Si estuvieras sin blanca y yo depositara diez millones de dólares en tu cuenta y te lo dijera, pero tú no me creyeras: ¿Qué ocurriría? ¡Absolutamente nada! Aunque serías diez millones de dólares más rico, continuarías viviendo y comportándote como si realmente estuvieras sin blanca. Y aunque el dinero estaría en tu cuenta, ni tú ni nadie obtendría ningún beneficio en absoluto de tu riqueza. La única forma de obtener beneficios sería que (1) creyeras que había depositado el dinero, y (2) empezaras a actuar en consecuencia y lo disfrutaras. Eso mismo te ocurre ahora. Estás totalmente equipado para alcanzar logros extraordinarios en cada una de las facetas de la vida que son importantes para tí, pero… debes primero creer que has sido equipado así y después debes actuar en consecuencia.
Lo que acabáis de leer es un fragmento del libro “Pasos simples hacia sueños imposibles”, de Steven K. Scott. Me vino a la mente cuando escuche los comentarios que mi hermano me hizo durante esta semana.
Después de estar unos días fuera de casa, mi hermano volvió a su dieta habitual, en la que los cereales ocupan un lugar central. Al encontrarme con él después de sus vacaciones me comentó: “¡Mario, vaya diferencia de comer a no comer cereales habitualmente! La gente tiene que probar la macrobiótica, no vale con decírselo. Tú no puedes saber lo que es sólo porque alguien te lo explique”.
En muchos de nosotros existe la posibilidad de tener más vitalidad y lucidez, de abrir los ojos y sonreir a la vida, de crear y de ser felices. La macrobiótica es una de las herramientas que nos acercan a ese mundo. Se destacan y ordenan aquellos elementos de la dieta y del estilo de vida que despejan el camino a nuestro máximo potencial. Pero para ello no basta con conocerlo, estudiarlo o acudir a un curso, sino que hemos de llevarlo a la práctica. Confía durante unos días en la macrobiótica, experimenta macrobiótica: aliméntate sano, acuéstate temprano, cuida tu hidratación, haz ejercicio, pasa tiempo en la naturaleza… y entonces aprecia los cambios y decide en función de esos cambios. Macrobiótica no es una ideología. Uno no es más o menos macrobiótico por comer más o menos arroz integral y sopa de miso, sino que uno es más macrobiótico cuanto más en sintonía está con el mundo.
Por ello la macrobiótica va más allá de los libros y cursos de macrobiótica, porque cualquier otro libro o curso que te acerque al equilibrio también es macrobiótico. Un libro de cómo hacer ejercicio físico o cómo evitar las radiaciones electrogmágneticas o cómo apaciguar la mente… también son macrobiótica. Ese equilibrio lleva a una experiencia de la vida más rica y satisfactoria, y en la mayoría de los casos, más longeva.
La macrobiótica incluye la dieta pero va más allá, incluye el ejercicio pero va más allá, incluye la paz mental pero va más allá…La macrobiótica es saberse parte del universo y colaborar conscientemente en su evolución.