mejorana, salvia, menta, hojas de olivo, romero, diente de león y otras).
Otro alimento que usan es la miel. Tienen varios tipos que no encontrarás en otra parte del mundo. La usan para tratar heridas, resacas o tratar la gripe. La gente mayor empieza el día con una cucharada llena de miel. La toman como una medicina.
Aunque aman el pescado fresco, comen poco. Quizás porque tradicionalmente no era posible hacerlo llegar en buenas condiciones.
En el transcurso de la investigación, el autor entrevista a la Dra. Antonia Trichopoulou cuyo grupo diseña la pirámide de la dieta mediterránea y comenta que la pirámide no es una creación de algún doctor o nutricionista; es un un estilo de alimentación centenario seguido por la gente que vivía en el sur de Europa y norte de África. Puede diferir de país a país, pero el aceite de oliva, las fruta, las verduras, legumbres, algo de pescado y vino componen los principales bloques. El próximo post lo dedicaré en profundidad a su estudio y como nos puede servir para crear una macrobiótica mediterránea.
Se cita otro estudio que organiza la Dra. Christina Chrysohoou llamado “Estudio de Icaria”, donde se llevan a cabo exhaustivas encuestas a 674 personas donde se les pregunta sobre su dieta. El equipo encontró que los Icarianos tomaban:
- 6 veces más legumbres que los americanos
- Pescado sólo una vez a la semana
- Carne 5 veces al mes
- Alto consumo de aceite de oliva
- 2 a 3 vasos de vino al día
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MACROBIÓTICA MEDITERRÁNEA
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Tras la lectura y el estudio de las costumbres de los dos pueblos más longevos del Mediterráneo advertimos que muchas de sus costumbres contradicen las recomendaciones de la macrobiótica tradicional. Veamos algunos ejemplos:
La macrobiótica tradicional no recomienda en absoluto ningún tipo de lácteo, mientras que en los pueblos mediterráneos toman queso y leche de cabra, y además esta última se relaciona con una serie de beneficios como:
- Riqueza en oligosacáridos, buenos para la salud intestinal.
- Riqueza de en sustancias como calcio, potasio y triptófano.
- Perfil nutricional parecido a la leche humana.
- Hipoalérgica, mejor tolerada por aquellos que son intolerantes a la lactosa.
- Substancias que protegen de enfermedades inflamatorias como trastornos cardiovasculares y Alzheimer.
En la macrobiótica tradicional no se consume apenas pan, sino cereales en grano, mientras que en estos pueblos se consume más pan, al parecer sin los efectos que alega la macrobiótica: exceso de mucosidad, estancamiento (estreñimiento), aumento del colesterol, pensamiento excesivamente analítico.
En la macrobiótica tradicional no se recomienda alcohol, o a lo sumo 2-3 vasos de vino a la semana, aunque nunca te encontrarás vino en una escuela de macrobiótica. Mientras que en los pueblos mediterráneos se consume entre 1 y 2 vasos de vino tinto al día.
En la macrobiótica tradicional no se recomiendan infusiones sino té bancha o kukicha, té de arroz o de cebada; mientras que en los pueblos mediterráneos se consume gran variedad de infusiones de plantas de la zona.
En la macrobiótica tradicional se excluye de forma drástica las solanáceas (tomate, patata, berenjena y pimiento), mientras que en los pueblos mediterráneos se incluyen.
Si queremos llevar a cabo una dieta macrobiótica mediterránea considero que hemos de incorporar los alimentos que han demostrado ser totalmente compatibles con una vida larga y satisfactoria para los habitantes de los pueblos más longevos del Mediterráneo, y solamente eliminarlos de la dieta cuando comprobemos que existe una relación directa con un problema de salud.
Por lo tanto, en una dieta macrobiótica mediterránea se incorporan los siguientes alimentos:
- Leche de cabra, de animales alimentados con pastos.
- Queso de cabra y de oveja, de animales alimentados con pastos.
- Pan elaborado con masa madre y harina integral de trigo, optando por variedades antiguas de trigo.
- Solanáceas (tomate, berenjena, patatas y pimientos).
- Las habas, como legumbre típica del Mediterráneo.
- Infusiones de hierbas autóctonas: manzanilla, romero, tomillo, olivo, salvia, majorana, etc.
- Miel natural (la que no está ni hervida ni filtrada mediante procesos industriales).
- Vino tinto, hasta 2 vasos al día.
- Aceite de oliva, entre 2 y 4 cucharadas al día.
Existen puntos importantes en los que la macrobiótica tradicional y la alimentación de los pueblos más longevos del mediterráneo coinciden. Estos son:
- Ambas son dietas basadas en plantas, lo que quiere decir que la mayoría de los alimentos provienen de los vegetales (verduras, frutas, legumbres, cereales en grano, hierbas aromáticas, semillas, frutos secos). Los productos animales no se excluyen pero sus cantidades son pequeñas.
- Protagonismo de las legumbres como garbanzos, alubias y lentejas.
- Poco consumo de carne y/o pescado, siendo a veces de una vez a la semana.
- Recomendación de no acabar lleno 100%, sino parar cuando estamos al 80%.
- Utilización de alimentos naturales, no procesados, o si lo son es a través de métodos tradicionales como la fermentación.
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CONCLUSIÓN
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Con esta entrada (y la siguiente) he pretendido sentar las bases de la macrobiótica mediterránea, en la cual convivirán los principios de la macrobiótica tradicional con los alimentos y costumbres de la región mediterránea. De esta forma intento superar una limitación de la macrobiótica tradicional, que es la supremacía de los productos y costumbres japoneses por encima de las tradiciones locales, incurriendo en una contradicción entre sus principios (dieta adaptada al clima donde se vive) y su práctica y enseñanza (uso de tés, alimentos, métodos y términos japoneses).
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