Para saber si estamos sanos podemos utilizar varios criterios que, en el caso de cumplirlos, diremos que estamos sanos. El criterio más sencillo es el de “ausencia de enfermedad”; si no padezco ninguna enfermedad es que estoy sano. La Organización Mundial de la Salud amplia el criterio y dice: “Si experimentas un completo bienestar físico, mental y social, además de la ausencia de enfermedad, entonces es que estás sano”. ¿Qué dice la macrobiótica al respecto?
12 INDICADORES DE SALUD MACROBIÓTICA
Durante mi estancia en la Escuela Macrobiótica ISANA, Ana López nos instruyó magistralmente sobre cuales eran las características de una persona macrobióticamente sana. A continuación expongo parte de aquella clase junto con algunas notas personales y sugerencias del consultor macrobiótico Verne Varona.
1. ENERGÍA
La energía que tenemos a lo largo del día es el principal indicador de salud. La macrobiótica constituye un conjunto de conocimientos que se emplean para facilitar a las personas conseguir sus objetivos. ¿Qué sueño no requiere de energía para poder manifestarse? Conseguir un buen trabajo, ser un excelente profesional, conseguir la casa soñada o criar a los hijos requiere grandes cantidades de energía. Una persona sana, según la macrobiótica, dispone de la energía suficiente para realizar todo ello, pero no es una falsa energía (la que deriva de los estimulantes como café o azúcar) sino una energía real, resultado de una alimentación y un estilo de vida acorde con nuestra naturaleza.
Aprende a aumentar la energía de tus platos en el post La macrobiótica energiza lo que comes.
2. APETITO
En la zona donde vivo, las personas mayores suelen decir que el hambre es sinónimo de salud. Por el contrario, uno de los principales síntomas cuando alguien está enfermo es la ausencia de apetito. Todo el mundo lo ha experimentado al coger un catarro o tener unas décimas de fiebre. Por tanto, una persona sana tiene buen apetito, y no sólo por la comida sino por otro tipo de cosas como el sexo, la exploración intelectual o el conocer como le va a los de su alrededor.
3. REGULARIDAD INTESTINAL
Hiromi Shinya, autor del famoso libro “La enzima prodigiosa”, del cuál hablaremos próximamente, comenta lo siguiente:
Durante décadas de práctica clínica, al dar consulta a literalmente cientos de miles de personas como endoscopista gastrointestinal, he aprendido que cuando el sistema gastrointestinal de una persona está limpio, el cuerpo de esa persona es capaz, con cierta facilidad, de combatir enfermedades de cualquier tipo. Por el contrario, cuando el sistema gastrointestinal está sucio, esa persona será propensa a sufrir de algún tipo de enfermedad.
El 80% del sistema inmune del organismo se encuentra en los intestinos, por ello mantenerlos limpios constituye una pieza clave para mantenernos sanos. El tiempo medio que tarda la comida desde que es ingerida hasta que se expulsa es de 16 a 22 horas en una persona sana; todo lo que se prolongue a partir de ahí da como resultado una acumulación de toxinas que compromete los mecanismos de defensa del organismo.
4. SUEÑO PROFUNDO
Durante el sueño pasamos varias fases. Existe la fase 1, 2, 3, 4 y 5. Las fases 3 y 4 son consideradas sueño profundo, y la fase 5 sueño REM (fase en la que soñamos). Estudios con ratas han demostrado que si se les priva del sueño profundo (fases 3 y 4) mueren a los pocos días (Purves y cols., 2001). No están claras aún las razones por las que se duerme pero sí se sabe que su privación trae consecuencias fatales.
También son muy frecuentes los trastornos del sueño en afecciones generales como por ejemplo la fibromialgia. Estudios sobre el sueño han demostrado que si privamos a una persona de sueño profundo comienza a experimentar síntomas parecidos a los que se dan en la fibromialgia (estudio aparecido en el libro “Fibromialgia” de M. Martínez Lavín, 2006).
Una serie de recomendaciones sencillas para para facilitar el tener un sueño reparador:
- Cenar temprano, mínimo 2 ó 3 horas antes de irse a dormir, recomendación frecuente en macrobiótica
- Seguir horarios regulares para acostarse y levantarse
- Estar en la cama solamente para dormir
- Realizar ejercicio físico de forma regular
- “Desconectar” de los quehaceres y problemas diarios minutos antes de irse a dormir
- Procurar estar al sol al menos 15 minutos al día
5. ESTABILIDAD EMOCIONAL
Una alimentación equilibrada, compuesta en su mayor parte de alimentos centrales (cereales, legumbres, verduras, etc.) contribuye a una experiencia psicológica equilibrada, mientras que si consumimos alimentos extremos como azúcar o productos químicos, nuestro estado de ánimo puede variar bruscamente. La salud responde más a la definición de un estado de equilibrio sostenido que a un equilibrio como resultado de oscilaciones bruscas de un polo al contrario.
Para más información al respecto visita los posts Beneficios de una dieta macrobiótica o Por qué no-azúcar en macrobiótica.
6. DESEOS O ANSIAS POR ALIMENTOS CONCRETOS
Los deseos intensos por un alimento concreto en muchos casos nos están indicando un desequilibrio dietético o nutricional. Una comida demasiado salada o concentrada dará como resultado un deseo intenso de consumir alimentos dulces, o bien un gran volumen de líquidos. No es que haya que evitar tomar aquello que nos apetece irresistiblemente, sino intentar modificar las condiciones que hicieron surgir el deseo.
Aparte de los desequilibrios dietéticos y/o nutricionales, los deseos intensos por alimentos concretos también pueden tener un origen psicológico. En ese caso, habría que advertirlo e intentar poner remedio en la misma dimensión en la que se da el desequilibrio. Por ejemplo, ante estados de ansiedad intentaríamos equilibrar a la persona mediante ejercicios psicológicos: ejercicios de relajación, meditar, reflexionar acerca de lo que nos preocupa, etc.
En el siguiente post atenderemos a los 6 puntos restantes y podremos seguir respondiendo a la pregunta de si estamos o no sanos según la teoría macrobiótica.
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