En macrobiótica existen alimentos “sagrados” o “intocables”. Los cereales, las verduras, las legumbres o las semillas se recomiendan continuamente en libros, charlas y páginas web. Se recomiendan tanto que llegan a parecer inofensivos, incapaces de provocar desequilibrio alguno, pero… ¿es eso cierto?
Hace algunos años, cuando empecé con la macrobiótica, reduje el consumo de alimentos extremos (azúcar, carne, huevos, pescado) y me volqué casi por completo en las verduras y los cereales. Varios meses después había adelgazado 6 kilos y había perdido energía y capacidad para realizar ejercicio físico intenso. Y no era por falta de comida porque tomaba grandes platos de arroz, mijo o cebada, pero seguía sin tener energía. ¿Qué ocurrió?
En macrobiótica se clasifican los alimentos en un continuo yin-yang. En el extremo yin encontramos los alimentos con efectos expansivos (azúcar, medicamentos, conservantes, alcohol…). En el extremo yang tenemos los alimentos con efectos contractivos (sal, tamari, huevos, carnes rojas…). Se recomienda que la dieta se base en los alimentos centrales, que son: los cereales, las legumbres, las semillas, las algas y las verduras. De esta recomendación surge una pregunta: ¿A más alimentos centrales más equilibrio? Mi experiencia me dice que no. El equilibrio necesita la participación de muchos y variados ingredientes, al igual que una buena receta, un buen día o una excelente obra de arte… todos ellos incluyen diferentes y variados elementos que combinados de forma armónica resultan en un todo equilibrado. La macrobiótica consiste en saber combinar, y en esta combinación también existe un sitio para los extremos, incluso me atrevería a decir que son necesarios.
LO QUE APRENDÍ DE COMER MUCHOS CEREALES
A medida que fui a prendiendo macrobiótica me di cuenta de mis errores iniciales. Uno de ellos fue basar mi dieta de forma excesiva en los cereales, lo cual me llevó a la falta de energía y otros síntomas que ya he comentado más arriba. Ahora comparto mi experiencia de manera que entre todos podamos hacer la macrobiótica más macrobiótica. Esto fue lo que aprendí de comer arroz, mijo y otros cereales a todas horas:
1. LA REGLA “CUANTOS MÁS CEREALES MEJOR” NO VALE
Ten en cuenta tus características personales para saber si es conveniente tomar más o menos cereales. El consultor macrobiótico Verne Varona, recomienda diferentes proporciones de cereales según tus propósitos. Si estás empezando con la macrobiótica toma un 25% de cereales en grano y un 5 % de productos derivados de cereales (pan, pasta, otros productos hechos con harina). Si eres una persona muy ocupada, que siempre va de aquí para allá, permítete comer menos cereales en grano y aumentar ligeramente los productos derivados de cereales, te hará la vida más fácil. Si lo que quieres es perder peso mantén el consumo de cereales en grano en un 15-20% y reduce al máximo los productos derivados. Si actualmente te estás recuperando de alguna enfermedad seria aumenta los cereales de tu dieta hasta llegar a un 45% del total.
2. LA CANTIDAD ANULA LA CALIDAD
Comer demasiado, sea lo que sea, dificulta las digestiones. No tienes porque notar ningún síntoma como pesadez, acidez, etc. pero la cantidad de nutrientes absorbidos se reduce por una sobrecarga del sistema digestivo. La cantidad de comida anula su calidad. Aunque nos alimentemos con los mejores productos, de origen vegetal y biológicos, si nos pasamos en cantidad estaremos debilitando nuestra condición.
3. CUANDO LOS CEREALES ME QUITAN ENERGÍA Y SALUD
Abusar de los cereales nos puede llevar a un organismo con exceso de acidez. Los cereales en forma de harina o en grano acidifican el organismo; también los integrales. Si comemos cereales en exceso, o bien, no los compensamos correctamente con verduras, algas y otros alimentos alcalinizantes podrían aparecer síntomas de acidez. Por ejemplo: falta de energía, pérdida del tono físico y psíquico, sensación de frío, tristeza, nerviosismo, palidez, llagas en la boca, caries dental, goteo constante de la nariz, piel seca y otros. Si quieres aprender más sobre el efecto alcalinizante o acidificante de los alimentos puedes visitar las siguientes entradas: Alimentos alcalinizantes en macrobiótica, Alimentos acidificantes en macrobiótica y Alimentos ácidos en macrobiótica.
4. SI LOS CEREALES LLENAN LA CASA, NO HABRÁ HUECO PARA TODO LO DEMÁS
Comer muchos cereales nos puede llevar a descuidar otros alimentos, lo que desemboca en un estado de desnutrición. El cuerpo intenta compensar comiendo más… y si nosotros nos empeñamos en seguir comiendo más cereales, entramos en un círculo vicioso del que no salimos nunca: Como cereales-> Mi cuerpo busca otros nutrientes mediante un aumento de apetito -> Como más cereales. La solución en estos casos sería introducir otro tipo de alimentos , sobre todo proteínas y grasas (pescado, huevos, frutos secos, legumbres, aceites de buena calidad).
5. CON ESPAGUETIS NO SUBES EL EVEREST
Si realizas ejercicio físico intenso quizás los cereales no sean suficientes para compensar el ejercicio y llevarte al equilibrio. Observa tu peso y energía, y si adviertes que disminuye incorpora más proteínas y grasas. Los cereales aún siendo alimentos centrales dentro del continuo yin-yang, a veces no son suficientes para compensar actividades intensas. Para ello quizás necesitemos incluir otros alimentos como pescado (2-3 veces por semana), algún huevo de origen biológico, más frutos secos y semillas, más aceites de calidad. Puedes profundizar en este tema en la entrada (y sus comentarios) Dieta macrobiótica para ganar peso.
Macrobiótica no es comer mucho de esto y poco de aquello, sino mantenernos alerta y saber combinar lo que tenemos en nuestro plato de forma que encaje con el resto de elementos que forman nuestra vida. Si cambia nuestro ambiente y queremos seguir equilibrados, nosotros también tendremos que cambiar. Los pilotos dicen: “Llevar un avión no es trazar el rumbo y ya está. Has de estar atento, el rumbo se corrige constantemente porque las condiciones ambientales cambian constantemente. Si quieres llegar a tu destino, no te eches a dormir”.
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