- Té kukicha, tomado durante el desayuno. En verano unos 300 ml.
- Arroz con almendras al que he añadido 1 cucharadita de pasta de umeboshi (el pegote rosa encima del arroz).
- Verduras hervidas 1-2 minutos: zanahoria, rabanito rojo, hojas de zanahoria. Hiervo cada cosa por separado.
- Melón. Es verano y le da un toque refrescante al desayuno.
Autor: Mario
Alergia primaveral según la macrobiótica
La mascarilla, tan presente en nuestro día a día, no sólo puede protegerte de la Covid-19, sino que puede ayudarte si tienes alergia primaveral.
Hace años, cuando aún iba al colegio, uno de mis amigos no podía jugar en el recreo al fútbol porque tenía alergia al polen. ¡Qué extraño! -pensé- ¿Cómo se puede tener alergia a algo que está en el aire y es tan natural? Había estudiado que el polen estaba en las flores. Lo dejé pasar, el partido empezaba.
Ya no volví a tener noticias del tema, hasta que mi hermano empezó a tener síntomas de alergia primaveral. Lo que más recuerdo eran los estornudos encadenados,… uno, dos, tres, cuatro y más.
Con los años yo también debuté, aunque siempre ha sido en menor medida. Puede que tú tengas alergia primaveral o puede que debutes en alguna ocasión. En ese caso lo escrito aquí puede interesarte.
Los síntomas de la alergia primaveral o rinitis alérgica son:
- Estornudos
- Goteo nasal
- Ojos húmedos
- Fiebre
- Picor de ojos
- Dolor de oídos
Derivado de todo lo demás puede existir: fatiga, irritabilidad, dolores de cabeza, y mal humor.
Según el paradigma médico actual, la alergia primaveral es una reacción exagerada del organismo al polen. Se trata mediante antihistamínicos y la reducción del tiempo de exposición al polen, de ahí que la mascarilla pueda aliviar los síntomas.
Según el paradigma macrobiótico, el polen afecta al individuo porque éste tiene una condición demasiado yin [1].
Desde la macrobiótica se cree que la condición de la persona podría mejorar y, de esta manera, llegar a no necesitar medicación ni tener que huir del polen.
A medida que apliques los ajustes macrobióticos, los síntomas de la alergia primaveral disminuirán, hasta quedar reducidas a reacciones ocasionales.
Una condición demasiado yin puede deberse a un consumo excesivo de alimentos como: lácteos, aceites y alimentos grasos, farináceos, frutas y zumos, azúcar, dulces y frutas tropicales.
Ajustes que deberías realizar en la dieta macrobiótica estándar para el tratamiento de la alergia primaveral:
- Evita productos con harina. Ocasionalmente podrías tomar: seitán, pasta integral, pan integral con masa madre. En pequeña cantidad.
- Limita el aceite al cocinar, o simplemente redúcelo mucho durante 1 ó 2 meses. Evita los frutos secos y sus cremas.
- Cuando toquen legumbres, toma una pequeña cantidad (40-50 g). Sin embargo, el pescado puedes tomarlo 2 veces por semana.
- Evita las frutas frescas, especialmente las tropicales. Evita también los zumos. Podrías tomar de forma ocasional fruta cocinada.
- Uso moderado y ocasional de cualquier endulzante, incluido la melaza de arroz y de cebada.
Además de los ajustes dietéticos procura evitar un entorno con polvo y asegurarte de que tienes una buena digestión y de que vas regularmente al baño y no tienes estreñimiento. El ejercicio físico regular también ayuda a reducir los síntomas de la alergia al polen.
NOTAS
[1] Kushi, M. (1985). A Natural Approach Allergies. Tokyo and New York: Japan Publications, Inc.
Macrobiótica para la COVID-19
Estoy seguro de que Michio Kushi hubiese interpretado todo lo sucedido con la COVID-19 como una prueba más de la degeneración biológica de la humanidad, lo hizo así con el SIDA y con el cáncer.
En el caso del cáncer y del SIDA, el movimiento macrobiótico propuso el cuidado de la alimentación, defendiendo que una dieta adecuada contrarrestaría las probabilidades de enfermar y aumentaría las de recuperarse. Con los años, la ciencia ha respaldado lo afirmado por la macrobiótica tiempo atrás, aunque también es verdad que comer bien no nos libra al 100% de la enfermedad. Por tanto, ¿qué hacer en caso de contraer el coronavirus?
La COVID-19 tiene peores consecuencias en quien más débil está, ya sea por edad o por patologías previas.
Entonces, ¿cómo fortalecemos nuestro organismo desde el punto de vista macrobiótico?
DIETA PARA LA COVID-19
Lo mejor es haber estado comiendo de forma saludable durante los años previos a la llegada de la COVID-19. De no ser así, y teniendo en cuenta que tampoco es bueno hacer cambios bruscos en tu alimentación, te recomendaría aproximarte progresivamente a lo siguiente:
- Reduce en lo máximo posible los alimentos extremos. Los alimentos extremos son: alcohol, azúcar, lácteos, frutas tropicales, especias picantes, harinas blancas, huevos, carne, salazones.
- Intenta que en tu dieta predominen los alimentos moderados. Los alimentos moderados son: cereales integrales, hortalizas y verduras, legumbres,… cantidades pequeñas de frutos secos y semillas, aceite de sésamo y de oliva, algas y pescado.
- Prepara de forma repetida alimentos/platos moderados yang. Estos platos incluyen: sopa de miso, kinpira y nishime. Entre las verduras, usa más las de raíz (zanahoria, bardana, daikon, rabanito).
- Dieta variada. Intenta utilizar una amplia variedad de alimentos para asegurar un aporte nutricional equilibrado.
- Calorías suficientes. Sabemos que el sistema inmune baja cuando no comemos lo suficiente. Asegúrate de comer bastante. Existe una tendencia en macrobiótica a comer de forma escasa.
ESPECIAL CUIDADO AL SISTEMA RESPIRATORIO
El virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19, afecta principalmente al sistema respiratorio. Para el cuidado de éste la macrobiótica aconseja:
- Todos los puntos anteriores
Atendiendo especialmente a:
- Nada de lácteos ni harinas, ya que son productos que suelen afectar más al sistema respiratorio.
- Más hojas verdes, que favorecen el buen funcionamiento del sistema respiratorio. Especialmente recomendadas: berros, rúcula, hojas de rabanitos o nabos, perejil.
- Usa como cereal principal el arroz integral. Otra opción es el arroz integral con un 10-20 % de centeno.
- Suficiente agua, en forma de tés, sopas y agua mineral a temperatura ambiente.
- Remedios macrobióticos: té de daikon, té de raíz de loto.
- Usa el sabor picante del jengibre y la mostaza.
Comer sólo arroz integral o la dieta nº 7
En uno de los primeros libros de macrobiótica, podemos leer una historia de un estudiante que le pregunta a George Ohsawa:
“¿Debe una persona, para ganar la libertad total, comer sólo arroz integral?” El joven que le hizo la pregunta, ya se la había formulado tres veces durante los pasados dos años.
“Una persona libre puede comer de todo y nada le hará daño. Aunque, sí, comer sólo arroz le dará libertad total. Pero tú vives aquí, en una ciudad, y el aire es malo, como las verduras, que son cultivadas químicamente. Idealmente, uno debe vivir de arroz, en las montañas, en el aire sano. Sin embargo, uno nunca debe comer sólo arroz sin consultarme a mí o a algunos amigos que sepan sobre el tema. Tú debes comer y disfrutar de la comida. Comer sólo arroz es una decisión importante”. [1]
Esta historia introduce un tema polémico del movimiento macrobiótico. Al consultar las enseñanzas de Ohsawa, uno puede llegar a pensar que comer sólo arroz integral es la meta última de toda persona que se diga macrobiótica.
Ohsawa muestra en su libro, El Zen Macrobiótico, una tabla con una serie de dietas. Esta es la tabla:
También dice que, con la dieta número 7, cualquier persona puede librarse de cualquier enfermedad; “si tu caso no es demasiado crítico” [2]
¿Qué pensarías tras leer a Ohsawa?
A lo largo de los años, en diferentes ocasiones, se ha acusado a la dieta macrobiótica de ser una dieta estricta, con graves peligros para la salud. Esa no es la experiencia de miles de personas que siguen sus recomendaciones y tampoco fue mi experiencia. Sin embargo, en algunos casos, aún queda un aura de crítica que tiene más que ver con acontemientos aislados y remotos que con la propia práctica actual. Aveline Kushi describe, en uno de sus libros, un episodio que puede ser el origen de los prejuicios que hoy en día se tienen sobre la macrobiótica. Dice así:
Beth Ann Simon, una mujer joven que residía en New Jersey, leyó Macorbiótica Zen. Después de experimentar con la dieta de sólo arroz, fue adelgazando y adelgazando. Rechazó la medicación y finalmente murió. El caso se hizo famoso. Oficiales del gobierno, médicos y los medios de comunicación condenaron a la macrobiótica […]
¿Cuál fue la verdad detrás de este trágico caso? En Macrobiótica Zen, George Ohsawa describió diez niveles de la dieta macrobiótica, jerarquizándolos desde el número -3 hasta el número 7. […] En el libro y en sus charlas, Ohsawa afirmaba que somer solo arroz integral durante díez días curaría practicamente cualquier enfermedad. Él dijo que ello también podría traer beneficios espirituales. La macrobiótica ganó la reputación de ser una dieta de sólo arroz integral.
En verdad, el arroz integral y otros cereales en grano son unos alimentos maravillosos y nutritivos. Se han usado en Oriente y en otras partes del mundo durante miles de años para mantener la salud diaria y aliviar la enfermedad. Sin embargo, el arroz integral y otros granos es muy raro comerlos solos. Si se hace, no es durante más de diez días. Y se toma bajo la supervisión de un médico experimentado o un profesor espiritual. Si se toma más allá de diez días o sin la gúia adecuada, puede llevar a un desequilibrio serio. La persona puede volverse muy contraído físicamente y muy rígido mentalmente. Tal infortunio es lo que sucedió con mucha gente joven que empezaba a experimentar con la macrobiótica en los años 60. Muchos de ellos eran buscadores espirituales, “consumidores” de diferentes yoguis, swamis y maestros. Por supuesto que ellos aspiraban a ser sabios, pero en lugar de empezar por abajo, empezaron por arriba. En aquellos tiempos, había muy pocos cocineros macrobióticos, ningún libro de cocina macrobiótica, y casi no había centros o clases a las que asistir, excepto en Nueva York, Boston, y el norte de California.
Como resultado, el malentendido sobre el significado de la macrobiótica creció. Se cometieron muchos errores en la selección de la comida y el cocinar. Algunos fueron serios. En el caso de Beth Ann, ella comunicó que había estado experimentando con drogas y que no había tomado ninguna clases de cocina. Ella, aparentemente no sabía cómo preparar los cereales ni las verduras de forma adecuada, y comía de forma muy limitada. George Ohsawa, más tarde, dijo que los jóvenes americanos eran tontos por empezar con la dieta número 7 o llevarla a cabo por más de diez días. […] Desafortunadamente, mucha gente no lo sabía, e hicieron falta años antes de que la macrobiótica se recuperase de la etiqueta fanática que adquirió. [3]
Como experto en macrobiótica, podía buscar argumentos para defender la dieta nº 7 y atribuir toda la culpa a jóvenes sin cabeza que la aplicaron con expectativas equivocadas. Pero examinando toda la cuestión de la manera más objetiva posible, he de decir que Ohsawa no fue claro en sus afirmaciones. Los jóvenes fueron imprudentes, pero Ohsawa también. ¿Qué se puede esperar si dices que comiendo arroz integral uno puede avanzar espiritualmente, hacerse libre? ¿Qué se puede esperar si afirmas que comiendo sólo arroz integral uno puede curarse de cualquier enfermedad? ¿No es acaso irresponsable afirmar tales cosas?
Versiones de la macrobiótica posteriores a la de George Ohsawa corrigieron tales deficiencias, al igual que una nueva versión de un software corrige las deficiencias de la versión anterior. Así es como avanzan en otros campos, y así es como hemos de avanzar en macrobiótica. Los autores del libro Texto y atlas de nutrición, un médico y dos nutricionistas, consideran que, en comparación a la macrobiótica de Ohsawa, “la modificación realizada por Kushi acerca la macrobiótica a una dieta vegetariana con un pequeño contenido de pescado y algas, y se considera inofensiva” [4]
¿Existe una verdad detrás de la dieta nº 7 ? Yo creo que sí. Quizás, aplicada de forma breve, valga para recuperar el equilibrio si uno está comiendo fatal. Quizás, nos ayude a sentirnos mejor y a pensar de forma más clara. Quizás, sea una dieta terapéutica cuando estamos comiendo demasiado o cuando abusamos de alimentos procesados, de harinas o de productos animales…Pero lo que parece seguro es, que ni es un trampolín espiritual ni la panacea para todas las enfermedades.
NOTAS
[1] Abehsera, M. (1968). Zen Macrobiotic Cooking. A Book of Traditional and Modern Recipes. New York: Citadel Press.PP. 4 and 77.
[2] Ohsawa, G. (1959). El Zen Macrobiótico. Edición de 2014. Barcelona: Flor de Lis. Traducción de Dolor Mussons. P. 60.
[3] Kushi, A. (1988). Aveline. The Life and Dream of the Woman Behind Macrobiotics Today. Tokyo & New York: Japan Publications, Inc. PP. 195-197
[4] Biesalski, H. K., Grimm, P., y Nowitzki-Grimm, S. (2015). Texto y atlas de nutrición. Barcelona: Elsevier. P. 354.
Love Story, la macrobiótica de los 70
Si ahora mismo pudiese viajar al pasado y convertirme en el director de Love Story, incluiría varias escenas de lo que aconteció en Boston a principios de los 70.
Jenny y Oliver, los protagonistas, podrían haber ido a comer a Sanae, un restaurante recién abierto en Boston en aquellos años.
Peggy Taylor, la camarera, les habría dado esta carta:
Ella, podría haber pedido sopa de miso, arroz integral y verduras salteadas. Él, sopa del día, fletán y ensalada. Hubiesen bebido té kukicha y tomado de postre pastel de cerezas. Todo por 7.65 dólares. En la conversación ella, más atrevida y exploradora, le hubiese explicado a él, qué era la macrobiótica.
Otro día, por la tarde, hubiesen ido a comprar arroz integral, lentejas, miso y tamari a Erewhon, una pequeña tienda donde todos los jueves un señor japonés de unos cuarenta y tantos años también impartía clase. Habrían salido de la tienda con un ejemplar del East West Journal bajo el brazo.
Tras unos años de penurias, de negocios fracasados y de clases aquí y allá, los Kushi se trasladaron de Nueva York a Boston por recomendación de Robert Fulton, considerado el primer estudiante americano de macrobiótica.
A partir de 1966, año en que los Kushi se trasladaron a Brookline, la macrobiótica comenzó a crecer y tener un nombre propio. Aveline abrió Erewhon, una pequeña tienda de comida macrobiótica con la ayuda de Evan Root, Ron Kotzsch, Bruce McDonald, y otros. Michio empezó a enseñar en la parte de atrás de la tienda.
Aveline relata la concepción de Erewhon de esta manera:
Desde Wellesley, nos mudamos a Brookline, un residencial encantador de la ciudad, con calles anchas, parques espaciosos y buenas escuelas. Limitado en tres lados por la ciudad de Boston, era un oasis de paz y quietud en el centro de una gran ciudad. Alquilamos una casa en Gardner Road 216, cerca del instituto. En el centro de la ciudad, en el área Back Bay de Boston, empezamos a buscar un local pequeño para impartir clases y distribuir comida a nuestros estudiantes. Encontramos una tienda pequeña en la calle Newbury, una área de moda de apartamentos de piedra caliza de color rojizo, que habían convertido en tiendas, galerias de arte y cafeterias. Una tienda de época estaba a nuestro lado, en la cara norte de la esquina con la calle Fairfax.
En la parte de atrás, limitamos un área para almacenaje y empaquetamiento. Delante habían varias estanterías y un mostrador. Compramos arroz integral, legumbres y otros alimentos básicos a granel, los empaquetamos y los pusimos en las estanterías para vender. Los jueves por la noche dábamos charlas. Michio preparaba sus charlas en casa, normalmente algún aspecto introductorio de la macrobiótica. En nuestra cocina en Brookline, yo cocinaba arroz; hacía bolas de arroz y las llevaba a las charlas para los estudiantes. Al principio, sólo unos pocos estudiantes vinieron. Después de que mi marido hablase, yo les contaba cómo cocinar el arroz integral y repartía las bolas de arroz.
Evan Root, un joven de Nueva York que había vivido con nosotros en Wellesley, se convirtió en el primer encargado de la tienda. A veces, él podía dedicar toda la mañana o el día entero a hablar sobre macrobiótica a alguien que pasase por la calle.
Pronto se hizo patente que necesitábamos un nombre para nuestra tienda. Inmediatamente pensé en Erewhon. George Ohsawa admiraba la novela con el mismo nombre de Samuel Butler.
Michio enseguida estuvo de acuerdo con el nombre. Yo estaba muy orgullosa.
Después de abrir Erewhon, otros acontecimientos tuvieron lugar:
- Abrieron la primera casa de estudiantes.
- Abrieron el primer restaurante macrobiótico (Sanae).
- Comenzó la publicación del East West Journal.
- Crearon la East West Foundation.
- Comenzaron a organizar seminarios con una importante respuesta social.
A partir de ese momento la macrobiótica entraría en su edad de oro, la década de los 80, donde gracias a las actividades educativas, las publicaciones y la repercusión mediática de algunos casos, hoy en día muchos de nosotros sabemos de ella.
NOTAS
[1] Kushi, A. and Jack, A. (1988). Aveline. The Life and Dream of the Woman Behind Macrobiotics Today. Tokio and New York: Japan Publications, Inc. P. 194-195. Para la cita de Aveline Kushi.
[2] Kushi, M. (1986). The Book of Macrobiotics (Revised and enlarged edition). Tokio and New York: Japan Publications, Inc. Utilizado para aspecto cronológicos.
[3] Michael Rossoff, crédito por las fotos de las cartas de Sanae y la de Erewhon.
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