La macrobiótica como todo cuerpo de conocimiento va cambiando a lo largo del tiempo. En los últimos años el avance en las ciencias y la tecnología ha sido vertiginoso. Con estos cambios también ha cambiado nuestra forma de ver el mundo y de interpretar y entender la realidad. ¿Se ha adaptado la macrobiótica a estos cambios? ¿Se ha modernizado la macrobiótica o sigue anclada en el pasado?
Verne Varona, consultor macrobiótico estadounidense y conferenciante en temas de salud, ofreció una entrevista hace unos años a Macrobiotic Guide, una página web que se ocupa de difundir la macrobiótica en el Reino Unido. A pesar de los años transcurridos la entrevista goza de una actualidad sobresaliente. Recomiendo su lectura encarecidamente, pues nos permite adoptar una postura sensata, alejada de extremismos y fanatismos respecto a la macrobiótica, situando a ésta dentro de un marco general donde se incluyen otros campos del conocimiento. Varona comienza la entrevista siento muy claro:
Pregunta: ¿Crees que está teniendo lugar un cambio en el movimiento macrobiótico?
Respuesta: Como movimiento, la macrobiótica, comparado con otros movimientos, parece estar quedándose atrás; empobrecido, a menudo idealista, predominantemente orientado hacia lo asiático y rígidamente encerrado en su arcaica ideología. Basándonos en la forma en que aparece, pienso que su atractivo al público en general está disminuyendo, a pesar de que algunas celebridades en prensa hablan sobre ella.
Y continúa diciendo:
La gente que empieza con la macrobiótica lo hace por una obsesión o deseo por estar sano, por conocer su filosofía o porque ha escuchado a algún famoso. Todo eso está bien, pero al final el factor que más ayuda a mantener viva la macrobiótica serán aquellas personas verdaderamente sanas que no surgen del fanatismo, ni condenan ni tienen una actitud arrogante sobre su filosofía u otras medios de curación.
Por desgracia, la mayoría de consultores macrobióticos han aprendido un protocolo lleno de formularios, los cuales son antiguos y casi mecánicos; “aquí está el círculo, aquí los porcentajes de cereales y verduras, prepara este plato 3 veces por semana, prepara está bebida 2 veces por semana, está es la columna de los “debería”, está es la columna de los “evita”, etc. “. En algunos casos habría que ofrecer directrices y a veces, recomendaciones muy específicas, pero lo que yo veo es una enorme cantidad de estrés generado por el intento de las personas para mantener todas esas recomendaciones “antiguas” y poco adaptativas. Todo eso es muy agotador. Francamente, lo contrario a lo que se pretende.
Por algunos de los escritos que he visto y la forma en que en algunos círculos la macrobiótica es impartida, el movimiento tiene un punto de fundamentalismo. Frecuentemente es explicado de un modo polarizado, dando listas de lo bueno y lo malo, con leyes y castigos (“violando el orden del universo”). Creo que necesita modernizarse. Hay algo arcaico acerca de la formula dietética porque ellos se basan en modelos de ideas, no en la realidad bioquímica de la condición de la gente moderna.
Yo creo que nosotros tenemos que detener este tipo de macrobiótica y ser realistas al entender que la genética, los estímulos emocionales, el ambiente, y la práctica espiritual, todo juega una parte importante en nuestra salud y que todo no depende de nuestras 3 comidas al día, el condimento que usemos o el masticar hasta volvernos azules.
Muchas muertes de gente macrobiótica, aparentemente sana, indican esta realidad, y es hora de enfrentarse a la gente que atribuyen estas muertes a un consumo excesivo de productos con harina, a un exceso de sal o cualquier otra mono-idea que es expresada. Teniendo en cuenta una visión global de las cosas, esto es pensar de forma muy limitada.
Hay una simplicidad casi infantil en algunas de ls recomendaciones que desafia las realidades de nuestras condiciones, el estilo de vida moderno y lo que nosotros conocermos por trabajo práctico. Se sabe que un reconocido profesor de macrobiótica dijo que la leucemia es uno de los cánceres más fáciles de de curar con macrobiótica. Un amigo mío, un hombre europeo de 57 años, fue recientemente diagnosticado con leucemia y tenía un número elevado de células leucémicas. Muy alto. De hecho, se habían extendido por todo su cuerpo y también (eso se descubrió luego) infiltradas en su médula.
Estaba severamente anémico y difícilmente podía mantener su respiración, la cual le estaba causando estrés cardiaco. Por teléfono, un consultor le dijo que él únicamente necesitaba hacerse más yang y que la leucemia era “fácil de curar”. Tal consejo va en contra de la supervivencia, de forma instintiva y real. No soy seguidor de la medicina occidental, sin embargo, su tecnología ha salvado mi vida y muchas otras en momentos de crisis. A veces es necesaria. Pero actitudes simplistas y dogmáticas, y el desprecio de la medicina occidental, puede ser a menudo peligroso.