La expresión más sencilla y completa de un desayuno macrobiótico son las gachas.
Las gachas reúnen varias cualidades que las hacen el desayuno ideal: su ingrediente principal es el cereal en grano, contienen gran cantidad de líquido, cocinadas suficientemente, calientes, ligeramente dulces (aunque también hay versiones saladas), con varias texturas pero la principal es blanda para que sea fácil de masticar y digerir.
Para no invertir demasiada energía y tiempo por la mañana, lo más práctico es tener el cereal ya cocinado, como es el caso de esta receta. La avena está cocinada previamente y se guarda en la nevera, pudiendo aguantar 3 días.
También se cocina previamente la manzana. Puedes hacerla asada o hervida con un dedo de agua (varias manzanas en una olla a fuego lento y tapadas).
El día que queremos desayunar montamos el plato como puedes ver en el vídeo.
NOTAS
1. Receta del libro: Keith Michel (1987). Practically Macrobiotic. Northamptonshire: Thorsons Publishing Group. P. 112.