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Un enfoque macrobiótico de la forma y el espacio

equilibrio en macrobiótica
La macrobiótica entendida de forma amplia trata el tema del equilibrio de todos nuestros elementos

Una vida humana sana, equilibrada y fructífera es un baile entre las dos dimensiones que dan origen a la realidad: la forma y el espacio.

Eckhart Tolle

 Como si de un cuadro se tratase nuestra vida está formada de objetos y del espacio donde esos objetos están flotando; podemos decir el lienzo y los objetos pintados en él o las notas musicales y el silencio en el que suenan. ¿Qué tienen que ver todo esto con la macrobiótica? Veamos.

La macrobiótica podemos entenderla desde un punto de vista estrecho como el arte de comer sano, pero también podemos verla de forma amplia como el arte de poner en equilibrio los elementos que forman nuestra vida. En la entrada Macrobiótica para compensar los efectos del ruido vimos cómo utilizar la macrobiótica para reducir los efectos perjudiciales que los ruidos ambientales podían provocar en nosotros. En la entrada de hoy utilizaremos la macrobiótica para poner remdio a una vida con exceso de pensamiento.

¿Cuánto tiempo pasas pensando y cuánto sin pensar? ¿Te has fijado alguna vez?  Si estuviésemos pensando constantemente, y cuando esto ocurre suelen ser pensamientos negativos , el estrés se apoderaría de nosotros, nuestro sistema inmune, digestión, habilidades de aprendizaje y otras capacidades se verían reducidas. Eckhart Tolle comenta en su último libro “Un mundo nuevo ahora” que la mayoría de la gente esta identificada con la dimensión de la forma, con las percepciones sensoriales, los pensamientos y las emociones. Tanto que una parte vital está siendo ignorada en sus vidas. ¿Cuál es esa parte? El espacio. Nuestro cuerpo se segura un tiempo de ese espacio cada noche, cuando dormimos, especialmente en la fase de sueño profundo. ¿Sabías que si se le priva a una rata de sueño profundo muere a los pocos días?

La macrobiótica entendida de forma amplia incluiría también la habilidad para equilibrar forma y espacio, o dicho de otro modo, pensamientos y calma. La vida moderna y lo aprendido desde pequeños da protagonismo a la forma, ¿qué podemos hacer para equilibrar esta dimensión? Ahí van algunas sugerencias para crear espacio en tu vida:

  1. Respira. Simplemente date cuenta de que respiras, ello abrirá un hueco entre pensamientos. En cuanto te des cuenta que perdiste la respiración vuelve a ella. Con sólo unos minutos al día notarás sus efectos.
  2. Escucha el silencio. Incluso en un lugar ruidoso prestale atención al silencio que está sosteniendo todos esos sonidos. Si dispones de algún lugar silencioso entonces escucha al silencio, el simple hecho de hacerlo parece extenderlo.
  3. Observa tus pensamientos. Son una corriente incesante, un río desatendido que nos recorre desde la mañana hasta la noche, provocando a veces reacciones exageradas. Párate y mira, observa lo que dicen y cómo el observarlos crea espacio a su alrededor.
  4. Presta atención a tus sentidos. Lo percibido es forma pero la forma ha de tener lugar sobre algo sin forma. El sonido necesita el silencio, el objeto necesita el espacio vacío. Ver, escuchar, saborear con atención nos lleva más allá de lo percibido.
  5. Muévete con conciencia. El movimiento como un sentido más también necesita de la quietud para ser percicbido. Moverse con conciencia es ser consciente de aquella parte en nosotros que ha estado siempre parada.

John Kozinski, consultor macrobiótico de reconocido prestigio, comentaba en una de sus entrevistas: “No existe una dieta marobiótica, sino un enfoque macrobiótico de la dieta”. Utilizar un “enfoque macrobiótico” nos puede servir para equilibrar muchas dimensiones en nuestra vida, no sólo la alimentación.

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Primeros cambios para probar la macrobiótica

azúcar blanco y macrobiótica
Reducir el consumo de azúcar blanco es uno de los primeros cambios que se recomiendan ¡Atrévete! ¡Hay un montón de alternativas sanas!

Siguiendo con la entrada anterior –La realidad de la macrobiótica– donde apostabamos por probar una alimentación macrobiótica y ver que pasa, me gustaría sugerir una serie de cambios. Realizar los cambios y entonces observar cuales son los mensajes que el cuerpo nos envía. En función de esos mensajes tomamos decisiones.

¿Qué primeros cambios podrían ir bien? Para responder a esta pregunta recurriremos a las enseñanzas de Verne Varona, conocido consultor macrobiótico. Éste afirma que para obtener los mejores resultados posibles hemos de empezar reduciendo los alimentos que provoquen inflamación, bajadas y subidas bruscas de azúcar en sangre, y aquellos alimentos que despierten un apetito intenso por otros alimentos extremos pero del polo opuesto. Esto no significa que tengamos que prescindir de los siguientes alimentos para siempre, pero si durante un período de prueba. Estos alimentos son:

  • Cualquier comida que contenga azúcar blanca o moreno
  • Zumo de frutas
  • Leche y productos lácteos, sobre todo los comerciales
  • Aceites refinados
  • Cafeína
  • Alcohol
  • Medicamentos (a excepción de los prescritos por el médico por alguna dolencia actual)
  • Picantes pesados
  • Harina y arroz blanco
  • Alimentos que contengan químicos: aditivos, colorantes, conservantes, etc.

Estos son sólo unos breves apuntes sobre la dieta que habría que completar con estos otros sobre el estilo de vida:

  • Al menos 30 minutos de ejercicio diario: andar, ir en bicicleta o nadar
  • Reduce la cantidad de comida que tomas en una sola comida e intenta comer más frecuentemente, en vez de 3 veces al día prueba con 4 ó 5
  • No comas, al menos, 2-3 horas antes de irte a dormir. Dormir es para descansar no para digerir
  • Intenta acostarte antes de las 12 de la noche y levántate temprano
  • Cuida el momento de comer, presta atención a la comida, la postura, el masticar. Evita ambientes muy ruidosos
  • Dedica tiempo para estar en un medio natural al menos una vez a la semana. Nos da energía y nos calma. Caminar descalzo por la playa también tiene efectos postivivos

Estos han sido unas cuantas sugerencias para ir empezando con la macrobiótica, que no es más que poner a nuestro favor procesoso naturales que nos ayudan a sentirnos más vitales, felices y realizados, en definitiva, ser Uno con el Todo.

Si quieres más consejos a la hora de empezar con la macrobiótica puedes visitar las siguientes entradas: Guía de macrobiótica en la revista integral, Transición de la antigua dieta a una macrobiótica, Transición hacia la dieta macrobiótica mediterránea.

 

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Macrobiótica en tres cajas

3 cajones en macrobiótica
Dividir los alimentos en 3 categorías facilita la práctica de la macrobiótca

La alimentación macrobiótica más que una dieta semanal de alimentos predefinidos es el resultado de una serie de principios o pautas generales que aplicamos a la elección y elaboración de nuestro menú. De su aplicación surge la dieta diaria.

Uno de estos principios es el tema de la entrada de hoy. Con él nos será más fácil saber qué hacer de comer y nos aseguraremos un aporte de los principales nutrientes, evitando así el desequilibrio hacia la comida que no nos alimenta.

El principio o pauta a aplicar es muy sencilla. Se trata de clasificar los alimentos en 3 grandes categorías. Metafóricamente hablando el principio consistiría en ordenar la gran cantidad de recursos a nuestro alcance (todos los alimentos) en tres cajones. El orden facilita la acción. Tener todos los alimentos repartidos en 3 cajones hará más fácil la elaboración del menú. Veamos cuáles son esos tres grupos.

ALIMENTOS PRIMARIOS

Los alimentos primarios son la base de la alimentación, lo que nos sustenta, aquello que nos mantiene vivios en una situación de emergencia como podría ser una guerra. Son la base que figura en el centro de incontables culturas como por ejemplo el trigo, la cebada y la avena en Europa, el arroz en Asia o la quinoa y el amaranto en latinoáamérica. Incluye también las legumbres y otros alimentos como la patata, la yuca y el taro (patata de Japón). Los alimentos incluidos en esta categoría comparten las siguientes características: las podemos obtener en nuestro entorno cercano, son económicos, nos permiten sobrevivir, aportan nutrientes, se pueden almacenar, podemos prepararlos de muy diversas formas y tienen un sabor dulce que nos nutre y satisface. Nuestro organismo sabe lo que es y qué hacer con ello; durante 10.000 años la humanidad ha estado alimentándose de  estos alimentos.

ALIMENTOS SECUNDARIOS

Los alimentos secundarios son aquellos que añadimos a los primarios en pequeñas cantidades. De esta manera damos variedad a los platos y los complementamos nutricionalmente.  Aquí se incluyen productos derivados de los cereales, algas, fruta, proteína animal (carne, pescado, huevos), frutos secos, semillas y condimentos… En esta categoría surge la controversia de los produtcos animales, ¿tomar más o menos carne, pescado, huevos, etc? La costumbre nos lleva a tomar casi a diario este tipo de alimentos, pero recientes investigaciones y las culturas más longevas del planeta nos sugieren que los tomemos en pequeñas cantidades. Puedes ampliar este tema consultando las entradas del blog tituladas:

ALIMENTOS DE PLACER

Los alimentos de placer satisfacen otras dimensiones de nuestro ser. Es importante mantener un equilibrio global y no sólo de una sola parcela como podría ser la física. ¿De qué sirve un cuerpo sano si nos enfadamos al no poder tomar nuestro dulce de infancia favorito o decimos “no” a una cena de amigos por ser en un restaurante? Macrobiótica no trata sólo de un cuerpo sano, sino de una totalidad sana y en equilibrio. En ocasiones una parcela de nuestro ser, por ejemplo la física, ayuda a equilibrar otra, como por ejemplo la psicológica o la social. Tened en cuenta que el equilibrio del que habla la macrobiótica moderna se refiere al equilibrio global. Por esa razón en el menú diario se incluye una pequeña cantidad de “todo lo que tú quieras”.  Sólo dos apuntes más sobre esta categoría: (1) Si es posible elige la máxima calidad; (2) Si estás tratando alguna enfermedad reduce la cantidad y/o espera hasta estar mejor.

El realizar está división en 3 cateogrías ya nos orienta bastante acerca de cómo elaborar nuestro menú diario. Si queremos avanzar un paso más, entonces podemos aplicar porcentajes a cada una de ellas. El consultor macrobiótico  Verne Varona recomienda las siguientes:

  • 70-75 % de alimentos primarios. Lo podemos desglosar en 35% verduras, 30% cereales integrales, 5-10% legumbres
  • 25-30 % de alimentos secundarios. Lo podemos desglosar en 5% productos derivados de los cereales, 5-10% proteína animal, 15-20% otros alimentos secundarios (algas, aceites, frutos secos, fruta, bebidas, etc.)
  • 5% alimentos de placer: una pequeña cantidad de todo aquello que te apetezca

Con principios como este hacemos la realidad un poco más manejable. Muchas veces me veo inundado de información y yo mismo me digo “Vale, lo entiendo. Todo esto es perfecto, ¿pero cómo diablos lo llevo a la práctica?”. En los años que llevo rodeado de libros he aprendido dos cosas que me ayudan: (1) Simplifica la teoría para llevarla a la práctica. La teoría es útil porque nos guía en un mundo real. Un ejemplo: Llegas a una ciudad nueva buscando una dirección, ¿te ayudaría una persona que te describiese al detalle el camino que has de hacer hasta llegar a tu destino, incluyendo lo que tienes que hacer en el caso de que… el semáforo se ponga en rojo, un viandante cruce la calle, llueva, no encuentres aparcamiento, pinches una rueda…? ¿O te ayudaría más alguien que en cuatro frases te dice cómo llegar? El segundo caso es lo que hemos hecho aquí, dividiendo los alimentos en tres categorías; y (2) Introduce los detalles durante la práctica, una teoría llena de detalles no nos indica de forma clara cuál es el camino. En una situación real los detalles caen por su propio peso. Siguiendo nuestro ejemplo, no haría falta incluir en las indicaciones qué hacer si un semáforo se pone en rojo o un peatón cruza la calle, automáticamente frenaríamos.

La teoría macrobiótica es una herramienta crucial para desenvolvernos en un entorno real y cambiante; léela, estúdiala, pero no dejes de vivir en la realidad.

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Reduce los factores de riesgo del cáncer con macrobiótica

video cancer y macrobiotica
“La Noche Temática” ofrece un programa sobre el cáncer

Más de un millón de mujeres al año son diagnosticadas de cáncer de mama, sólo la mitad sobrevivirán a la enfermedad.

Con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, hoy la 2 de rtve dedica su programa “La Noche Temática” al cáncer. El programa estará formado por dos documentales en los cuales se analiza la situación actual sobre dicha enfermedad.

Las cifras nos indican que en el futuro 1 de cada 3 personas tendrá cáncer en algún momento de su vida. Se conocen los factores de riesgo pero no la causa.

¿QUÉ SON LOS FACTORES DE RIESGO?

Cuando a una persona se le diagnostica cáncer se le pregunta qué cosas hace. Poco a poco los médicos van acumulando datos (qué comes, si fumas o no, qué trabajo realizas, dónde vives, etc.) y se dan cuenta que al cáncer lo acompañan determinadas prácticas. Por ejemplo, si fuésemos a un hospital y cogiésemos los historiales de las últimas 100 personas a las que se ha diagnosticado cáncer de pulmón, nos daríamos cuenta que 85 son o han sido fumadores. ¿Qué quiere decir esto? ¿Es el fumar la causa del cáncer de pulmón? No, pero no hay duda que tiene algo que ver. Por lo tanto, si no queremos correr riesgos será mejor no fumar.

¿Existen más factores de riesgo aparte de ser fumador? El hecho de ser fumador es el factor de riesgo más conocido a nivel social, pero existen otros factores tan importantes como este último. Los autores Richard Beliveau y Denis Gingras, exponen los factores de riesgo del cáncer de manera gráfica en su libro “Los Alimentos contra el cáncer”.

 

cancer factores riesgo y macrobiótica
La macrobiótica constituye una ayuda para reducir los factores de riesgo. Fuente: Beliveau y Gingras, 2005

Lo que deducimos de la gráfica es que el fumar y una dieta deficiente son los factores de riesgo más importantes a la hora de contraer un cáncer. Además encontramos otros factores de riesgo como son: la herencia, las infecciones (tema analizado en profundidad en uno de los documentales emitidos en “La Noche Temática”), la exposición a ambientes contaminados, la obesidad, la falta de ejercicio, el consumo de alcohol y otros.

¿QUÉ NOS ACONSEJAN LOS FACTORES DE RIESGO?

Cuantos más factores de riesgo estén presentes en nuestra vida más probabilidades tendremos de tener un cáncer. La recomendación lógica de este argumento sería eliminar aquellos factores de riesgo que estén en nuestra mano. Macrobiótica Mediterránea te ayuda a cambiar varios de ellos: la dieta, el ejercicio físico, la exposición a fuentes contaminantes y los hábitos mentales, cuya influencia se ha demostrado a través de numerosos estudios científicos.

¿Qué podemos hacer para mejorar la dieta que parece ser uno de los principales factores de riesgo? A nivel general y dicho brevemente, tendríamos que comer lo más natural posible. Los cereales, legumbres y verduras tendrían que recuperar el protagonismo en nuestras comidas, y la carne, lácteos, azúcar y productos refinados habrían de reducirse. Para más detalles podemos consultar los diferentes posts de este blog, o bien libros como los recomendados en la sección “Libros”. En caso de existir ya un diagnóstico podríamos acudir a varios libros específicos sobre el tema, como es el caso del ya citado “Alimentos contra el cáncer” de Beliveau y Gingras, o Alimentación Anticáncer de la doctora Odile Fernández, la cual ofrece talleres por toda España. El próximo se llevará a cabo en Elche  y cuya información podréis encontrar en la entrada Taller de Alimentación Anticáncer en Elche, 27 Octubre

taller anticancer y macrobiótica
Taller de alimentación anticáncer, 27 de Octubre en Elche

Por último, otra opción podría ser el asesoramiento personal de un consultor macrobiótico, pues los nuevos descubrimientos sobre qué alimentos son beneficiosos para prevenir el cáncer coinciden en su gran mayoría con las ofrecidas por la macrobiótica moderna.

 

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Taller de alimentación anticáncer en Elche, 27 Octubre

Alimentación anticáncer y macrobiótica

Me complace anunciaros la celebración en Elche del primer taller de alimentación anticáncer impartido por la doctora Odile Fernández. Su estilo es sencillo y claro, dejando ver las razones del porqué hablar de la alimentación cuando alguien es diagnosticado con cáncer.  Existen multitud de estudios que respaldan la relación entre cáncer y alimentación, y sin embargo esta relación no se refleja en nuestras visitas al oncólogo.

Odile tuvo que aprender esta relación por si misma cuando el diagnóstico de un cáncer la llevó a concentrar sus esfuerzos en saber qué hacer para superarlo. De estos esfuerzos surgieron sus “recetas anticáncer” y no sólo recetas de cocina sino de otros factores incluidos en el estilo de vida: ejercicio físico, hábitos mentales, métodos de cocina, etc. Después de superar su propio cáncer Odile decidió compartir lo aprendido con la gente. En su libro “Alimentación Anticáncer dice lo siguiente acerca de su deseo de compartir:

Quiero contaros lo que sirvió para mí con el deseo de que sirva para vosotros. Quiero transmitiros los conocimientos adquiridos durante este tiempo y los que día a día sigo adquiriendo. Dicen que lo que no se da se pierde.  Yo no quiero que se pierda  mi experiencia, si esta  puede ayudar e infundir esperanza a otras personas. Quiero contaros lo que a mí me habría gustado que me contasen cuando me dijeron que tenía cáncer. Toda la información que yo no recibí y tuve que buscar quiero que vosotros la tengáis. Habrá personas que pensarán que esto es una tontería y lo que me curó fue la quimio y otras, entre ellas yo, que pensarán que el pensamiento positivo, el deseo de sanar y la alimentación obraron el milagro. No sé que me curó, pero lo importante es que estoy aquí con muchas ganas de vivir y de disfrutar del día a día con mi familia, exprimiendo al máximo todas las oportunidades que me da la vida.

Los descubrimientos científicos acerca de la dieta y el cáncer coinciden con muchas de las recomendaciones que difunde la macrobiótica. Algunas de estas recomendaciones son evitar el consumo de ciertos alimentos como azúcar, alimentos procesados, un exceso de carne y productos lácteos. Por otro lado se recomienda el consumo de cereales integrales, legumbres, semillas, fruta y verdura. Debido a estas coincidencias la labor de un consultor macrobiótico puede representar una ayuda fundamental para la organización y diseño de una dieta anticáncer.

Para más información acerca de Odile Fernández podéis leer la entrevista que mantuvimos con ella en la entrada Alimentación anticáncer, entrevista a Odile Fernández

Si estás interesado en inscribirte al taller puedes llamar a los números que aparecen en la imagen o bien escribir al correo mariolopezpomares@gmail.com

 

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