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Lista de Daniel Reid para una alimentación macrobiótica

Daniel Reid es un famoso autor estadounidense que escribe sobre filosofía oriental y curación a través de medios naturales. Uno de sus libros más famosos es “El Tao de la Vida Sana”, en el cual nos habla sobre los métodos de desintoxicación. Hacia el final del libro y en forma de resumen escribe sobre los hábitos alimentarios de una manera resumida, en forma de lista, para poder pegarla en la nevera de la cocina… Y yo me dije, ¿y por qué no en el blog de Macrobiótica Mediterránea?

LISTA DE HÁBITOS ALIMENTARIOS RACIONALES

Basado en el libro de Daniel Reid, El Tao de la Vida Sana

1. PROHIBIDO CIRCULAR A MÁS DE 80

No comer a menos que uno tenga hambre, y cuando se coma, quedarse al 80%. Si comemos demasiado aunque todo sea ecológico y de buena calidad arruinará nuestra digestión. Esta recomendación coincide con lo que nos aconsejan las personas centenarias de la isla japonesa de Okinawa. Más consejos de personas centenarias en la entrada Longevidad, consecuencia de una vida macrobiótica.

2. SENCILLEZ

Tanto al cocinar en casa como cuando vamos a un restaurante,  las comidas han de ser sencillas. Ello contribuirá a facilitar nuestra digestión y por tanto nuestra salud. Todo eso no quita que algún día queramos disfrutar de los sentidos y comer al estilo Ferrán Adriá.

3. NADA DE ACEITES HIDROGENADOS

Los aceites hidrogenados son aquellos que han sido modificados (añadiéndoles hidrógeno).  De esta manera se pueden fabricar margarinas (porque el hidrogeno hace que los aceites vegetales sean sólidos) y otros productos industriales (bollería, platos precocinados, etc.).

Odile Fernández en su libro “Alimentación Anticáncer” nos cuenta que “son grasas difíciles de digerir y sobre todo muy inflamatorias y muy dañinas para nuestro cuerpo. Estas grasas producen un incremento en la incidencia de cáncer, diabetes tipo 2, obesidad, infartos de miocardio y tromboembolismos”. No es de extrañar que Daniel Reid contemple el evitar este tipo de grasas como uno de sus puntos principales.

4. ADAPTAR EL PLATO A LOS ALREDEDORES

Adecuando lo que comemos a lo que tenemos alrededor, sea clima, condiciones laborales, relaciones personales, etc. conseguiremos el equilibrio. Hoy en día se suele oir que nuestra alimentación ha de ser equilibrada, comer un poco de todo. Pero la experiencia nos dice que esa no es la solución, muy por el contrario algunos de nuestros males están causados por ese “un poquito de todo”. Los seres humanos hemos sobrevivido porque hemos sido capaces de alimentarnos de aquello que crecía o se criaba donde viviamos. Un esquimal come focas, ballenas, etc. no come lechugas porque no crecen en su hábitat y además si las comiese moriría en dos días. Alimentándonos de acuerdo a nuestro hábitat y a la estación en que nos encontramos, estamos más conectados con la Tierra y esa conexión nos trae salud y bienestar.

5. CONSUME ALIMENTOS SIN COCINAR

Tomar por lo menos el 30-50% de nuestra dieta diaria en forma de alimentos sin cocinar, más en verano, menos en invierno. Esta recomendación contradice a la macrobiótica tradicional que apenas toca los alimentos crudos, pero hemos de rendirnos a la evidencia científica y recomendaciones de otros autores dedicados a la salud.

Dentro de esta categoría de alimentos sin cocinar podríamos incluir: verduras apenas escaldadas unos segundos, pickles/encurtidos (para saber como hacer en casa ir a Sandor Katz, experto en encurtidos), ensalada prensada (ver un ejemplo en Ensalada prensada para verano), ensaladas, fruta y frutos secos crudos.

6. NO A LOS EDULCORANTES ARTIFICIALES

Evitar estrictamente el consumo de todo tipo de edulcorantes artificiales. Limitar de forma rigurosa el consumo de azúcar blanco que tiene un efecto adictivo y contribuye a la aparición de oscilaciones bruscas en el estado de ánimo, obesidad, diabetes y otros trastornos derivados de la acidificación del organismo. Para conocer más sobre este tema puedes visitar la entrada Macrobiótica sin aspartamo.

7. MASTICAR ENTRE 30 Y 40 VECES

Una recomendación que Hiromi Shinya, autor de La Enzima Prodigiosa, también promueve. La masticación mejora la digestión, nos calma emocionalmente y nos permite disfrutar de los sabores. Reid añade:

El arroz integral, que es acidificante, en realidad se vuelve alcalinizante cuando se mastica por lo menos 100 veces, debido a la abundante insalivación en la boca con la enzima alcalina ptialina. Cuanto más mastiquemos, más se acercan al extremo alcalino de la escala y menos acidez producen en el estómago.

8. NO BEBER CUANDO SE COME

No beber zumos de frutas ni agua durante las comidas porque diluyen las secrecciones salivares y las gástricas, lo cuál retrasa la digestión y favorece la fermentación.

9. AGUA

Intenta beber por lo menos 6 vasos de agua todos los días, pero sólo entre las comidas. Ten en cuenta que el tipo de actividad que realices y el tipo de alimentos que comas variará tus necesidades de agua, pero para dar una referencia, entre 6 y 8 vasos es la cifra según autores expertos en salud como Christopher Vasey o Andreas Moritz.

Para saber más sobre el agua:

10. SIN PRISAS

Comer cuando se dispone de tiempo y tranquilidad para hacerlo. Cuánto más rápido comamos más lenta será la digestión. Para realizar correctamente la digestión el cuerpo debe encontrarse en el modo tranquilidad, el cuerpo funciona al igual que lo haría si estuviésemos descansando, disfrutando de una película o de una velada con nuestros amigos. Por el contrario cuando cuerpo se encuentra en el modo estrés todos los procesos digestivos se detienen. Situaciones como pelearse con alguien, correr, estar preocupado constantemente, etc. son momentos en los que el modo estrés está funcionando.

11. NADA SÓLIDO CUANDO ESTAMOS ENFERMOS

Cuando uno está enfermo, tiene fiebre o escalofríos, habría que evitar tomar alimentos sólidos. De esta manera le estamos dando al cuerpo la oportunidad de dedicar sus energías a la curación en lugar de tener que hacer la digestión. Tampoco habría que comer cuando uno está alterado emocionalmente (enfado, ansiedad, preocupación, etc.) ya que el sistema digestivo se bloquea, como hemos nombrado en el punto anterior.

Esta ha sido la lista que Daniel Reid nos ofrece en su libro. ¿Sabes de algún otro punto que a tu entender debería estar en la lista? ¿Que más haces tú para comer sano? No dudes en dejar tus comentarios y enriquecer así la información del post. ¡Ayúdanos a crear la lista de hábitos saludables de Macrobiótica Mediterránea!

 

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Sandor Katz, experto en encurtidos

Sandor Katz es un experto en la preparación de encurtidos (en inglés “pickles“, pronunciado /piquels/).

¿Qué son los encurtidos?

Son alimentos que puestos bajo unas determinadas condiciones (normalmente agua y sal), comienzan a fermentar dando como resultado un alimento distinto al de origen. En España son encurtidos conocidos los pepinillos, las olivas, las alcaparras, las berenjenas de almagro y otros según las zonas geográficas. Aunque hay otros alimentos que también son el resultado de la fermentación, como por ejemplo el queso o el vino, la palabra “encurtidos” se reserva para una serie de verduras como las que ya hemos dicho.

En macrobiótica se recomienda consumir una pequeña cantidad de encurtidos cada día, ya que son beneficios para nuestra digestión, aparte de ser un método más de preparación de las verduras que le da variedad a nuestro menú.

En el video de hoy podéis aprender a preparar encurtido de col y zanahoria. Sandor Katz da unas instrucciones muy claras que podéis coger nada más con ver el vídeo. Para los que no se atreven con el inglés aquí resumo comentarios más importantes.

  1. En la receta que nos presenta utiliza col cortada muy fina, zanahoria rallada y ajo troceado, pero también se puede añadir otras verduras. Yo recomiendo, si es tu primera vez, empezar con col y zanahoria.
  2. Utiliza poca sal, y según el resultado aumenta o disminuye. “Que el sabor sea tu guía”. En la receta que yo he preparado (ver más adelante) he utilizado una cucharada rasa de sal para 1/2 col lombarda y 5 zanahorias.
  3. En un bol grande se mezclan y aprietan todas las verduras durante 2 minutos, hasta que generen líquido (el agua que contienen las verduras que sale al exterior por la acción de la sal).
  4. Meter la verdura en un tarro de cerámica o en uno de cristal. No utilizar metal o plástico porque ambos materiales se corrompen con el medio ácido del líquido que envuelve las verduras.
  5. Presionar hasta que las verduras se cubran con su líquido.
  6. Asegurarse que la verdura está toda sumergida en el líquido. Se puede utilizar un vaso para sumergir la verdura. Poner una gasa por encima para que no caigan insectos.Si decides taparla con la tapadera del tarro, ábrela cada día para que salga la presión que se genera por la actividad de las bacterias que fermentan la verdura.
  7. Dejar en la cocina al menos 24hrs. Después de estas 24hrs en los meses más calurosos aconsejo meter los tarros en la nevera, en invierno pueden estar fuera.
  8. Si se forma moho en la superficie, lo cual es un problema frecuente, retíralo, el resto de la verdura sumergida estará bien.
  9. ¿Cuánto tiempo se deja fermentar? No hay una cifra exacta. Sandor recomienda probarlo pasados 2-3 días, y volver a probar pasados otros tantos… hasta que uno descubre cuál es su cifra exacta.
  10. Finalmente nos anima a preparar nuestros propios encurtidos y nos anuncia su web Wild Fermentation y su libro.

Mi experimento

Siguiendo el video de Sandor Katz decidí hacer mi propia prueba. Utilicé los siguientes ingredientes:

  • 1/2 col lombarda
  • 5 zanahorias
  • 1 cucharada rasa de sal

Corté muy fina la col, rallé la zanahoria y lo mezclé todo con la sal apretando bien. El resultado lo podéis ver en la fotografía (tarro de la derecha).

pickles en macrobiótica
Dos tarros de encurtidos caseros, un ingrediente importante de la cocina macrobiótica

El tarro de la izquierda son 2 pepinos que decidí encurtir siguiendo una receta que aprendí en el Instituto Kushi con eneldo, clavos, semillas de mostaza, vinagre de umeboshi y agua.

Dentro de unos días actualizaré la entrada para contaros cómo salió el experimento.

Actualización -22/9/2013

Hola. Hoy os escribo para informar de cómo fue el experimento. Hice la receta tal cual la explicaba Sandor Katz en su video. Utilicé las cantidades que podéis ver más arriba.

Probé la col y la zanahoria al día siguiente y hacía buen sabor pero algo salado. Conforme han ido pasando los días el sabor salado se ha rebajado y el sabor ácido, típico de los encurtidos, ha aumentado.

He utilizado el encurtido de col y zanahoria de las siguientes maneras:

  • En ensaladas, añadiendo una pequeña cantidad al resto de ingredientes.
  • Como aperitivo, tomado 10 minutos antes de la comida, mezclada con manzana o con uva.
  • Como guarnición, acompañando a cereales y/o pescado.
  • Como acompañante de pequeños bocadillos que tomo entre comidas.

Dado el resultado positivo del experimento, he preparado otro bote que tengo fermentando hace ya varios días. A este le he añadido una pequeña cantidad de cebolla.

Espero que vuestros “experimentos” también hayan dado  buenos frutos 😉

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¿Te gusta la comida macrobiótica? Elige un SÍ

Gustos y comida macrobiótica
Aprende a disfrutar de una dieta sana

La macrobiótica es un asunto que engloba muchas cosas de las que hacemos a lo largo del día –comida, ejercicio, higiene, etc.- por ello está directamente relacionada con la ciencia de los hábitos.

En pasados posts os presenté a Leo Babauta, autor del éxitoso blog ZenHabits, donde nos habla semanalmente sobre los hábitos; qué hacer para desechar los que no nos llevan a ninguna parte y qué hacer para mantener los que nos aseguran un buen futuro. Con frecuencia sigo su blog, no pudiéndome resistir a traducir de vez en cuando algunos de sus artículos (con su permiso por supuesto).

En el post  que traduzco hoy  nos habla sobre cómo nuestro gusto también es una cuestión de elección. Podemos elegir qué comida nos gusta. Al final del post tenéis un enlace al artículo original.

 EL QUE TE GUSTE LA COMIDA SALUDABLE ES UNA ELECCIÓN

Por Leo Babauta

Tengo una teoría que yo mismo he comprobado: si te gusta una comida particular es porque lo has elegido.

Estoy seguro que hay cosas a las que le daríamos la espalda: verduras (un montón de gente), o col rizada (mis hijos), berenjena (Eva), tofu (muchos no vegetarianos), quinoa (gente loca), siempre hay algo.

Pero lo que yo he aprendido es que los gustos pueden cambiar. De hecho, nosotros podemos cambiarlos a propósito:

  • Solía odiar las verduras. Ahora me encantan.
  • Odié la bebida de soja la primera vez que la probé. Ahora la bebo a diario.
  • Hace 10 años no me gustaba el arroz integral, ahora lo prefiero mucho más al arroz blanco (el cual no tiene sustancia)
  • Me solían encantar los dulces, pero los he dejado hace unos pocos meses y ahora todavía los comería pero no me darían tanto placer.

Y hay otros ejemplos. Docenas de veces he cambiado mis gustos.

Por tanto, si el gusto por la comida puede cambiar, ¿por qué a las personas no les gustan ciertos alimentos? Porque no se han acostumbrado a ellos. Una vez que te has acostumbrado, esos mismos alimentos pueden saber genial.

¿Por qué no nos gustan los sabores a los que no estamos acostumbrados? Porque esperamos que la comida buena esté dentro de un cierto rango de lo que a nosotros ya nos gusta. Dentro de nuestra zona de confort. Esto es lo que esperamos y cuando la comida no responde a lo que esperamos, sencillamente no nos gusta. No significa que la comida tenga mal sabor por sí misma. Por ejemplo, a mucha gente no le gustan los alimentos amargos… pero a mi me encantan. ¿Ciruelas umeboshi? ¿Cerveza amarga? ¿Hojas de diente de león? Me encantan. La comida nos sabe mal porque no estamos agusto con ella; no cumple nuestras expectativas.

¿Pero y si nos deshacemos de nuestras expectativas? Y si decimos: “La comida no necesita saber a nada. Vamos a ver cómo sabe”.

Oí decir que un experto en vinos quería desarrollar su paladar, y entonces probó todo tipo de cosas. Incluso la tierra. Puso tierra en su boca y comprobó cómo sabía. A mucha gente le repugnaría, ¿pero y si sólo probamos  e intentamos descubrir?

Sé curioso. Explora los sabores de las comidas. Deja a un lado las expectativas y los prejuicios. Puede que encuentres algunas cosas interesantes.

Y además: esto funciona con todo en la vida, no sólo con la comida.

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La macrobiótica se ocupa del terreno

“Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los pájaros se la comieron. Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad. Otra parte cayó entre los espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron. Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno”

Parábola del sembrador. Lc 8:4-15

Muchas enfermedades surgen porque el organismo presenta las condiciones ideales para su desarrollo, de la misma manera que una semilla crece si las condiciones son favorables. La medicina actual se centra en las enfermedades ignorando el terreno, lo que contribuye a no encontrar remedios definitivos contra muchas de nuestras dolencias.  Si no disfrutamos de un terreno en buen estado, cualquier virus o bacteria puede causar estragos, y hay miles de ellos. La medicina actual no está equivocada, pero deja fuera una parte importante que la macrobiótica contempla: El terreno.

¿Cómo cuidar el terreno para que el propio organismo pueda combatir las enfermedades y/o ayudar al tratamiento médico si este fuese necesario?

Un terreno en buen estado goza de varias características, en este post y ayudados por el libro de Odile Fernández, Mis recetas anticáncer,  desarrollaremos 3 de ellas:

EL SISTEMA INMUNE

El sistema inmune es el ejército que nos protege de las invasiones externas así como de los rebeldes de nuestro propio bando. Un sistema inmune fuerte significa frenar a tiempo revueltas indeseadas. A lo largo del día estamos haciendo cosas que lo debilitan o lo fortalecen, veamos algunas de ellas:

  • Nuestras emociones influyen en el funcionamiento de algunas de las células inmunitarias. En un estudio con mujeres de cáncer de ovario se comprobó cómo el estrés, la angustia y la falta de apoyo social hacen que las natural killer (un tipo de célula de nuestro sistema inmune) sean poco activas y en consecuencia los tumores más agresivos. Por otro lado, las intervenciones psicosociales que enseñan a los pacientes con cáncer a manejar el estrés han demostrado ser muy positivas, mejorando la actividad de las natural killer y ofreciendo un pronóstico favorable de evolución del cáncer. 
  • Existen fármacos que, paradójicamente, inhiben a las células inmunitarias: corticoides, quimioterapia.
  • Otras sustancias estimulan al sistema inmune. Las sustancias más potentes hasta ahora encontrados son los betaglucanos, extraídos en laboratorio de las algas y las setas; incorpóralas a tu dieta!
  •  Una alimentación occidental, con gran cantidad de grasas, azúcar y alimentos procesados, inhibe el sistema inmune.
  • Una alimentación basada en alimentos naturales, rica en fruta, verdura, cereales, legumbres, frutos secos, etc. estimula el sistema inmune. En este sentido la macrobiótica representa un modelo de dieta adecuado.
  • La falta de ejercicio físico debilita el sistema inmune, mientras que el ejercicio moderado lo estimula. El ejercicio físico intenso que supone una carga excesiva para el organismo debilita el sistema inmune.
  • El apoyo social favorece al sistema inmune, por el contrario, el aislamiento lo inhibe.

LA INFLAMACIÓN

Un terreno inflamado de forma crónica favorece la aparición de enfermedades. La inflamación es un proceso natural y necesario para la reparación de nuestros tejidos, pero una inflamación crónica hace que los tejidos se irriten provocando síntomas molestos. Se ha demostrado que la inflamación crónica favorece la aparición del cáncer. ¿Qué provoca la inflamación crónica?

  • Infecciones crónicas como por ejemplo: infecciones del tracto intestinal por helicobacter pylori, prostatitis, enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), virus del papiloma humano.
  • Exposición continuada a tóxicos: humo de tabaco, amianto, y otros.
  • La vivencia continuada de emociones como la ira, la envidia, el resentimiento, ansiedad o estrés.
  • Una alimentación basada en alimentos procesados ricos en azúcares, grasas saturadas, omega 6 y grasas trans. Una alimentación pobre en verduras y fruta.

Para evitar la inflamación crónica del organismo aquí hay algunas cosas que podríamos hacer:

  • Acudir al médico cuando detectemos algún tipo de infección para poner tratamiento cuanto antes y no cronificarla.
  • Controlar el ambiente al que estamos expuestos. Evitar en lo posible el humo de  tabaco, el humo de los coches y las radiaciones electromagnéticas.
  • Mantener un estado en calma. Si quieres saber algunas pistas de cómo conseguirlo puedes visitar la entrada Un enfoque macrobiótico de la forma y el espacio.
  • Evitar los alimentos inflamatorios, que son: la carne, los productos lácteos, los huevos, el aceite de soja, maíz y girasol, la margarina y mantequlla, el maíz, las patatas, las harinas refinadas, el arroz blanco, los helados, productos que contengan azúcar blanco, azúcar moreno, miel, sirope de arce y glucosa.
  • Introducir en la dieta alimentos antiinflmatorios: pescado azul, frutos secos y semillas, especias y hierbas aromáticas, verduras, algas y setas, fruta y bebidas como el té verde o el vino tinto.

EL pH

Un pH entorno a 7,35 favorece que todas las funciones de nuestro organismo se lleven a cabo correctamente. El pH, o nivel de acidez-alcalinidad, es una variable puesta de moda recientemente, ya que gente famosa está siguiendo una dieta basada en este valor (más en el post: La macrobiótica está de moda). Es una variable que se relaciona con las dos anteriores, pues un estado ácido inhibe el sistema inmune y favorece la aparición de inflamación.

¿Qué hacer para tener un pH entorno a 7,35, es decir, ligeramente alcalino?

  • Evita comer gran cantidad de alimentos acidificantes como son la carne, el embutido, los huevos, los cereales y el azúcar blanco.
  • Incorpora a la dieta alimentos alcalinizantes, especialmente las verduras de hoja verde. También otros alimentos como almendras, castañas, uvas pasa, dátiles y aceites de primera prensión en frío.
  • Cuida tu estilo de vida, evitando el estrés, el dormir poco y la falta de ejercicio.

Si quieres ampliar este tema puedes visitar las entradas siguientes:

En muchos casos las enfermedad no bajan del cielo, sino que son el resultado de muchos años de un terreno abonado para ello. Con la entrada de hoy hemos intentando tomar conciencia de ello y saber qué cosas podemos hacer para tener un terreno repleto de salud.

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Masticar: Una solución para el malestar emocional

macrobiótica y malestar emocional
Descubre qué sucede al masticar conscientemente cada bocado. La macrobiótica no es sólo nutrición.

Existen dos maneras diferentes de abordar el malestar emocional: (1) Dirigiendo nuestra atención hacia fuera. Es el modo que nos han enseñado desde pequeños. Te sientes mal, buscas la causa “ahí fuera” y la cambias. (2) Otra forma: Te olvidas de todo y te centras en ti mismo. Nadie nos habló acerca de ello cuando estábamos creciendo.

Jiddu Krishnamurti solía decir que la solución a un problema está en el problema mismo, no fuera de él. ¿A qué se refería con ello?  ¿Y que relación tiene con el acto de masticar?

Cuando nos sentimos mal, nuestra inercia es mirar hacia fuera, dirigir nuestra atención hacia todo lo que no es el malestar emocional. Miramos nuestras relaciones, nuestra situación laboral, nuestra economía, nuestra conducta,… todos son candidatos a los que colgar el cartel de “Soy la causa de tu malestar”. Si logro averiguar cuál es la causa y la arreglo, dejaré de estar mal. El método a veces funciona y a veces no. Lo curioso de todo es que nunca parece ser suficiente, ya que el malestar acaba por volver al cabo de un tiempo.

¿Existe algún remedio contra el malestar emocional recurrente? Krishnamurti apunta en esa dirección. Él dice: “No mires a ninguna otra parte, quédate con lo que es, es ahí donde está la solución”. Y para quedarse con lo que es uno ha de aprender a observar sin juicio. Para observar sin juicio podemos practicar con diferentes actividades, una de ellas es la masticación (además tendremos beneficios adicionales, ver última parte de la entrada).

Cualquier actividad que realicemos de forma consciente, observando, facilitará la observación de cualquier otra cosa que ocurra en nosotros (pensamientos, emociones, sensaciones físicas, movimientos). Podemos elegir realizar alguna práctica formal, como la meditación o el yoga, pero también podemos elegir una práctica cotidiana como lavar los platos, caminar hasta el lugar de trabajo, o bien, masticar.

Masticar conscientemente nos permitirá ser testigos sanadores de nuestro malestar emocional. Recuerdo que en una ocasión, estando en la escuela de macrobiótica Cuisine et Santé (Saint Gaudens, Francia) tuve una riña con uno de los trabajadores. Durante la comida siguiente me centré en la masticación, cada bocado, 50 veces, cada bocado, 50 veces, conscientemente… Para mi sorpresa fui testigo de la disolución del malestar. ¡Fue tan claro el efecto de masticar conscientemente! Fue algo tan físico y real; una nube de humo deshaciéndose en el cielo.

Masticar no sólo nos ayudará a sortear con éxito períodos de malestar emocional, sino que además nos aportará las siguientes ventajas:

  • Convertirá la comida ingerida en trozos diminutos, lo que aumenta su área expuesta a las enzimas digestivas de la saliva y los jugos gástricos, mejorando así la digestión y abosorción.
  • Se producirá más saliva, la cual contiene importantes enzimas que ayudan a extraer los nutrientes del alimento y neutralizar los parásitos contenidos en la comida (prevenimos así las caries o otro tipo de infecciones). Recomendada por estas razones en el super-ventas “La Enzima Prodigiosa” (pincha para ver un resumen del libro en este blog).
  • Favorecerá el predominio del sistema nervioso parasimpático por encima del simpático, lo cual le dice a todo el cuerpo: “Ahora toca hacer la digestión, nada de distracciones ni estreses”. Todo ello tiene un efecto relajante.
  • Compensará la falta de hidratación de alimentos como panes y galletas; alimentos densos que nos obligan a beber más de lo necesario.
  • Nos permitirá extraer los sabores de los alimentos integrales como cereales y verduras. Disfrutamos más de la comida.
  • Comeremos menos, pues al tardar más tiempo en ingerir la comida percibimos antes las señales de nuestro cuerpo diciéndonos que estamos saciados. Si comemos menos perderemos peso en caso de sobrarnos unos kilos. Para más recomendaciones para perder peso puedes ir a “Un método para perder peso con macrobiótica“.
  • Estaremos más tiempo en el presente, pues al estar atentos a la masticación advertimos cuando los pensamientos y/o imágenes mentales intenten llevarnos a cualquier otro sitio.

En la macrobiótica tradicional se recomienda masticar cada bocado alrededor de 50 veces. En mi opinión esa cifra hemos de tomarla como referencia y no de forma estricta. Detrás de esa cifra se esconde la recomendación más sencilla de “mastica bien lo que comes”. En este sentido, el consultor macrobiótico Verne Varona nos sugiere que no contemos las veces que masticamos,  pues puede llegar a obsesionarnos y a comer mecánicamente. En cambio, sugiere que elijamos un día a la semana, una comida, y que mastiquemos conscientemente cada bocado, sin prisa. Los efectos de esa comida irán calando en las comidas siguientes, casi sin notarlo, de forma natural.

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