En muy poco tiempo se han publicado en España dos libros con la misma tesis:
Los cereales no son buenos para tu salud
El primero de los libros se titula Cerebro de pan y está escrito por el Dr. David Perlmutter, un neurólogo que se centra en los problemas que los cereales causan en el sistema nervioso central.
El segundo libro, publicado 3 meses después se titula Sin trigo, gracias y está escrito por el Dr. William Davis, un cardiólogo que analiza la influencia negativa de los cereales en el sistema cardiovascular.
Los cereales son uno de los alimentos más importantes en la macrobiótica; no hay nada más que mirar a la pirámide macrobiótica o al gráfico circular que nos indica qué proporción de cada tipo de alimento hay que tomar. Entonces… ¿a quién hago caso? ¿como o no como cereales? – te estarás preguntando.
Para poder responderte he decidido hacer una cosa:
¡Voy a leer los libros por ti!
Sí, lo has leído bien. Iré a la librería, compraré los dos libros y en una semana voy a leerlos por ti. Tomaré notas y escribiré un post con mis conclusiones.
ALGUNOS PENSAMIENTOS PRELIMINARES
Por un lado, pienso que es muy difícil que nuestros antepasados se equivocasen al elegir los cereales como base de su alimentación: el arroz en Asia, el trigo y la avena en parte de Europa, el trigo sarraceno y el mijo en las zonas más frías y la quinoa o el maíz en Sudamérica. Creo que existen 2 puntos a su favor:
1) Ellos han tenido cientos de años para comprobarlo
2) Lo comprobaron con su experiencia. No disponían de medios para realizar los análisis exhaustivos de la ciencia actual, los cuales a veces fraccionan tanto la realidad que dejan de ser reales. Supongo que de haber sido tan malos se hubiesen dado cuenta, ¿no? De hecho, los alimentos que comemos hoy en día son un resultado de miles y miles de “ensayo y error” de nuestros antepasados. Como especie, empezamos comiendo de todo, hasta que nos dimos cuenta de que algunos alimentos no nos sentaban bien o incluso producían la muerte.
Por otro lado, pienso que la ciencia también puede estar en lo cierto. Además, no sería la primera vez que la ciencia contradice información macrobiótica. Algunos ejemplos de mitos macrobióticos desmentidos son: 1) Se puede vivir sanamente sólo con arroz integral; 2) Hay que beber muy poca agua y a sorbos; 3) Comer pescado dos veces al mes es suficiente para tener toda la proteína que necesitamos.
Veamos que me depara tan apasionante lectura 🙂
A mí me ha pasado como a tí. He sido muchos años vegetariana, luego macrobiótica (que tuve que abandonar por el peso que cogí… al principio bien, pero luego mal).
Hace un año asistí a un seminario de Leo Pruimbon y me rompió todos los esquemas sobre nutrición que tenía (soy nutricionista y sigo estudiando desde 2004).
No ha sido hasta que hace unos 4 meses asístí a un curso sobre psiconeuroinmunología clínica que me decidí a probar. Un mes. Estoy taaaan sorprendida que no puedo creérmelo. Ya llevo así 4 meses y te aseguro que no pienso abandonarlo. Para más información decir que uno de mis clientes hace “ultra trails” y lleva alimentándose así unos dos meses, en cuanto haga su primera competición (con este tipo de nutrición) le haré una entrevista para que él mismo explique como se siente. Ha mejorado sus tiempo, tiene más energía, no tiene hambre, no se siente cansado, duerme mejor, etc… Yo te podría hacer una lista bastante larga de las cosas que he mejorado, una de ellas las vegurrugas: me han empezado a desaparecer (lo tengo documentado con fotografías), la sinusitis, las varicillas que me habían aparecido en las piernas, etc… (la lista es larga).
Los libros dicen muchas cosas y a mí me hacían sentir demasiadas dudas y por eso decidí experimentarlo en carne propia.
Hay un centro de osteopatía donde tratan a profesionales del deporte (en Pamplona) y se alimentan de esta misma manera… deportistas profesionales!!! Asistí a uno de sus seminarios sobre “psiconeuroinmunología y nutrición deportiva”
En fin, te recomiendo que cuando termines de leer esos libros lo practiques un mes, con un mes tendrás bastante para darte cuenta. Eso sí, durante los primeros días se pasa bastante mal, es como un síndrome de abstinencia, luego se pasa y realmente es sorprendente.
Un abrazo.
PD: Un libro que te recomiendo es “El mono obeso”.
Hola Joana,
muchas gracias por tu participación en Macrobiótica Mediterránea.
Y también por lo instructivo de tu comentario. Es un testimonio a tener muy en cuenta, profesional y personalmente. Voy a leerlos, tomar notas, sacar conclusiones y, porque no, a probarlo como me aconsejas. Te iré contando.
¡Ah! y gracias por la referencia de “El mono obeso”, soy un fan de los libros.
Saludos
Hola Mario,
Estoy “afiliada” a tu blog desde hace poco, pero me ha ayudado a modificar un poco mi alimentación, así que muchas gracias por adelantado.
Te paso un enlace de otro blog donde ya se habla del Libro “Cerebro de pan” : http://loquedicelacienciaparadelgazar.blogspot.com.es/2014/07/critica-del-libro-cerebro-de-pan-grain.html
La verdad es que lo que dice la crítica tiene sentido; en cualquier caso tú también lo aclaras en tu post, y en algun otro que he leido. Debemos comer preferiblemente lo que es de nuestra zona, no puede ser que de golpe venga alguien y diga que el trigo es malo. Lo veo poco más que absurdo.
Otra cosa es como lo comemos, que si refinado, que si añadiendo grasas, etc. Que si comemos demasiado. Seguramente. Pero de ahí a decir que el trigo es malo, es pasarse un poco.
La verdad, espero tu post con tus comentarios. Seguro que es muy interesante.
Hola, yo tenía las miasmas dudas. He estado comiendo durante un tiempo siguiendo la nutrición energética o macrobiótica y me quedé bastante baja de hierro en el embarazo. Conozco gente que se ha pasado de la macrobiótica al crudiveganismo porque dicen que no les sentaba bien, pero yo lo que hago ahora es combinar las dos cosas; he añadido bastante fruta que antes no comía y me siento fuerte, me siento genial, parece que se me ha regulado el hierro sin tener que tomar suplementos; también como cereal, algo de legumbre, algo de pescado y me va bien así, las verduras las como cocidas, al vapor, no me apetecen tanto crudas porque noto que me enfrían muho; con la fruta no me pasa porque es alta en azúcares. Si el cereal fuera tan malo, los japoneses que comen bastante arroz no vivirían tantos años; siempre me pregunto cuál debe ser la verdad, ¿qué creéis vosotros?
Hola, querida lectora.
Gracias por aportar tu experiencia porque ello supone un medio más a través del cuál cada persona encuentre su forma de alimentación ideal.
En mi experiencia, tengo que decir que más que una fórmula concreta, la macrobiótica me ha aportado un entendimiento sobre el efecto de los alimentos.
Como tú dices, a mi también me fue mal la macrobiótica de Michio Kushi. El primer mes fue muy bien; más energía y lucidez, pero a partir de ahí todo fue a peor. Peso por debajo de lo saludable, mal aspecto, imposibilidad de hacer ejercicio físico intenso. Yo fui más cabezón que tú, y tuve que irme al otro lado del mundo y estudiar con profesores experimentados para darme cuenta de lo que estaba sucediendo. Cambié mi alimentación y todo resuelto.
La macrobiótica de Michio Kushi no sirve a todo el mundo ni es para siempre. Por ello, abogo por una macrobiótica amplia, una macrobiótica que se base en las prácticas de los pueblos más longevos y no en las recomendaciones de una persona o escuela. Y en este tipo de macrobiótica amplia se incluyen los cereales integrales en grano como la forma más sana de tomar carbohidratos. No tienen porque tener tanto protagonismo como en la macrobiótica de Kushi, pero sí estar presentes y compartir su papel con verduras como el boniato, la zanahoria, la chirivía, la yuca… Las críticas que reciben los cereales en su mayoría se centran en los productos elaborados con harina blanca de trigo y no con otro tipo de cereales.
Un cordial saludo
Mario