Hace unas semanas recibimos un comentario en la entrada Dónde está el calcio en macrobiótica. En este comentario, Nacho, al cual le agradecemos la confianza depositada en nosotros, decía:
Tenemos una niña de 6 años que está dando constantes estirones (normal a esa edad), aunque es delgada (sus padres también lo somos) en los últimos meses ha crecido varios centímetros pero solo ha ganado 400gr de peso cuando al menos “debía” haber ganado 2 kilos.
Su pediatra le ha recetado un suplemento de calcio y que “tome muchos lácteos”. A ella no le gusta la leche y hace tiempo que no toma leche de vaca (aunque sí algún derivado).
Mi pregunta es: nosotros tomamos habitualmente sopa de miso con alga nijiki, y a ella le gusta (aunque no comerse el alga). ¿Crees que una sopa de miso con la “sustancia” del alga nijiki tiene el calcio suficiente para la niña? ¿Tiene más calcio que un vaso de leche?
La pregunta me hizo reflexionar. La respuesta ya estaba lista pero como consideré importante el camino que me hizo llegar a ella, decidí publicarlo en forma de post, la reflexión y la respuesta en si, es lo que viene a continuación:
En 1984 se publicó un estudio en la revista científica The American Journal of Clinical Nutrition que analizaba la dieta en un grupo de niños de familias que seguían una dieta macrobiótica. Los resultados arrojaron importantes datos que confirmaban deficiencias en su alimentación. A continuación se muestra una de las tablas donde aparecen las diferencias entre el grupo de niños macrobióticos y el grupo control.
En la tabla se observa que la dieta de los niños macrobióticos presenta menos niveles de energía calórica, proteínas, carbohidratos, calcio, hierro, riboflavina, vitamina B12 y vitamina C, y más niveles de fibra y tiamina.
En una parte del artículo podemos leer:
El presente estudio muestra que durante las edades de 2 a 10 años, la capacidad para crecer (especialmente en altura y peso) en niños macrobióticos está limitada, mientras que los niños cuyas dietas incluyen pescado, productos lácteos y grasas, ganan peso y altura más rápidamente que los niños que no lo hacen. Como se muestra en la figura, nosotros presentamos aquí la curva de crecimiento de 3 hermanos cuya edad es 3, 5 y 8 años de una familia macrobiótica casi vegana [para este post he adjuntado la gráfica del niño de 8 años], en la cual la madre introdujo de pronto productos lácteos y pescado azul (punto A de la gráfica que sigue). En todos los niños un aumento en el peso y la altura fue observado tras la introducción de los productos lácteos y el pescado. Ese aumento de peso y altura fue repentino como puede observarse si lo comparamos con el crecimiento de otros niños (líneas de puntos), lo cual puede estar indicando deficiencias previas.
Al comprobar tales deficiencias los autores del artículo, Dagnelie y Van Staveren, se pusieron en contacto con varios consultores macrobióticos en Holanda y Estados Unidos (incluyendo Michio Kushi) y realizaron un informe conjunto en el que se incluían las siguientes recomendaciones para hacer la dieta macrobiótica más nutritiva para los niños:
- Incluir en la dieta más grasas como fuente de energía. Entre el 25 y 30% de la energía debería proceder de las grasas ingeridas. Esto podría conseguirse mediante 20-25 g de aceite al día, o bien con el doble de cantidad de frutos secos y semillas.
- Los productos animales como el pescado son necesarios para obtener la vitamina B12 . Incluir de 100 a 150 g a la semana de pescado azul (atún, salmón, arenque, sardinas, etc.) podría proporcionar la cantidad suficiente. Sólo pequeñas cantidades de algas deberían ser consumidas porque estas contienen un análogo de la vitamina B12 que impide la absorción de la verdadera B12. Si estás interesado en este tema también puedes leer el post ¿Carece la dieta macrobiótica de vitamina B12?
- Se recomienda incluir en la dieta productos lácteos (150 a 250 g al día) como fuente de calcio, proteína y riboflavina.
- Finalmente se recomienda reducir la ingesta de fibra para los niños menores de 2 años, remplazando parte de los cereales integrales que se toman por otros productos con menos fibra.
El punto más controvertido de estas recomendaciones podría ser el de los lácteos, pues es bien sabido los efectos perjudiciales que su consumo puede acarrear. En palabras de la doctora Olga Cuevas “se han descrito muchos problemas relacionados con los lácteos. Entre ellos podemos citar: problemas circulatorios; alergias; inmunodepresión; diabetes juvenil; enfermedades otorrinolaringológicas; asma; acumulación de mucosidades, especialmente en los órganos genitales femeninos y en el aparato auditivo”. Al mismo tiempo también se pone en duda que los lácteos sean una adecuada fuente de calcio ya que en poblaciones con alto consumo de lácteos encontramos altas proporciones de osteoporosis. También se alude a que la proporción calcio-fósforo de la leche de vaca no contribuye a una buena absorción del mismo.
¿Qué hacer respecto a los lácteos? ¿Contienen alguna sustancia que hace imprescindible su consumo como ocurre en el caso de la vitamina B12 y los productos animales? Parece que no, pues los nutrientes a los que se refieren los investigadores que hacen recomendable el consumo de lácteos los podemos encontrar en otros alimentos sin las contraindicaciones lácteas. Veamos uno a uno:
- Las proteínas podemos encontrarlas en las legumbres y su combinación con los cereales, los huevos, carne, pescados, frutos secos, semillas, seitán y tofu entre otros.
- El calcio lo podemos obtener del brócoli, el perejil, los berros, la col rizada, las algas (especialmente las hiziki), el sésamo y las almendras. Aunque no se nos bombardee con publicidad acerca de su contenido en calcio todas estas fuentes tienen más calcio que la leche, ¿parece increíble, verdad? Si quieres saber más sobre las fuentes de calcio visita el post Dónde está el calcio en macrobiótica, y sobre la leche el post Macrobiótica sin leche.
- Y por último, la riboflavina la encontramos en la levadura de cerveza, los cereales integrales, la carne, el hígado de animales y los huevos. Aquí habría que destacar que la riboflavina de la leche se reduce en un 20% por procesos como la pasteurización.
Todos estos datos nos sugieren 2 cosas:
- Examinar la dieta de nuestros pequeños y asegurarnos de proporcionarles todos los nutrientes que necesitan. A pesar de ser una dieta sin tóxicos (azúcar, alimentos procesados, aditivos, pesticidas, etc.), la dieta macrobiótica tradicional puede carecer de la cantidad idónea de nutrientes importantes para el crecimiento.
- Quitarnos de encima el fantasma de la leche y los lácteos. Hemos nacido rodeados de multitud de mensajes acerca de la necesidad de la leche y obrar en su contra nos lleva a lo que en psicología llaman disonancia cognitiva: estado de confusión y malestar porque las acciones contradicen las creencias. Renovar las creencias nos devolverá la paz.
Hasta aquí la reflexión. Ahora pasamos a la respuesta final a la pregunta de Nacho. Como ya han pasado algunos minutos desde que la leímos vamos a recordar algunos datos: en los últimos meses la hija de Nacho sólo ha ganado 400gr cuando debería haber ganado 2 kilos; su médico le ha recomendado suplementos de calcio y comer muchos lácteos; y sus padres se preguntan si con el calcio de la sopa de alga hiziki habrá suficiente calcio para satisfacer sus necesidades nutricionales.
En cuanto al peso yo analizaría la cantidad y calidad de las proteínas y grasas que ingiere, prestaría más atención a eso que al tema del calcio, aún así aseguraros que en su dieta también se incluyen fuentes ricas en él, como el brócoli, el perejil, el sésamo o las almendras.
En cuanto al calcio contenido en el agua de una sopa cocinada con algas no he podido encontrar ninguna fuente donde figure. Es verdad que las algas contienen mucho calcio pero saber qué cantidad queda en el agua de la sopa es difícil, por ello recurriría a otras fuentes más fiables como las algas mismas u otros alimentos.
Muchas gracias por volcar aquí vuestras dudas y enriquecer así el mundo de la macrobiótica. Un saludo.
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