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Comida: nutrientes y algo más

Bien es conocida la asociación de la macrobiótica con enseñanzas orientales. Esta asociación se debe a sus orígenes. 
 
El médico japonés Sagen Isizuka puede considerarse el principio de la macrobiótica. Tras él, Yukiko Sakurazawa (G. Ohsawa) y Michio Kushi. Ellos eran japoneses, y en su base cultural se asentaba una forma diferente de ver el mundo. 
 
La meditación viene del mismo sitio. En Occidente antes no se entendía, ahora empieza a entenderse. En Occidente no se entiende que la comida pueda tener un significado trascendental, más allá de su bioquímica. Confío en que en un futuro le demos una oportunidad a esta perspectiva. 
 
¿Existen cualidades de los alimentos más allá de sus componentes nutricionales? ¿Somos capaces de recibir tales cualidades? ¿Se notan sus efectos? 
 
La tesis de Steve Gagné, ahondando en la forma de ver el mundo Oriental, constituye una respuesta afirmativa a todas esas preguntas. 
 
Cada alimento tiene una personalidad con muchos rasgos. Uno de estos rasgos es su composición nutricional (cantidad de proteínas, grasas, hidratos, vitaminas, minerales,…), pero existen muchos otros rasgos que aún no se tienen presentes a la hora de formular una dieta. 
 
Gagné nos dice que, aparte de los nutrientes (rasgo más utilizado en dietética y nutrición), existen más rasgos que son importantes: 
 
  • La velocidad de crecimiento: rápido o lento
  • La dirección de crecimiento: hacia fuera/dentro, hacia arriba/abajo
  • El ritmo de crecimiento: regular o irregular
  • Temperamento: medido en términos de húmedo/seco y de caliente/templado/frío/helado.
 
¿Has notado esas otras dimensiones de los alimentos cuando comes? ¿Recuerdas algún evento donde sí lo notaste?
 
Suma tu experiencia al post y  escríbelo en comentarios. 
 

NOTAS
 
[1] Gagné, S. (1990). Food Energetics: The Spiritual, Emotional, and Nutritional Power of What We Eat (3ª edic. 2008). Rochester, Vermont: Healing Arts Press. 
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Gachas de arroz integral con trigo

El trigo es el cereal mediterráneo por excelencia. En los libros de historia de la alimentación se nombra la tríada mediterránea. 
 
¿Sabes qué alimentos la componen?
 
Piensa… Están en esta sopa de letras. 
 
 
Por su dificultad para digerir en forma de grano, nuestros ancestros encontraron formas diferentes de consumir el trigo. Por ello surgió el pan, el bulgur, el cuscús y la pasta. 
 
El trigo podemos usarlo para las gachas. De esta forma, bien cocido, con suficiente agua y mezclado con otro cereal como el arroz, sentará excelentemente. 
 
RECETA DE GACHAS DE ARROZ INTEGRAL CON TRIGO
(4-5 personas)
 
Para preparar las gachas de arroz integral y trigo necesitarás:
  • 1 taza de arroz integral (1 taza = 240 ml)
  • 1/4 de taza (60 ml) de trigo
  • 5 vasos de agua
  • Una pizca de sal (1/2 cuchradita)
La noche anterior lava el arroz y el trigo y pon ambos a remojo. Al día siguiente coloca los cereales en una olla a presión. Vierte en ella 5 tazas de agua (1,2 litros) y 1/2 cucharadita de sal. 
 
Ponlo a hervir, retira la espuma que se forme al calentarse el agua. Cierra la olla y cocina a presión media-baja durante 1 hora. Al apagar el fuego deja que la presión baje de forma natural. Abre y sirve. 

Este es el resultado final de la receta. Personaliza tu ración; adereza con semillas de girasol o calabaza y un poco de perejil.
 

NOTAS
 
[1] Aveline Kushi A. y  Esko W. (1991). The Good Morning Macrobiotic Breakfast Book. New York: Avery Publishing Group Inc. (p. 75). 
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Tortas de arroz con plátano

Las tortas de arroz son una excelente alternativa a las tostadas de pan. Cuando no dispongas de pan, tan tradicional en la zona mediterránea, puedes sacar del armario un paquete de tortas de arroz y poner dos en la tostadora. 
 
Tras unos segundos, las tortas estarán crujientes y calientes. Las untas con crema de cacahuete o almendra al gusto y las cubres de plátano cortado a rodajas. 
 
Debes tener cuidado para que las tortas no se quemen, lo suelen hacer rápido, pues son más delicadas que el pan. En vez de plátano también puedes utilizar alguna mermelada o compota de fruta. 
 
NOTA SOBRE EL PLÁTANO
 
Me sorprendió encontrarme el plátano en una receta macrobiótica. No es común, pues se considera una fruta tropical y por ello no recomendada para personas que vivan en zonas templadas. 
 
La receta se incluye en un libro de 2013 de Wendy Esko [1], autora clásica y cercana a los Kushi. Las recetas e ingredientes utilizados a lo largo de toda su obra reflejan la tendencia a la flexibilización que se da en la macrobiótica desde los años 70 a la actualidad; esto explicaría la inclusión de ingredientes como el plátano.  
 
En el mismo libro se utilizan, en pequeñas cantidades, otros alimentos tradicionalmente no recomendados como: el pimiento rojo, la leche de soja, las espinacas, la piña y el coco. 
 

NOTAS
[1] Esko, W. (2013). The Big Beautiful Brown Rice Cookbook. New York: Square One Publishers. P. 29
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La salud verdadera de Ohsawa

No siempre la dieta se ha considerado un factor relacionado con la salud. La ciencia médica y popular tenía una idea de lo que debía de ser una dieta equilibrada, y si uno se ponía malo, la única forma de curarse era con medicación o cirugía. 
 
Con los años, la ciencia médica ha corroborado lo que la macrobiótica afirmó vehementemente desde finales de los años 60. No quiere decir que la macrobiótica fuese infalible en todo, cometió errores, pero al menos, en ese aspecto, estaba por delante. 
 
Para Ohsawa la comida diaria era un factor crucial en la salud y enfermedad humana. Una dieta en armonía con el orden natural era la condición necesaria para tener salud. Además, sería capaz de prevenir y de curar la enfermedad. Por otro lado, una dieta que violase  dicho orden natural, llevaría inevitablemente a la enfermedad e infelicidad. 
 
Ohsawa recomendaba que el alimento principal fuesen los cereales. Éstos deberían completarse con legumbres, hortalizas locales y estacionales, frutas, semillas, frutos secos y una pequeña cantidad de productos animales, normalmente pescado. Ohsawa advertía sobre el efecto perjudicial de alimentos como el azúcar, la harina refinada, grandes cantidades de grasas y proteínas animales, incluyendo los lácteos, y la industrialización/artificialización de la comida. 
 
Comiendo de esta manera, uno estaría más cerca del orden natural y, por tanto, más cerca de la salud verdadera, que en palabras de Ohsawa consistía en los siguientes 7 puntos: 
 
1.-Energía física alta y constante.
2.-La capacidad para dormirse fácilmente y despertarse después de unas horas totalmente recuperado.
3.-Un apetito intenso  por alimentos simples y nutritivos, y por sexo.
4.-Un estado mental positivo y feliz, incluso ante las dificultades.
5.-Una buena memoria.
6.-Claridad y rapidez de pensamiento y acción.
7.-Una gratitud profunda por el regalo de la vida.
 
Ohsawa fue un influencer mucho antes de que la era de Internet llegase. Como le ocurre a muchos influencers hoy en día, debió tener sus seguidores y sus troles/haters. Partidarios y enemigos que actualmente siguen gritando alto en favor o en contra de su mensaje. 
 

NOTAS
 
[1] Los siete puntos en los que consiste una salud verdadera según Ohsawa, aparecen en varios textos de su bibliografía y en los de autores macrobióticos posteriores que le citan. Para la presente entrada se utilizó la información incluida en el libro de Kotzsch, Ronald E., publicado en 1988 con el título Macrobiotics Beyond Food. A Guide to Health and Well-Being. De la editorial Japan Publications, Inc. 
 
[2] Otros artículos o entradas relacionados: Descubre en Macrobiótica Mediterránea: ¿Cómo sé si estoy sano?
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Noodles fritos de verano

Noodles, pronunciado “nudels”, es una palabra inglesa que podría traducirse como tallarines o fideos de origen oriental. 
 
Los noodles tienen mucha aceptación, son rápidos y fáciles de preparar. Recuerdo que en la casa de estudio de Amsterdam eran un ingrediente muy popular. 
 
Este tipo de pasta es más ligera que la mediterránea, su textura es más delicada, dejando el protagonismo a los ingredientes que la acompañan. Indicada también para sopas. Te darás cuenta de que sacia menos que la pasta italiana. Estate atento/a y no te pases. 
 
Hay varios tipos de fideos orientales, los ideales para esta receta son los udon o los somen, que están elaborados con harina de trigo. 
 
No te preocupes por el “frito”. En el mediterráneo entendemos por frito a algo con bastante aceite. Si te fijas en la receta, apenas lleva 1 cucharada de aceite de sésamo. Sería más adecuado llamarle noodles salteados, pero por respeto a la receta original he preferido mantener el adjetivo. 
 
RECETA DE LOS NOODLES FRITOS DE VERANO [1]
 
Para 3-4 personas.
 
Te enumero los ingredientes:
 
  • 500 g de fideos orientales
  • 500 g de tofu firme cortado a dados
  • 1 cucharada de aceite de sésamo
  • 1 cebolla mediana cortada a medias lunas
  • 1 zanahoria mediana cortada a palitos finos
  • Media taza de maíz dulce. Recuerdo que 1 taza = 240 ml
  • Media taza de judías verdes, cortadas por la mitad y escaldadas
  • Cebollino picado
  • Entre 1 y 2 cucharadas de tamari
 
El primer paso es hervir los fideos siguiendo las instrucciones del paquete. Después los lavas con agua para que no se peguen. Resérvalos. 
 
Elige una sartén grande y honda, pon el aceite de sésamo. Añade la cebolla y saltea 1 ó 2 minutos. Añade el tofu, el maíz, las judías verdes y la zanahoria, saltea 1-2 minutos. En ese momento, coloca encima de la verdura los fideos, ya cocinados, y vierte sobre ellos entre 1 y 2 cucharadas de tamari. Tapa y deja cocinar a fuego medio-bajo 5 minutos, moviendo de vez en cuando. Al servir en el plato, añade cebollino picado por encima. 
 
Puedes añadir o cambiar alguna verdura y seguirá quedando bien. En mi caso no tenía judías verdes, así que utilicé guisantes congelados que herví previamente 2-3 minutos y después añadí al resto de verduras. 
 
También puedes utilizar varios tipos de tofu, el normal, a las finas hierbas, el japonés, etc. 
 

NOTAS
 
[1] Receta aparecida en el libro:
Kushi, A. y Esko, W. (1997). The Complete Whole  Grain Cookbook. Tokyo y New York: Japan Publications, Inc. Pág. 204. 
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