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Bulgur, un clásico de la macrobiótica mediterránea

Mientras que en la macrobiótica tradicional existe un predominio del arroz integral sobre los otros cereales, en distintas partes del mundo esta relación cambia. En el caso de la región mediterránea ese protagonismo lo comparte con el trigo.

El trigo es más difícil de digerir que otros cereales y por eso la cultura encontró distintas formas de facilitar su digestión, transformando el grano en pan, pasta, cuscús o bulgur.

¿QUÉ ES EL BULGUR?

El bulgur o burghul (es así como lo pronuncian los árabes) es un grano de trigo duro que ha sido cocido en agua, después secado, refinado y cortado. El resultado es el que podéis ver en la fotografía realizada exclusivamente para Macrobiótica Mediterránea, que nos permite ver los detalles del corte.

bulgur en alimentación macrobiotica

De esta forma el trigo es mucho más fácil de digerir y más rápido de preparar. Aunque esté refinado el hecho de haberlo cocido con el germen y el salvado hace que ciertos nutrientes pasen al endospermo que es la parte del grano que queda en el bulgur.

¿CÓMO PREPARALO?

Si alguna vez has preparado cucús, te diré que el bulgur se prepara de la misma manera pero utilizando la proporción 1:2, es decir 1 medida de cereal y 2 de agua. Te explico:

Pon en una olla o sartén honda, 2 vasos de agua y 3 pizcas de sal (1 pizca = lo que coges con dos dedos). Cuando esté hirviendo añade 1 vaso de bulgur, reparte bien en el fondo de la olla, para el fuego, tapa la olla y espera alrededor de 20 minutos. Después ves rascando con un tenedor con cuidado para ir separando el grano.

UNA RECETA CON BULGUR

Para que puedas llevar a tu mesa un plato con bulgur aquí te presento una receta de Denny y Susan Waxman que aparece en su libro The Complete Macrobiotic Diet (todavía sin traducción al español) y del que ya puedes disfrutar en Macrobiótica Mediterránea.

Ensalada de bulgur

Vas a necesitar:

  • ½ vaso de pepino cortado a rodajas
  • ½ vaso de cebolla roja cortada finamente
  • ½ vaso de bulgur y 1 vaso de agua
  • Perejil picado, 1 tomate
  • Para el aliño: 3 cucharaditas de aceite de oliva, pizca de sal, 1 cdta. de zumo de limón

Elaboración:

  1. Corta el pepino y la cebolla finamente, añade dos pizcas de sal. Mézclala suavemente y pon un plato encima con peso. Déjalo así durante el tiempo que cocinas y preparas el resto de ingredientes.
  2. Pon el agua a hervir con dos pizcas de sal. Cuando esté hirviendo añade el bulgur, reparte bien, tapa la olla y espera 20 minutos.
  3. Pica el perejil y parte un tomate a dados.
  4. Mezcla el aceite, la sal y el limón. Si quieres puedes sustituir la sal por vinagre de umeboshi (1 cucharadita).
  5. Una vez cocinado el bulgur deja enfriar unos minutos y mezcla todos los ingredientes. Añade el aliño al final.

Un próximo lanzamiento…

Si te ha gustado el post de hoy y te interesa dominar el trigo y otros cereales, me complace anunciarte el lanzamiento de un curso que nos ha ocupado varios meses y largas horas de trabajo: Cocina Cereales.  Una inversión que valdrá la pena si te permite de una vez por todas dominar eso a lo que llamamos cereales y que, cuando empezamos con la macrobiótica, todos pensamos que son esos “krispis” del desayuno.

MBM Cocina Cereales – Anuncio 1: Cereales integrales y nada más from Macrobiótica Mediterránea on Vimeo.

Si no te aparece el vídeo, pincha en “Anuncio 1: Cocina Cereales” para poder verlo.

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Mis notas del libro: Macrobiótica, la revolución sana

macrobiotica mediterranea y varatojo

Hace unos meses, en el Instituto Macrobiótico de España, en Valencia, tuve la oportunidad de asistir a varias clases del consultor macrobiótico Francisco Varatojo. Divertido y con mucha carisma, nos deleitó con numerosas reflexiones y anécdotas del mundo de la macrobiótica. En 2014 publicó un libro en español titulado Macrobiótica. La Revolución Sana. En este post podrás ver la revisión de mis notas sobre los contenidos del mismo.

Macrobiótica, la revolución sana from Macrobiótica Mediterránea on Vimeo.

Información adicional al vídeo:

LA BANDERA YIN-YANG

Varatojo muestra en su libro una lista de alimentos enumerados según sus efectos energéticos (yin-yang). Si son más contractivos estarán más cerca del extremo yang; si son más expansivos estarán cerca del extremo yin. La macrobiótica recomienda tomar regularmente alimentos del centro, ni muy yin ni muy yang. He llamado a esta lista “la bandera yin-yang”.

 EXTREMO YANG

  • Sal
  • Huevos
  • Carne (cerdo, ternera)
  • Quesos curados y salados
  •  Aves
  • Pescado azules (salmón, atún, caviar)
  • Pescados (trucha, merluza, lenguado, emperador, sardina)
  • Moluscos y mariscos (calamares, ostras,, gambas, mejillones, almejas)
  • Cereales integrales (arroz, cebada, maíz, trigo, centeno, avena)
  • Derivados de los cereales integrales (pasta integral, cuscús)
  • Legumbres (judías, garbanzos, lentejas, habas)
  • Algas
  • Vegetales (cebolla, zanahoria, nabo, calabaza, col, brócoli, berros, puerros)
  • Semillas y oleaginosas (nueces, cacahuetes, almendras, pipas de calabaza, sésamo)
  • Frutos de clima templado (manzana, pera, melocotón, fresa, castañas) 
  • Vegetales de origen tropical (patata, tomate, calabacín, pespárrago, berenjena, pimiento)
  • Queso fresco y requesón
  • Leche
  • Yogur
  • Frutos tropicales (plátano, mango, piña, papaya, níspero)
  • Nata
  • Especias (pimienta, pimentón, guindilla, curri)
  •  Bebidas alcohólicas
  •  Azúcar
  • Refrescos
  • Chocolate
  • Helados
  • Pasteles
  • Químicos (aditivos fertilizantes, medicamentos)

EXTREMO YIN

NO HAY RESPUESTAS ABSOLUTAS

Este es el fragmento al que hago referencia en el vídeo y donde Varatojo habla sobre la necesidad de la gente de tener respuestas absolutas sobre la dieta (p. 102):

Normalmente, cuando se intenta cambiar de la alimentación, la mayoría de las personas quieren encontrar una respuestas definitiva y absoluta a la pregunta: tenemos que ser completamente vegetarianos o comer carne todos los días, comer todo crudo o quizás todo cocinado, comer según nuestro grupo sanguíneo o ese es un criterio irrelevante…Así pues, la mayoría de los practicantes de cada corriente defiende su punto de vista de forma acérrima y muchas veces intransigente, sin considerar que las circunstancias externas están en transformación permanente y que, en ese sentido, debe haber una adaptación constante al medio.

Lo importante es empezar por conocer qué se adapta mejor a nosotros e ir probando; los resultados prácticos son la mejor y más clara manera de saber si lo que estamos haciendo es adecuado o no.

Conozco a personas vegetarianas desde hace décadas que gozan de una perfecta salud, así como a vegetarianos con deficiencias nutricionales serias. Conozco a personas macrobióticas que irradian brillo y alegría y también conozco a otras que no son claramente el ejemplo típico de la salud y el bienestar.

La macrobiótica se ha interpretado a menudo como una dieta estricta, con unos “sís” y unos “nos” muy claros, y eso era lo que mucha gente buscada (respuestas absolutas), pero decantarse por ese tipo de macrobiótica, desde mi punto de vista, es restarle capacidad sanadora a la misma. Para que la macrobiótica contribuya a la felicidad de la gente, ésta debe ser un conjunto de principios que nos ayude a tomar decisiones más que una lista de órdenes.

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Rompí las reglas y me comí media sandía

sandía mediterránea y macrobiótica

Cuando conocí la macrobiótica lo hice todo a lo bestia. De un día para otro vacié mis armarios. Aprendía rápido y de la misma forma llenaba la cocina con cereales, legumbres, algas, semillas y otros alimentos. Mis platos cambiaron.

Todo iba bien, mente y cuerpo alineados, me apetecía lo que creía que era correcto. Hasta que llegaron los primeros apetitos por alimentos “prohibidos”. Uno de esos alimentos fue la sandía.

Después de 2 ó 3 días apeteciéndome con insistencia me dirigí a una verdulería, escogí una sandía no muy grande, pues vivía solo, y ya de vuelta en casa me comí media. La sensación fue la de un equilibrio brutal, como el que ha estado en el desierto varios días y por fin llega a un oasis.

¿Por qué me apeteció con tanta insistencia sandía en aquel primer verano de macrobiótica estricta? Mi respuesta: una dieta macrobiótica estricta deficiente en alimentos refrescantes y agua, lo que, unido al verano, llevó a la inteligencia de mi organismo a pedir a gritos un alimentos como la sandía.

En muchas ocasiones confundimos la macrobiótica con una dieta definida y estricta, cuando en realidad es una forma de pensar en los alimentos, que nos debe permitir una mejor elección de los mismos, dependiendo del lugar donde vivimos, de la estación, de nuestro estilo de vida y nuestra salud.

PROPIEDADES DE LA SANDÍA

La sandía vino a socorrerme en ese primer verano de macrobiótica estricta por las cualidades que posee. Ciertos alimentos, a modo de superhéroes, nos rescatan en muchas ocasiones de un desequilibrio propiciado a menudo por nuestra mente.

La sandía, fruta introducida en España por los árabes, de marcado carácter mediterráneo, florece en junio y julio y su fruto madura 40 días después. Es una fruta que nos acompaña en los meses más calurosos del año. En macrobiótica aprendemos que los alimentos que crecen de forma natural en un entorno, ayudan al hombre que vive allí a adaptarse al mismo. Por tanto, todo lo nazca en verano deberá de ayudar a las personas a llevar mejor todo lo que viene con el verano: calor y pérdida de agua.

Energéticamente la sandía enfría y da humedad, por tanto es un fruto adecuado para soportar mejor el calor y para hidratar el cuerpo, aportando no solo agua sino también sales minerales. Será muy recomendable en caso de pasar  varias horas al sol, realizar ejercicio físico o no beber la suficiente agua durante el día.

Por la dirección en la que crece, hacia bajo y hacia fuera, tiende a beneficiar a la parte inferior del cuerpo humano (intestinos, vejiga y órganos reproductores). Y por su ritmo de crecimiento, lento y constante, favorecerá conductas cuyo éxito necesiten ese ritmo, al mismo tiempo que favorece un estado de ánimo más estable.

Si acudimos a una tabla de composición de alimentos veremos como lo que sabemos a nivel energético se respalda en su análisis bioquímico, como frecuentemente sucede. La sandía es muy rica en agua. Por cada 100 g de sandía 94,6 g son agua. Además del agua 4,5 g son hidratos de carbono (los azúcares naturales de la fruta), 0,4 g son proteínas, nada de grasas y 0,5 g de fibra. También encontramos minerales en cantidades variables, entre los que destacan el potasio (120 mg, mientras que el plátano, famoso por contener mucho potasio, contiene 350). Por último también destaca su contenido en carotenos (provitamina A) 198 microgramos y en licopeno, sustancia anticancerígena.

CÓMO LA TOMO YO

Me gusta tomar la sandía en ayunas, partir un par de tajadas en forma de dados y tomarlas como aperitivo que precede al desayuno. Suelo esperar unos 15 minutos entre la sandía y el resto del desayuno. Me abre el apetito y empiezo el día con algo refrescante que me ayudará a compensar el calor del verano.

Si estoy en casa puedo tomarla entre horas o bien 30 minutos antes de comida o cena.

TRUCOS PARA ELEGIR UNA BUENA SANDÍA

A veces abrimos una sandía y puede que esté verde o muy madura o que no esté dulce. Al ser una fruta tan grande, si no sale bien, nos venimos abajo. Para tener mayores garantías de éxito podemos tener en cuenta los siguientes puntos:

mancha de suelo y macrobiótica

1

Obsérvala y comprueba que sea simétrica y no tenga ningún  desperfecto, magulladura o corte.

2

Cógela y sopésala. Tiene que ser pesada para su tamaño, lo que indica que su contenido en agua es alto.

3

Observa el color de su piel. Debes observar una mancha amarilla. Esta mancha se le suele llamar “mancha de suelo” y se produce al estar la sandía apoyada sobre el suelo durante su crecimiento. Si la mancha es clara es un indicativo de que la sandía ha estado el suficiente tiempo en el campo como para madurar del todo, y por tanto, estar más dulce.

4

El color también nos dará información de su grado de maduración. Un color verde oscuro y poco brillante nos indica que la sandía está madura. Si la sandía está brillante puede que se haya cosechado antes de tiempo.

5

Por último el famoso golpe con los nudillos. Está técnica exige algo de práctica. Consiste en dar un golpe con los nudillos a la sandía, si suena a “hueco” indicará que la sandía está en su punto.

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El aceite de oliva

macrobiótica mediterranea olivos

 

Si queremos conformar una macrobiótica mediterránea hemos de ampliar el conocimiento que tenemos de alimentos específicos de la zona. En macrobiótica tradicional existe un conocimiento de las propiedades del miso, la seta shitake, la ciruela umeboshi o el daikon, pero sin embargo no vamos a encontrar en ella grandes palabras sobre el aceite de oliva, el cantueso, la manzanilla, el queso de cabra o las habas. Los japoneses no tenían por que hacerlo, ese es nuestro cometido.

No voy a negar el conocimiento que ya tengo. Si creo que el miso o el té shitake puede ir bien en ciertas situaciones lo recomendaré, pero mi intención es hacerlo también con alimentos de mi tradición.

El producto icónico por excelencia de la región mediterránea es el aceite de oliva y con él me gustaría empezar una serie de entradas dedicadas a los alimentos del Mediterráneo. A lo largo de la historia, una larga historia (4500 a.c.), el aceite de oliva se ha utilizado con fines diversos: alimentación, bálsamos, ungüentos, jabones, en lámparas y otros usos en tareas de artesanos y marineros.

QUÉ OPINIÓN LE MERECE EL ACEITE DE OLIVA  A LA MACROBIÓTICA TRADICIONAL

KUSHI, EL MÁS ESTRICTO

En las escuelas macrobióticas que visité durante mi formación comprobé que  el aceite de oliva se usaba en raras ocasiones. La influencia de la cocina oriental hace que se use poco aceite y éste es el de sésamo. Además, la macrobiótica tradicional está orientada a lo terapéutico, es una versión casi vegana, escasa en grasas y proteínas. Este modelo puede ser útil en los casos donde es necesario una depuración, pero es ineficaz en muchas otras situaciones.

ESTUDIANTES DE KUSHI

Consultores con muchos años de experiencia se han vuelto más moderados en este tema. Reducen la cantidad de cereales, aumentan la cantidad de verduras y de proteínas, y también recomiendan un mayor consumo de aceite, especialmente de aceite de oliva.

John Kozinski comenta: “Si suprimimos las grasas puede aumentar la apetencia de azúcar. Se necesita aceite para que el hígado funcione. Cada vez que se toma aceite la glándula biliar funciona. El cuerpo requiere una dieta variada para mantener sus funciones. Ciertos nutrientes como las vitaminas A, E y K necesitan grasas para ser absorbidas. El aceite de oliva puede considerarse mejor que el aceite de sésamo porque tiene mayor equilibrio de diferentes tipos de grasas. Recomiendo 2-3 cucharadas por día, aunque  para algunas personas podría ser insuficiente”.

Denny Waxman, otro consultor experimentado destaca los diferentes beneficios del consumo de aceite. Mejora el gusto de los alimentos, te sacia y aumenta la capacidad para absorber minerales y vitaminas solubles en grasa (A, D, E y K). Mientras que el aceite de sésamo es más seco, el aceite de oliva es más rico y húmedo; nutre más las emociones.

Francisco Varatojo no entra en mucho detalle. Reconoce que los mejores aceites son los de primera prensión puesto que son los más tradicionales en todo el mundo. Recomienda para uso diario el aceite de sésamo y el aceite de oliva virgen extra.

TIPOS DE ACEITE DE OLIVA

Cuando vamos al supermercado nos podemos encontrar con diferentes tipos de aceite de oliva, ¿cómo saber cuál es de mejor calidad?

Existen 5 grandes categorías de aceites:

ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA

Es un aceite de calidad superior que se obtiene al prensar las olivas por procedimientos mecánicos en frío (menos de 27ºC). No hace falta que ponga en la botella “Primera prensión en frío”, pues todos los aceites de oliva virgen extra, hoy en día, son de primera prensión en frío. Es un aceite que por definición no debe sobrepasar el 0,8º de acidez.

ACEITE DE OLIVA VIRGEN

También se obtiene al prensar las aceitunas por procedimientos mecánicos en frío, pero se le permite tener pequeños defectos de aroma, sabor o color. Tiene un nivel máximo de acidez de 2º.

ACEITE DE OLIVA SIN DENOMINACIÓN

Se trata de un aceite de oliva virgen de buena calidad al que se le ha añadido un aceite de oliva refinado en una proporión inferior al 1,5 por ciento. También se conoce como aceite de oliva suave.

ACEITE DE OLIVA REFINADO

Es una aceite al que se ha sometido a varios tratamientos químicos o térmicos que le hacen perder la mayor parte de sus cualidades gustativas y nutritivas. Tiene menos sabor y olor a aceite de oliva.

ACEITE DE OLIVA ARTESANAL

El término “aceite artsanal” no está reglamentado pero se utiliza para designar a esos aceites elaborados por pequeños productores privados. Suelen llevar el nombre del molino o de la finca donde se elabora. Las condiciones de cultivo y recogida son superiores muchas veces a los aceites elaborados por empresas comerciales. Estos aceites son más caros que los que tienen una mayor distribución, pero también ofrecen una gama más variada de sabores y aromas.

PISTAS PARA ELEGIR EL MEJOR ACEITE DE OLIVA

El mejor aceite de oliva es el aceite de oliva virgen extra.

En primer lugar, porque se obtiene por un simple prensado mecánico, sin que intervenga ningún tipo de refinado. Al no refinarlo conservamos los ácidos grasos esenciales, antioxidantes (vitamina E), fitoesteroles y polifenoles presentes de forma natural en la aceituna.

Y en segundo lugar, porque su nivel de ácido oleico, no más de 0,8º, permite que se conserve mejor.

Para asegurarnos de que compramos un buen aceite de oliva virgen extra hemos de tener en cuenta los siguientes puntos:

1.-Fijarse en la etiqueta que ha de decirnos su origen y denominación.

2.-Elegir aceites en botellas de cristal tintadas con las cuales se protege el aceite de la luz.

3.-Las fechas de producción y de caducidad deben aparecer en la botella.

4.-Desconfiar de los aceites pálidos y poco olorosos, y de ofertas a bajo precio.

5.-Una vez en casa mete un poco de aceite de oliva en un vaso. Si después de unas horas se convierte en sólido, es bueno. Si sigue líquido se trata de un producto de calidad dudosa.

PRIMERA PRENSIÓN EN FRÍO

En el libro de Julié Frédérique, El aceite de oliva astuto, encontré una aclaración sobre el término “primera prensión en frío” que, por su repetido uso en el contexto de la alimentación saludable, me ha parecido conveniente transcribirlo aquí:

Es una denominación comercial que data de una época en que los molinos, poco potentes, efectuaban un segundo prensado adicional con agua caliente. El avance tecnológico supuso que esta distinción dejara de tener justificación hace décadas, aunque continúa siendo un factor atractivo ligado a la tradición.

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Primera definición de macrobiótica mediterránea

Si queremos ser coherentes con los principios de la macrobiótica y vivimos en las proximidades del Mar Mediterráneo, no deberíamos usar de forma regular alimentos como las judías adzuki, las algas, el trigo sarraceno, el tofu, la salsa de soja o el miso. Respeto al que quiera utilizar estos alimentos frecuentemente, de hecho, yo los he utilizado durante años y los beneficios han sido numerosos. Ha sido algo que me ha gustado, parte de mi experiencia, pero en un intento de mejorarlo y superar ciertas limitaciones de ese mismo sistema, me he propuesto crear los fundamentos de lo que he llamado macrobiótica mediterránea, que une los principios de la macrobiótica y la cultura mediterránea.

Los alimentos y tradiciones culinarias del mediterráneo están relacionadas con numerosos beneficios para nuestra salud. Considero acertado el partir de tales datos, con respaldo científico, para comenzar a definir qué es una alimentación macrobiótica mediterránea.

LOS 8 COMPONENTES DE LA DIETA MEDITERRÁNEA

Las ventajas para la salud de la dieta mediterránea comenzó a destacarse con el estudio de Ancel Keys, fisiólogo de la universidad de Minnesota, que en los años 50 estudió la dieta y los hábitos de las personas de 7 países. En él comprobó que los griegos tenían los ratios más bajos en enfermedades cardíacas y que eran los que más vivían, incluso tomando una dieta rica en grasas (en los 50 se creía que todas las grasas eran malas). Fue el primer estudio en hipotetizar que la dieta mediterránea tenía beneficios para la salud. En los años posteriores se corroboraría tal hipotésis con otros muchos estudios.

Antonia Trichopoulou, profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Atenas, galardonada con el IV Premio Grande Covián, es autora de La dieta tradicional mediterránea y la longevidad en la vejez: una revisión. (pincha para ver el texto completo del estudio en inglés)

En este estudio Trichopoulou expone 8 componentes de la dieta mediterránea. Imagina que tu dieta no tiene ninguno de estos componentes; a medida que los fuésemos añadiendo tu salud mejoraría, mientras que si ya aparecen en tu dieta y los quitamos, tu salud disminuiría.

Estos son los 8 componentes:

  1. Muchas más grasas monoinsaturadas (principalmente aceite de oliva) que grasas saturadas.
  2. Consumo moderado de etanol (en forma de vino tinto).
  3. Consumo elevado de legumbres.
  4. Consumo elevado de cereales no refinados, incluyendo el pan.
  5. Consumo elevado de frutas.
  6. Consumo elevado de verduras.
  7. Bajo consumo de carne y productos derivados.
  8. Consumo moderado de leche y productos lácteos.

Tanto el el consumo de carne como el de pescado es escaso. Este último depende mucho de la proximidad al mar. Este dato puede sorprender pero coincide con la recomendación de la macrobiótica tradicional de comer pocos productos animales.

Debido al respaldo científico y a la similtud con la cultura a la que pertenecemos, considero que estos 8 componentes suponen un buen punto de partida para la creación de la macrobiótica mediterránea.

En el mismo artículo la Dra. Trichopoulou nos muestra una pirámide que nos puede servir de guía.

macrobiótica y dieta mediterránea
Pirámide propuesta por Antonia Trichopoulou como modelo para la dieta mediterránea. Se utilizará como punto de partida de la dieta macrobiótica mediterránea.

COMENTARIOS SOBRE LA PIRÁMIDE

El hecho de que haya numerosos compartimentos tiende a veces a confusión o a querer diseñar nuestra dieta de forma que imite a la perfección los porcentajes de la imagen. Considero que nuestra propia intuición y la tradición son sufcientes para combinar los diferentes alimentos de forma que haya equilibrio, y que solo es necesario una división básica en tres niveles, donde agruparíamos los alimentos para consumo frecuente, moderado y esporádico (ver más abajo). En este sentido el consultor macrobiotico John Kozinski, comenta que  todas las culturas, sin tener un conocimiento científico de lo que eran hidratos de carbono, proteínas y grasas, han seguido una dieta equilibrada.

DEFINICIÓN DE LA MACROBIÓTICA MEDITERRÁNEA

Teniendo en cuenta las constumbres de los habitantes de Barbagia e Icaria (ver Los pueblos más longevos del Mediterráneo), y la síntesis llevada a cabo por el trabajo de Antonia Trichopoulou, lo que sigue es una primera versión de lo que es la macrobiótica mediterránea.

⇒ Forma de alimentarse que tiene en cuenta los principios de la macrobiótica tradicional y las costumbres de los pueblos del Mediterráneo.

⇒ Utilización de productos cultivados o criados en la región mediterránea, que son familiares y fáciles de encontrar.

⇒ Respaldo científico de los beneficios para la salud tanto de los alimentos que componen la dieta como de la frecuencia de su consumo. En el caso de que en algún momento futuro la evidencia científica contradijese las recomendaciones actuales, estas habría que cambiarlas.

⇒ Las recomendaciones generales son un punto de partida que pueden variar temporalmente en función de la condición de salud y objetivos específico de cada persona.

⇒ Algunos alimentos podrán usarse con fines terapéuticos (p.e. infusiones de plantas, crema de cereales, etc.), pero en ningún caso sustituirán a un medicamento prescrito por un profesional sanitario.

⇒ Enfoque más educacional que terapeútico. Se enseñanan las constumbres, alimentos y formas de cocinar propias de la tradición mediterránea.

⇒ División de los alimentos en 3 grandes grupos:

1. Alimentos que pueden aparecer todos o casi todos los días o de consumo frecuente:

  • Cereales integrales, incluyendo panes elaborados de forma artesanal y con variedades antiguas de trigo.
  • Verduras, sin limitar el consumo de ninguna de ellas salvo por prescripción médica. En esta categoría se incluyen tanto las verduras crudas (ensaladas), como las cocinadas. También incluimos las hierbas aromáticas como el perejil, la albahaca, el estragón y otras.
  • Fruta de temporada.
  • Aceite de oliva extra virgen.
  • Vino tinto, alrededor de 200ml por día como máximo.
  • Infusiones de plantas autóctonas: romero, salvia, orégano, etc.

2. Alimentos que pueden aparecer varias veces a la semana pero no todos los días, o de consumo moderado:

  • Legumbres: habas, garbanzos, lentejas, alubias, guisantes.
  • Leche de cabra, quesos de oveja o cabra alimentados con pastos.

3. Alimentos que pueden aparecer 1 vez a la semana o cada más tiempo, o de consumo esporádico:

  • Pescado
  • Huevos
  • Carne
  • Dulces tradicionales

Lo que descubrirás a partir de ahora en Macrobiótica Mediterránea tendrá sus raíces en tu propia cultura o culturas cercanas que te resultarán familiares.  Enriquecerás tu vida con elementos que nuestra tradición se ha dejado por el camino.

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