Hace unos días El País publicó en su versión digital un artículo titulado “Coma con el cerebro”. En él podíamos leer 7 reglas propuestas por Michael Pollan, un escritor estadounidense archiconocido por su labor para mejorar la alimentación actual. Este experto es una referencia de la familia Obama, la cual sigue muchas de sus recomendaciones.
En el post de hoy a citaremos las 7 reglas que Michael Pollan nos propone, pero no sólo eso, sino que les añadiremos notas y comentarios venidos desde la macrobiótica que las harán aún más valiosas. Para quien esté interesado en el artículo original de El País, le remito al enlace del final del post.
1. NO COMA NADA QUE NO SE PUDRA
Con esta primera regla Michael Pollan dirige nuestra atención hacia la gran cantidad de artículos alimentarios que contienen tanta química que se comportan más como un objeto inanimado que como un alimento vivo. ¿Cómo respondería nuestro cuerpo si nos alimentásemos de piedras, plástico o papel? Nuestro cuerpo es algo temporal y necesita de cosas temporales para poder seguir vivo. No es la permanencia, los objetos que durarán siglos y siglos, lo que nos hacen durar más, sino aquello que antes desaparece, los alimentos más frescos y perecederos. ¿No es eso una paradoja?
Sin embargo, alguien podría decir: “Pero la macrobiótica recomienda consumir una gran cantidad de cereales en grano y de legumbres, y eso son alimentos que por naturaleza tardan mucho en pudrirse. ¿Cómo encaja esto con la regla nº 1 de Michael Pollan?” En este caso me gusta pensar que la naturaleza se nos adelantó e inventó hace miles de años los conservantes. De esta forma, las semillas podrían permanecer fértiles hasta que las condiciones idóneas apareciesen. Una vez que la semilla germina, se convierte en un alimento perecedero. Es esto lo que conseguimos al poner a remojo los cereales en grano y las legumbres 6-8 horas antes de cocinarlas.
Hace ya muchos meses publicamos el caso de la hamburguesa biónica, una hamburguesa que duraba años sin inmutarse. Si te gustaría ver un vídeo y descubrir qué pasó con ella ve al post “Hamburguesa biónica, la anti-macrobiótica”
2. COMPRE EN LAS PAREDES DE LOS SUPERMERCADOS, NO EN LOS PASILLOS
“Álejate de los alimentos procesados” es lo que quiere decir el autor con esta regla. En los supermercados los alimentos que hay que reponer con más frecuencia suelen ponerse en las paredes (más fáciles de acceder), mientras que los alimentos que duran más, están en los pasillos.
Desde la macrobiótica se ve de forma clara la necesidad de consumir productos frescos, pero al mismo tiempo se intenta avanzar en la cuestión. ¿Qué alimentos frescos? ¿Todos? ¿Existen algunos mejores que otros? De forma resumida y didáctica podemos sugerir lo siguiente:
Alimentos frescos a reducir y/o evitar
- Leche y productos lácteos
- Carnes (sobre todo roja)
- Embutidos
- Fruta de otros climas
Alimentos frescos recomendados para consumo frecuente
- Verduras
- Frutas (las locales y de temporada)
- Pescado
- Huevos (según la versión de macrobiótica que adoptemos se recomiendan tomar más o menos)
3. EVITE LAS COSAS QUE SU ABUELA NO ENTENDERÍA COMO COMIDA
La macrobiótica es recuperar aquello que hemos perdido por el camino y que necesitamos para seguir avanzando. Nuestras abuelas sabían como alimentarse de la tierra, entendida esta como los alimentos tal y como nos los da el planeta. En muchas ocasiones se consumían tal cual, mientras que en otras existían medios para procesarlos respetuosos con nuestra salud (p.ej. encurtidos, masa madre para hacer pan, etc).
Hoy en día, los jóvenes no saben como alimentarse de la tierra. Existe una desconexión en medio de la cual se encuentra la industria alimentaria, en palabras sencillas: el supermercado de la esquina. Como seres humanos necesitamos estar conectados con la tierra y una de las principales formas es mediante la comida. Seguir el criterio de nuestra abuela o bisabuela es acercarnos a nuestra naturaleza.
4. COMA SÓLO ANIMALES QUE HAYAN COMIDO BIEN
En las tablas de composición de alimentos no aparecen todos los componentes del filete de carne que hay enfrente suya. Tampoco los de la leche, y en muchas ocasiones los del pescado. Lo que comen los animales nos llega, queramos o no. A este respecto, la investigadora Jane Plant, persona que se recuperó del cáncer de mama tras eliminar de su dieta los lácteos, dice:
Si siempre has pensado que la leche es un compuesto puro, blanco e inerte, lleno de vitaminas, minerales y otros productos beneficiosos para nuestro cuerpo, tal vez te cueste imaginarla de esta otra forma: una fuente concentrada de mensajeros químicos, cada uno de los cuales desempeña una misión concreta para favorecer el crecimiento y desarrollo del bebé.
Desde la macrobiótica no sólo se contempla la dimensión nutricional de los alimentos, sino también la energética. Por ello, el estado en el que se críe un animal que vayamos a consumir también nos afecta. Las granjas actuales mantienen muchas veces a los animales en condiciones deprimentes. Estamos consumiendo animales enfermos.
5. CUÁNTO MÁS BLANCO SEA EL PAN, MÁS JOVEN MORIRÁ USTED
Los alimentos refinados son alimentos descompensados que llevan a nuestro organismo a más desequilibrio. Las harinas blancas están desprovistas de fibra que nos sacia y facilita el tránsito intestinal. Su presencia en la dieta está relacionada con una menor aparición de la diabetes y con menores tasas de obesidad.
El pan blanco tiene el mismo comportamiento en el organismo que el azúcar, cuyos efectos hemos tratado ya ampliamente en otros posts: Por qué NO-azúcar en macrobiótica y Supera la adicción al azúcar con macrobiótica.
Desde la macrobiótica se recomienda una dieta basada en alimentos vegetales integrales, lo que incluye:
- Cereales integrales en grano
- Legumbres
- Verduras
- Frutas
- Frutos secos
- Semillas
- Algas
6. COMA PLANTAS, SOBRE TODO SI TIENEN HOJAS
Esta regla enlaza con el último párrafo. Los científicos actuales dicen: “Si tuviesemos que definir en pocas palabras cuál sería la dieta más saludable, sería esta: una dieta basada en plantas y alimentos integrales”.
¿Por qué la importancia de las verduras con hojas?
Porque con las verduras de hoja conseguimos equilibrar la gran cantidad de alimentos concentrados que están presentes en la dieta convencional. Las verduras de hoja compensan este desequilibrio sin las desventajas de otros alimentos yin o expansivos como los edulcorantes, el azúcar o los refrescos. Al mismo tiempo, y desde el punto de vista nutricional, las hojas nos aportan la clorofila, elemento que se han comprobado de especial importancia para la prevención de enfermedades.
7. NO COMPRE COMIDA QUE SE LLAME IGUAL EN TODO EL MUNDO
Última regla con la que Michael Pollan nos advierte sobre ese tipo de alimentos de reciente creación, que se distribuyen a nivel mundial. Los menús de conocidas cadenas de comida rápida, refrescos, patatas fritas, etc. Alimentos que no tienen para nosotros ningún mensaje. No nos ayudan a adaptarnos a nuestro medio, como lo hacen los alimentos locales y de temporada, ni contienen cantidades importantes de nutrientes, ni tampoco la frescura de lo recién cosechado, sino numerosos aditivos químicos que les permiten “viajar” por todo el mundo. Nuestras abuelas lo considerarían golosinas, comida de mentira para tomar muy de vez en cuando.
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Fuentes:
- Plant, Jane (2001). Tu Vida en Tus Manos. Barcelona: RBA libros
- Artículo del periódico El País (19 noviembre 2013): Coma con el cerebro, por Tom C. Avendaño