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Cómo la macrobiótica me congeló las manos

 

Macrobiotica y manos frias
¿Por qué la macrobiótica estándar puede congelarte las manos?

En ocasiones ocurre que el modelo que se utiliza para enseñar algo no corresponde con la solución idónea que ese modelo es capaz de proporcionar. Veamos que  quiero decir con ello.

Durante mi primer año de alimentación macrobiótica recuerdo caminar por la calle con las manos heladas. Llegaba a casa con las manos congeladas, tanto que tenía que ponerlas unos minutos debajo del grifo caliente antes de poder hacer cualquier otra cosa. A veces se quedaban blancas e insensibles. Sufría la misma sintomatología que la enfermedad de Raynaud.

Enfermedad de Raynaud: Es una afección en la cual las temperaturas frías o las emociones fuertes causan espasmos vasculares que bloquean el flujo sanguíneo a los dedos de las manos y de los pies, las orejas y la nariz.

En una ocasión René Lévy me cogió las manos para despedirse al final de una de mis estancias en Cuisine et Santé, y me dijo: “¡Oh, manos heladas!”. Me aconsejó introducir más alimentos yang a mi alimentación, por ejemplo trigo sarraceno, gomashio… “pero no demasiado” añadió.

Conforme iba estudiando macrobiótica fui realizando cambios en mi dieta. Desde hace dos años las manos ya no han vuelto a ponerse blancas. El invierno dejó mi cuerpo. ¿Qué ocurrió?  ¿Por qué, si se supone que la macrobiótica es una forma de comer sana y que previene enfermedades, lleva a tales desequilibrios?

Porque en esos casos el modelo general que se utiliza para enseñarla no es la dieta que más equilibra a la persona X.

Existen dos modelos básicos que se utilizan para enseñar la macrobiótica:  la pirámide y el gráfico circular.

piramide integral de macrobiótica
Pirámide macrobiótica. Modelo que se utiliza para la introducción y enseñanza de la dieta macrobiótica. [Extraída del extra nº12 de la revista Integral]. Pinchar en imagen para ampliar.
guia macrobiotica salud editada
Porcentajes de alimentos para una dieta macrobiótica orientada a la recuperación de la salud, que coincide a grandes rasgos con la dieta macrobiótica estándar. Imagen: Verne Varona (2009)

Si el seguir estos dos modelos le devolviese la salud a todo el mundo, querría decir que todas las personas compartimos las mismas circunstancias (constitución, clima de la zona donde residimos, puntos débiles/fuertes, estilo de vida, etc.) y eso no es cierto. Por tanto, como las circunstancias de las personas cambian, la dieta ideal que nos equilibra -nuestra dieta macrobiótica- por definición ha de ser diferente de la de los otros; y es aquí donde entra la figura del consultor macrobiótico, que es el encargado de adaptar la dieta a cada circunstancia. Querer aplicar la misma regla a todo el mundo sería como utilizar el plan de entrenamientos de Rafa Nadal para poner en forma a, por ejemplo: un niño de 12 años, un hombre de 53 que no ha hecho ejercicio en su vida, una anciana… Lo mismo ocurre cuando recomendamos a todo el mundo comer según el modelo estándar que se utiliza para la enseñanza de la macrobiótica.

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Tomates en macrobiótica

Macrobiotica sin tomates
¿Por qué los tomates tienen mala fama en macrobiótica? [Foto: Aaron Corey, Flickr]
La mayoría de las personas se sorprenden cuando en su primer encuentro con la macrobiótica les dicen que los tomates NO están recomendados. “¿Por qué? Si los tomates son una verdura y todas las verduras son sanas? Tienen pocas calorías, son refrescantes, ingrediente fundamental de la ensalada.”

¿Por qué no se recomienda el tomate?

YIN-YANG Y FAMILIA BOTÁNICA

En la macrobiótica tradicional el tomate se considera un alimento extremo Yin. Los alimentos Yang son los que hacen que nuestra energía vaya hacia el centro, es decir se contraiga (carne, huevos, alimentos salados, etc.) mientras que los alimentos extremos Yin hacen que nuestra energía se disperse (alcohol, azúcar, café… y también tomates). Al provocar este efecto dispersador, que se podría manifestar como debilidad, enfriamiento o dolor articular, no se recomienda.

Si nos dejamos guiar por la botánica, aprendemos que el tomate forma parte de una familia de plantas que contiene alcaloides,  sustancias tóxicas para el ser humano que las plantas utilizan para defenderse de los animales herbívoros. Esta es la familia de las solanáceas. De esa misma familia también son el tabaco, la belladona, la madrágora. Olga Cuevas nos comenta que la solanina es muy estable y no se destruye con la cocción ni con la digestión, por lo que se almacena en el cuerpo. En cantidades altas, la solanina es muy tóxica. Muchas personas sensibles a la solanina sufren trastornos en su estado de salud físico y psíquico, destacando la calcificación de los tejidos blandos, proceso que sucede en la artritis, la artritis reumatoide, la arteriosclerosis, la insuficiencia coronaria, la esclerosis cerebral, los cálculos renales, la bronquitis crónica, alosteoporosis, la hipertensión y el lupus eritematosos. Puede ocurrir que tras una comida donde abunden los tomates (también patatas y pimientos) tener dolores musculares y calambres que se atribuyen a la falta de calcio en sangre (la solanina lo retira).

El Dr. Peréz -Calvo Soler corrobora lo aportado por la anterior autora:

Si tomamos una cantidad importante de tomate y patata durante unos días, podemos notar alguna molestia en la esfera musculoesquelética, cuya causa no sabremos explicar y que no será otra que la acumulación de solanina. Si uno tiene una vida sedentaria y sufre de la espalda o de las rodillas, lo mejor es renunciar al tomate ya las patatas.

Tanto su clasificación como alimento extremo Yin, como su contenido en alcaloides (sustancias tóxicas para el ser humano), hacen del tomate un “NO recomendado” como alimento habitual por la macrobiótica.

NUEVAS TENDENCIAS APRUEBAN EL TOMATE

Autores como Beliveau y Gingras, en su libro Alimentos contra el cáncer, comentan que aunque es verdad que proviene de una familia de plantas muy tóxicas, el tomate maduro tiene tan reducidas cantidades de estas sustancias que no afectaría a la salud. Afirman que las raíces, tallos, hojas e incluso en el fruto verde, existe grado de toxicidad pero no así en el fruto maduro. Recomiendan su consumo por su contenido en licopeno, un potente anticancerígeno. Para aprovechar el licopeno al máximo sugieren tomate maduro y frito en aceite de oliva.

Montse Bradford, autora de libros de cocina de línea claramente macrobiótica, utiliza los tomates en algunas de sus recetas.

Hace unas semanas, en un encuentro que hubo en Portugal donde participaron numerosos consultores macrobióticos a nivel internacional, se sugirió el dejar de “prohibir” los tomates ya que eso espantaba a personas que pudiesen estar interesadas en la macrobiótica. Por el contrario recomendaron poner énfasis en la recomendación de una dieta rica en verduras, cereales y legumbres.

BUENO Y MALO

“El significado depende del contexto” se dice en semántica. Muchas veces el significado de una palabra depende de las palabras que la rodean. De la misma manera el significado de un alimento dependerá de la situación y condición del que lo coma. Steve Gagné nos ayuda en este sentido y nos habla de los efectos positivos y negativos del tomate.

1) Positivos: (a) El tomate puede ayudar a reducir el exceso de grasa acumulada en el cuerpo; (b) Puede enfriar un organismo excesivamente calentado; (c) Calma y limpia el exceso de calor del hígado.

2) Negativos: (a) Su consumo en exceso está relacionado con la artritis  y los problemas de piel, especialmente las semillas; (b) Contribuyen a la rigidez de las articulaciones y músculos; (c) Dan a la piel un aspecto sucio, oscuro y  acartonado.

¿Conoces algún otro efecto -positivo o negativo- del tomate? ¿Has observado algún síntoma al consumirlo? ¿Cómo te sienta el tomates? ¿Cuál es tu experiencia? Participa y enriquece este post con tus comentarios =)

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Trucos para que el niño coma sano

Macrobiotica sana para niños
¿Puede cautivar la macrobiótica a un niño? Vamos a necesitar algunos trucos.

¡Cada vez le gustan menos cosas! ¡Sólo quiere chino, burguer king, alitas de pollo!

¿Os suenan tales frases? Puede que vuestros hijos estén cayendo en una adicción, sí, adicción a la comida basura.

Hace ya 25 años el profesor Mariano García Rollán, advertía en su libro los peligros de una nueva forma de alimentarse que estaba llegando a España: El régimen de cafetería, que definía como “el hecho de tomar, a cualquier hora, alimentos de preparación rápida o que se compran ya preparados para comer directamente, y que tienen sabores fuertes agradables (dulces, salados, con especias o salsas), así como bebidas dulces y estimulantes”.

Mediante este tipo de alimentación se engaña al paladar pero no al organismo, que progresivamente nos protestas a través de síntomas o analíticas elevadas en glucosa o colesterol. Las hamburguesas y otros alimentos sabrosos contienen gran cantidad de grasas mientras que las cosas dulces son calorías vacías.

Mariano  también nombraba en aquellos tiempos el posible poder adictivo de estos alimentos, que 20 años después confirmamos con experimentos y descubrimientos científicos, puedes verlo en Supera la adicción al azúcar con macrobiótica. El autor escribe:

Se han hecho experiencias muy significativas con ratas, para ver hasta donde llegaba el grado de “adicción”. Las alimentadas cierto tiempo con régimen de cafetería despreciaban la comida bien equilibrada y sana que tenían al lado y se jugaban la vida, atravesando un largo túnel con temperaturas de congelación, para llegar a donde estaban colocados los alimentos tipo cafetería. A pesar de que las ratas saben instintivamente regular su balance energético controlando las cantidades que comen, los animales de las experiencias que comentamos se hacen adictos a los alimentos sabrosos somo si se tratase de una droga, comen más de lo necesario, y se ponen obesos. Se ha comprobado en su cerebro la liberación de sustancias cuyos efectos placenteros y estructura química recuerdan a los alcaloides del opio. Quizás por un motivo semejante algunas personas acaban tomando demasiadas golosinas como satisfacción de su tensión emocional, sin que ellas lo sepan.

En cuanto a los niños, el equivalente del régimen de cafetería es la ingestión de bollos dulces, bizcochos de chocolate y mil clases de preparados que dan gusto al paladar y que se toman a cualquier hora. Se comprende que es muy difícil hacer comer un buen plato de verduras a un niño que ha estado comiendo a casa momento tiernos bollitos dulces sabor a tarta o bolsitas de cosas fritas crujientes. Al final será un niño gordito, pero muy mal alimentado, que acabará con problemas de salud más pronto o más tarde.

¿Puede ayudarnos la macrobiótica en estos casos? Sí y no.

La alimentación macrobiótica no va a cautivar a ningún niño entre 8 y 12 años que haya probado las hamburguesas, comida de los chinos, etc. Le parecerá insulsa y muy poco atractiva visulamente, cosa que también sucede con muchos de los adultos. ¿Arroz integral, verduras al vapor y legumbres? ¿Qué va a hacer todo eso frente a una hamburguesa con queso y patatas con ketchup? Exiten diferentes tipos de adultos: Adultos que comen según el paladar, adultos que comen según como sienten su estómago después de comer, adultos que comen según lo que su mente les dicta dependiendo de lo que han leído o escuchado, adultos que comen según las emociones que están sintiendo, etc. Pero los niños, la inmensa mayoría, comen según el paladar y eso es algo que tenemos que tener en cuenta para introducirles o re-conducirles hacia la comida sana.

Para hacer posible esa re-conducción hacia la comida sana, os dejo algunos consejos que he comprobado que funcionan. Os invito a aumentar esta lista de consejos que nos hagan más fácil el alimentar correctamente a nuestros hijos:

1. MEZCLAR SANO Y NO SANO

La mente tiende a pensar en categorías de todo o nada. O nos inclinamos hacia las verduras y los cereales o hacia las hamburguesas y los refrescos. A la hora de re-conducir la alimentación de los más pequeños la combinación “Sano”-“No sano” puede jugar en nuestro favor. De esta manera, el niño puede admitir un alimento que de primeras rechazaría. Con el tiempo puede llegar a olvidarse o descartar la parte “No sana” del menú. Ejemplos de esta combinación serían:

  • Arroz integral con una salsa comercial que sabemos que les gusta
  • Verduras salteadas que servimos con ketchup
  • Bocadillo de un buen pan con el contenido que nos pidan (embutido, nocilla, etc.)

2. ASOCIAR DOS ALIMENTOS EN UNA MISMA COMIDA

Podemos servir siempre un alimento que guste mucho con otro que guste menos pero que sea más sano. Por ejemplo, ensalada con rollitos de primavera que hemos pedido del chino. Puede que al principio se dejen en el plato lo sano, no hay que desesperar. Otros ejemplos:

  •  Hamburguesa con brócoli y zanahoria escalfada.
  • Arroz tres delicias con pescado (empanado suele tener más éxito)
  • Fajitas con ensalada

3. APROVECHAR EL HAMBRE

Hay un dicho americano que dice algo así: No puedes obligar a un caballo a ir al río, pero puedes darle sal.

Podemos aplicar la misma lógica con los niños. Es probable que no quieran algo concreto para comer, pero si eso es la única opción que tienen después de una larga tarde de juegos lo más probable es que se lo coman. Una ocasión ideal sería cuando los recogemos de algún sitio donde hayan estado jugado o concentrados y ya sea la hora de comer algo. Por ejemplo, al recogerlos del colegio o de las actividades deportivas de la tarde.

4. IMITAR EL PLATO BASURA

La imagen SÍ que cuenta cuando se trata de alimentar a los más pequeños. Imitar platos famosos como una hamburguesa, pizza o pasta puede ser una forma de hacerles comer algo sano. Se puede preparar un menú tipo McDonald: Una buena hamburguesa, pan y patatas fritas en casa. Cambia mucho respecto al menú comprado en el real McDonald. Un detalle: Una vez vi en un reportaje que la comida en McDolnald no se servía envuelta o en cajas por casualidad. Habían descubierto que a los niños les encanta abrir paquetes.

5. ESCONDER LO BUENO

Si no quieren comer verduras podemos jugar a espías. Aprovecha cualquier salsa para esconder una zanahoria o una hoja de acelgas trituradas o cortadas muy finas de forma que pasen inadvertidas. En platos tradicionales como unas lentejas, alubias o un arroz caldoso también podemos triturar algunas verduras y añadirlas al caldo. También podemos aprovechar comidas que se comen envueltas, tipo fajitas o rollitos de primavera.

¿Conoces algún otro truco? Por favor, compártelo con nosotros a través de los comentarios. Nuestros hijos saldrán ganando.

Si estás interesado en la alimentación macrobiótica para niños puedes ir a los siguientes posts:

 

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Muesli casero macrobiótico

muesli y macrobiotica
La macrobiotica también dispone de alternativas rápidas para el desayuno.

¿El desayuno típico de la macrobiótica te resulta muy pesado de preparar o no encaja dentro de tus costumbres? ¿Te gustaría algo ligero? ¿Algo que aún siendo rápido también tenga el gusto de lo casero?

Puedes recurrir a la receta de hoy: Muesli casero. Sarah Brown, en su libro La Biblia Vegetariana, nos enseña cómo hacerlo. Entre paréntesis añado mis modificaciones. Lo tomo a temporadas, cuando sé que voy a tener poco tiempo por la mañana o cuando noto que me apetece algo crujiente y diferente al desayuno tradicional.

Ingredientes:

  • 250 g de copos de avena
  • 50 g de almendras (las suelo partir en 2 ó 3 trozos, de lo contrario una entera es demasiado para un bocado)
  • 50 g de pipas de girasol
  • 50 ml de aceite de girasol (3 cucharadas de aceite de sésamo)
  • 50 ml de extracto de malta (3 cucharadas de melaza de arroz o cebada)
  • Una pizca de sal (importante, da ese pequeño contraste que resalta el sabor dulce)

Elaboración:

(1) Mezclar todos los ingredientes en un cuenco.

(2) Añadir un poco de agua para humedecer la mezcla.

(3) Extender en una bandeja y meterla en el horno a 120º hasta que los copos estén dorados. Se puede ir mirando y removiendo la mezcla hasta alcanzar el punto deseado.

(4) En caso de querer añadir pasas o frutas deshidratadas las añadimos al sacar el muesli del horno. En la foto podéis observar que yo añadí pasas y pera deshidratada.

Los alimentos que preparamos en casa tienen algo diferente. Un pan hecho en casa, unas galletas o el muesli que presentamos en la entrada de hoy, tienen algo que la industria no puede igualar. Quizás sea el hecho de personalizarlo, le ponemos justo lo que nos gusta, o quizás la sensación de bienestar que da el cerrar un ciclo: uno crea, contempla y destruye, y así se da paso a la siguiente creación.

Para saber más sobre el desayuno en macrobiótica puedes ir a: Macrobiótica en casa, un desayuno típico y Crema macrobiótica de mijo y semillas para el desayuno.

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Macrobiótica: ¿Trampolín o cárcel?

Macrobiotica y conciencia
Más allá del alimento que elegimos está la conciencia que tenemos.

La macrobiótica puede ser un trampolín que nos permita alcanzar la alimentación consciente, o bien, una cárcel de creencias y prácticas donde quedarnos encerrados por el resto de nuestras vidas.

¿Como saber si es una cosa u otra?  Podemos utilizar las siguientes pistas:

Macrobiótica como caja, cárcel o limitación a la hora de mirar al mundo. Posibles signos y/o síntomas:

  1. Tiras de golpe y porrazo todos los alimentos prohibidos que están en tu despensa y los sustituyes por los permitidos y recomendados.
  2. Te levantas una o dos horas antes para preparar la comida y llevártela al trabajo, lo que supone un esfuerzo extra que difícilmente se verá recompensado por la comida que te preparas.
  3. Te pasas sin comer tres, cuatro o cinco horas porque a tu alcance solo hay comida… prohibida.
  4. Empiezas a decir que los alimentos no recomendados te sientan mal, cuando los habías comido sin problema hasta entonces.
  5. Dejas de ir con algunas de tus amistades porque ellos sólo quedan para comer comida basura.
  6. Intentas convencer a los demás de lo conveniente de alimentarse como tú lo haces. Te sienta mal si lo rebaten.
  7. Empeora tu aspecto, los demás te lo dicen sin parar y tú lo justificas o lo atribuyes a otras causas, esta dieta maravillosa no puede tener la culpa.
  8. Atribuyes los males de la gente al tipo de alimentación que llevan, cuando existen infinidad de causas que podrían estar explicando lo que les pasa.

Macrobiótica como trampolín o medio para alcanzar una alimentación consciente (para saber más sobre alimentación consciente ir a Macrobiótica vs Alimentacion Consciente). Síntomas y/o signos:

  1. La teoría macrobiótica te ayuda a conocer alimentos nuevos que de no ser por ella seguirías ignorando. Los pruebas, descartas los que te van mal e introduces en tu dieta los que te sientan bien.
  2. Te das cuenta de la relación existente entre un alimento (p.e. lácteos) y síntomas que venias observando en ti pero no sabías cómo remediar (alergia al polen, mucosidad). Dejas ese alimento y tu salud mejora enormemente.
  3. Descubres que la macrobiótica recomienda estilos de cocina tradicional y aprovechas la ocasión para sacar del armario el libro de recetas antiguas de tu abuela.
  4. Comprendes la importancia de que los alimentos sean reales, es decir,  que nuestro organismo los reconozca, y por tanto dejas de tomar snacks o alimentos precocinados, aunque los utilizas cuando la ocasión lo requiere. Mejor comer snacks, galletas, barritas, pizzas precocinadas,… que pasar hambre.
  5. En momentos específicos en los que tu salud no está bien, aplicas estrictamente las recomendaciones macrobióticas. Recuperas la salud en pocos días, tras ello vuelves a una alimentación menos estricta.
  6. Sigues la filosofía “Non credo” tan divulgada por George Ohsawa o Michio Kushi, en la que se promueve el no creer las cosas y seguirlas, sino probarlas y según nuestra experiencia actuar. Un ejemplo: el té kukicha me da sed, por tanto no lo tomo, prefiero infusión de tomillo o algunas mezclas tipo indú.
  7. Comprendes que la alimentación es una dimensión más de nuestra experiencia humana, que comparte importancia con otras dimensiones como la social, la psicológica o la emocional. Intentas mantener un equilibrio entre todas estas áreas.
  8. Tienes en tus armarios leche, azúcar y coca-cola porque sabes que a tu hermano le gusta y de esta manera haces que esté más feliz cuando te visita.
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