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Torre de arroz

En la dieta macrobiótica los ingredientes más usados son los cereales en grano y las verduras. Hay tantas variantes de cereales y de verduras, y de formas de presentarlos, que seguirla es ameno y divertido. 

La idea de este post puede venir muy bien para niños, adecuando las cantidades a sus necesidades (hay moldes de varios tamaños).  También ayuda a que llevemos una vida más  ordenada. 

El ejemplo del vídeo sigue una receta de Egoitz Garro, extraída de su maravilloso libro Macrobiótica para ti, un esencial de teoría y práctica para los que quieran empezar a alimentarse de forma macrobiótica. 

Los vídeos publicados en Macrobiótica Mediterránea estarán, a partir de ahora, en el canal de Youtube:

El plato de Buda

El Plato de Buda constituye una nueva iniciativa para aumentar la difusión y el entendimiento de una propuesta tan valiosa, desde mi punto de vista, como la macrobiótica. 


NOTAS

[1] Garro, E. (2012). Macrobiótica para ti. Berriozar (Navarra): Cénlit Ediciones. P. 176. 

 

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Gachas de avena en grano para desayunar

La expresión más sencilla y completa de un desayuno macrobiótico son las gachas. 

Las gachas reúnen varias cualidades que las hacen el desayuno ideal: su ingrediente principal es el cereal en grano, contienen gran cantidad de líquido, cocinadas suficientemente, calientes, ligeramente dulces (aunque también hay versiones saladas), con varias texturas pero la principal es blanda para que sea fácil de masticar y digerir. 

Para no invertir demasiada energía y tiempo por la mañana, lo más práctico es tener el cereal ya cocinado, como es el caso de esta receta. La avena está cocinada previamente y se guarda en la nevera, pudiendo aguantar 3 días. 

También se cocina previamente la manzana. Puedes hacerla asada o hervida con un dedo de agua (varias manzanas en una olla a fuego lento y tapadas). 

El día que queremos desayunar montamos el plato como puedes ver en el vídeo. 


NOTAS

1. Receta del libro: Keith Michel (1987). Practically Macrobiotic. Northamptonshire: Thorsons Publishing Group. P. 112.

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¿Por qué la macrobiótica acabó siendo una dieta?

¿Porqué la macrobiótica acabó siendo una dieta?

La macrobiótica nos habló en un principio del origen de la vida y la humanidad, las relaciones de pareja, la crianza, las acciones cooperativas, la sanación, la acupuntura, la agricultura biológica, el masaje, los remedios caseros, el diagnóstico oriental, pero es la dieta lo que le ha hecho llegar hasta nuestro días [2]

En mi opinión su supervivencia se debe a que ha sido el único vehículo que nos ha traído significados profundos sobre la comida.

¿Qué nos dice el espíritu imperante de la época sobre la comida hoy en día?

Que la comida son nutrientes. Que hay nutrientes buenos y malos. Que si tomas de los buenos tu cuerpo dispondrá de lo que necesita y estará sano. Ahí se acaba todo.

¿Qué nos dice la macrobiótica?

Que la comida tiene más acepciones que las nutricionales. Que estas acepciones adicionales son importantes y que deberíamos tenerlas en cuenta si queremos vivir sanos y felices y acompañar nuestra felicidad y salud con la del planeta.

Para la macrobiótica la comida es:

  1. Una fuente de nutrientes. La macrobiótica no lo niega. Incorpora la perspectiva nutricional a su forma de ver los alimentos, pero no la trata como la única.
  2. Una causa de emociones, positivas y negativas. Lo habitual es atribuir la causa de las emociones a acontecimientos relevantes pero, ¿y si la comida fuese otro factor? ¿no cuidaríamos entonces más lo que comemos?
  3. Un factor capaz de modificar nuestra condición (nuestro estado físico y psicológico). Nuestra “normalidad” física y mental puede cambiar gracias a la comida.
  4. Un elemento clave para estar en equilibrio con nuestro entorno. ¿O acaso no tomas más ensaladas en verano? Así te refrescas y consigues estar en equilibrio con el clima. Hay miles de ejemplos así. 
  5. Un camino a través del cual seguir el orden natural y disfrutar de ir a favor de la corriente. Que seamos un animal omnívoro no quiere decir que podamos comer cualquier combinación de alimentos sin consecuencias. Existe unos parámetros aconsejados por el orden natural. Respetarlos significa colaborar con el universo.

Ningún otro campo del conocimiento se ha ocupado de este tema. Sólo la macrobiótica. El alimento es sagrado. Estamos vivos gracias a él. Nos convertimos en lo que comemos.

Si ha llegado el momento en que quieres cuidar esa parte de tu vida, considera la posibilidad de realizar el programa Macrobiótica Esencial [pack de 6 sesiones]. Un método propio para que pongas en práctica de la forma más sencilla y rápida posible esta forma de alimentarte. Una ayuda más en tu camino de transformación. Será solo el comienzo.

Escribe a mario@macrobioticamediterranea.es para más información sobre el programa.


NOTAS

[1] Fotografía de Michio Kushi en las clases donde no sólo hablaba de dieta sino también de otros temas. 

[2] Los primeros contenidos de las clases de macrobiótica se nombra en varios testimonios incluidos en el libro Remembering Michio (2015). 

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¿Qué comían los gladiadores?

gladiadores cebada

Durante mi formación de macrobiótica en el Instituto Kushi (USA), uno de los profesores puso un ejemplo de la fuerza que puede trasmitirnos una alimentación de origen vegetal.
 
Nombró a los gladiadores y nos dijo que el principal alimento de estos era la cebada.
 
¿Sería verdad o era una idealización macrobiótica?
 
En la visita que realicé a la exposición sobre gladiadores del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ),  comprobé la verdad en las palabras de mi profesor.
 
La cebada es un cereal en desuso, pero puedes recuperarlo fácilmente; lo encuentras en dietéticas y herboristerías.
 
Para animarte a que uses la cebada, a continuación te escribo una receta sencillísima.
 
POTAJE DE CEBADA [2]
 
Ingredientes:
  • 1/2 taza de cebada remojada toda la noche
  • 4 x 1/2 taza de agua o idealmente caldo vegetal
  • 1 cebolla, cortada a dados
  • 1 zanahoria, a dados medianos
  • Calabaza, 100 g, a dados medianos
  • 1 hoja de laurel
  • Aceite de oliva, 1 cda.
  • Sal, 2 pizcas
 
Elaboración:
  1. Saltear la cebolla y el laurel unos minutos con el aceite de oliva
  2. Añadir el agua o caldo y el resto de ingredientes: cebada, zanahoria, calabaza, sal.
  3. Llevar a ebullición y cocinar a fuego lento, con la olla tapada, durante 40 minutos.
 
Una vez cocinado, puedes aderezarlo con perejil picado o condimentarlo con unas gotas de salsa de soja y limón.
 
La cebada también se usa para la preparación del té de cebada, un remedio macrobiótico clásico para favorecer la depuración y la reducción de una condición de exceso (ver el curso Remedios Macrobióticos)
 
Y si te quedas con ganas de más recetas, te recomiendo mi programa Macrobiótica Esencial [pack 6 sesiones] para el aprendizaje y puesta en práctica, lo antes posible, de una alimentación de carácter macrobiótico. Para más información sobre el mismo puedes escribir a: mario@macrobioticamediterranea.es
 
NOTAS

[1] Imagen del post: fotografía de la exposición sobre gladiadores en el MARQ.
[2] Receta adaptada de Montse Bradford (2009). La nueva cocina energética (11ª edición). P. 162.
 
 
 
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Desayuno, para muchos lo más difícil de la macrobiótica

 
El desayuno supone, de las 3 comidas al día, el escollo más importante cuando quieres explicarle a alguien el modelo de comer macrobiótico.
 
Y eso es así porque el desayuno típico de la macrobiótica está muy alejado del modelo que nos han enseñado. Además, en su contra, juega la gran practicidad y rapidez del modelo conocido: vaso de leche, galletas y/o, como mucho, tostada con algo por encima.
 
¿Cómo explicar que uno tiene que hacerse una sopa, unas gachas y algunas verduras al vapor?
 
En ese momento tienes que encadenar al paciente, sino sale de la consulta corriendo.
 
Pero el modelo es ese, y los beneficios vienen por eso mismo. No se puede hacer macrobiótica sin hacer macrobiótica.
 
Mi papel es decirte que funciona. Que vale la pena la incomodidad de hacer lo distinto, hasta que deje de serlo. Que lo intentes, que no preguntes, que no pongas excusas, que prometo escucharte; pero dentro de un año.
 
Una vez Osho contó una historia.
Fue un hombre con cientos de preguntas a ver a Buda. Buda le dijo: Te responderé todas las preguntas que tengas, pero no ahora, sino dentro de un año, si me acompañas todo ese tiempo. El hombre, tozudo en su objetivo, accedió a acompañarle un año con tal de poderle preguntar. El año pasó y entonces el Buda le animó a que, por fin, le realizase las preguntas. El hombre contestó: “Ya no tengo preguntas”.
 
Yo no soy ningún Buda, ni tengo el poder, la comida lo tiene. Tampoco es necesario 1 año, sino 2 ó 3 meses. Si la macrobiótica tiene algo que ofrecerte, te lo dará en ese intervalo.
 
Si estás interesado/a en aplicar una dieta de estilo macrobiótico lo más rápido posible y con el acompañamiento de un profesional, he creado el programa Macrobiótica tres más tres (pincha en el enlace para saber más). También puedes escribir un mensaje mostrando tu interés a:
 
mario@macrobioticamediterranea.es
 
 
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